1° de Mayo, recuerdo y lucha que aún nos convoca

Como cada 1° de mayo celebramos el Día del Trabajador en homenaje a los mártires de Chicago. Su lucha se traslada a nuestro tiempo.

Como cada 1° de mayo celebramos el Día del Trabajador en homenaje a los mártires de Chicago. Su lucha se traslada a nuestro tiempo en las medidas de fuerzas tomadas por un parte del sindicalismo que traslucen lo difícil de este momento.

Nuestro país ha pasado por mejores etapas en cuanto a conquista de los derechos del trabajador y su plena ejecución. Cabe recordar que un 24 de febrero de 1947 Perón proclamaba los derechos del trabajador.

En marzo de ese mismo año esos derechos fueron incorporados a la constitución nacional de 1949, y luego que fuera anulada en 1956, se los mantuvo en la actual como artículo 14 bis.

Los trabajadores son parte importante en el esquema del desarrollo de una Nación con prosperidad, su esfuerzo se vuelca de lleno al ciclo económico y para decir que es eficaz y sustentable, la calidad de ese desarrollo debe tener su correlato en la valoración de los derechos que otorga.

Difícil es la coyuntura en cuanto a los derechos, y el desempleo encuentra relación con los modos de producción, sobre esto resalta el Papa Francisco: “Que el trabajo no sea instrumento de alienación, sino de esperanza y de vida nueva”, en línea con Rerum Novarum conocida como la doctrina social de la iglesia.

Decía el General Perón, “trabajadores únanse y sean más hermanos que nunca”, la lucha es continúa sin descanso, sin claudicar en las fases más difíciles, de ello depende, demostrar que el ser humano no es un simple engranaje en la economía.

El hombre que se realiza puede ser feliz, pero no hay realización posible si al hombre no se le permite hacer lo que sabe o lo que puede, ese es el legado de Perón y de todos aquellos que entregaron su esfuerzo y vida para que se reconozca los derechos de trabajador.

El ideal de desarrollo de un país, es lo opuesto a una dirigencia que plantea dudas y demora la vitalidad de los derechos en pos de extrañas directrices, olvidando al humano que da vida y es núcleo del Estado que nos cobija.

Hoy y cada día nos convoca la vitalidad de los derechos del ser humano, el trabajador es una expresión que atraviesa todas las capas del sistema económico, sin ese brazo de creación, qué sentido tendría el horizonte; tan solo de acumulación económica, sin humanismo.