El 1 de julio de 1974 siendo por tercera vez presidente de los argentinos, el General Juan Domingo Perón dejaba este mundo, su objetivo máximo de pacificar país quedaba trunco, su retorno a la argentina luego de un exilio de 18 años, tenía como premisa además sentar definitivamente las bases de una gran Nación.
Hace 44 años el líder indiscutido del movimiento nacional justicialista era parte de una noticia que nadie quería escuchar, su muerte paralizó una nuestro país, y aún resuenan los ecos de aquella jornada que dejaba.
EL Congreso de la Nación fue testigo de los cientos de miles que quisieron dar su último saludo, en un día que la lluvia evidencia la profunda tristeza que invadía a propios y extraños, a los peronistas y no peronistas, desde la juventud hasta los más viejos; nadie fue indiferente.
El regreso definitivo del general al país, ocupando definitivamente el rol del principal actor político lo llevo a ejercer la máxima magistratura el 23 septiembre de 1973, con más del 60% de los votos.
La situación de aquel comienzo de los años 70, encontraba al país con una crisis política y económica, luego de una etapa de turbulencias en que la democracia no se afianzaba y los grupos pugnaban por una cuota de poder, pero la planificación de un país más justo, estaba ausente.
Desde la máxima magistratura Perón con su mente lúcida, intentó mediante un pacto social afianzar el país, pero los ataques por izquierda y por derecha desgastaron la salud, su esfuerzo no era comprendido.
Nadie pudo llenar el vació que dejo el máximo líder de la justicia social, Perón como un gran estadista paso a la inmortalidad y forma parte del corazón de los humildes junto su compañera Evita. El paso del tiempo agiganta su figura.
