Etapa de alegatos en el juicio al “Loco Cacho”

Testigos advirtieron sobre "actitudes violentas" del acusado en relación a Silvia y Yamila Rosso, las mujeres asesinadas en Avellaneda en 2014.

Alberto Pérez, alias “el Loco Cacho”, es juzgado por el asesinato de Silvia y Yamila Rosso en diciembre de 2014 . Este lunes será el turno de los alegatos.

Se espera que declaren dos personas que todavía no brindaron testimonio. Uno de ellos es un testigo reservado que al igual que durante la primera jornada, pidió la reserva de su identidad por miedo a posibles represalias de parte del acusado. El otro sería un policía que estuvo un la escena del doble crimen.

En dialogo con Info Región, Mauricio Casas aseguró que el acusado “pensó y planificó todo” antes de cometer el ataque. “No creo casual que asesine a mi mamá y a mi hermana a fines de diciembre, siendo que estaba la feria judicial. Cuatro horas después, sin pedido de captura, pudo cruzar fácilmente a Uruguay y así estuvo un año prófugo”, agregó.

Por otro lado, apuntó que el miedo que genera “el Loco Cacho” en los testigos es una de las razones que “hicieron casi imposible el aporte de los testigos”. “El miedo es clave y una estrategia de él para tratar de que no haya pruebas en su contra. Uno de los testigos de identidad reservada dijo que pidió eso por miedo a que lo maten. Nos costó muchísimo conseguir testigos porque no se atrevían”, aseguró.

“Ojalá que se lo condene a prisión perpetua, eso es lo que va pedir el abogado”, contó, y explicó que el fiscal “no puede pedir una pena mayor a 30 años”, debido a que por un acuerdo con el Estado brasileño (país que lo extraditó), no se lo podría sentenciar a una condena mayor que la que correspondería a ese delito en aquel país.

En la primera audiencia, los testigos que declararon ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de Lomas de Zamora advirtieron sobre “las actitudes violentas” que tenía “el Loco Cacho” con las mujeres. De hecho, Mauricio Casas, hijo y hermano de las mujeres fallecidas, recordó que las agresiones habían comenzado 10 años antes.

Más tarde, dos testigos reservados situaron al presunto asesino en el lugar del hecho, mientras que otros dos testigos que habían asistido al lugar minutos después aportaron otros datos importantes.