A 45 años de la muerte del General Perón

El 1° de julio de 1974 se informaba que a las 13:15 había fallecido el Presidente de la Nación, Teniente General Juan Domingo Perón, luego del agravamiento de su estado de salud a raíz de una broncopatía infecciosa.

Su cuerpo en principio fue velado en la capilla de la Quinta de Olivos, luego de su paso por la Catedral Metropolitana donde se realizó una misa, fue trasladado en una cureña hasta el Congreso, lugar en el cual estuvo hasta el día jueves 9 de julio.

Miles de personas pudieron despedir al líder desfilando frente a su féretro, otros cientos de miles quedaron afuera sin poder acceder, y se sumaron a todo un pueblo que acompañaron el cortejo fúnebre durante su trayecto por la avenida Callao y del Libertador, rindiendo homenaje al tres veces presidente de los argentinos.

Las demostraciones a nivel mundial que adhirieron al duelo evidenciaron la importancia de Perón como hombre de Estado, visionario y promotor de un pensamiento social que marcó la vida argentina viabilizando el desarrollo de políticas en el marco de los derechos económicos, sociales y culturales.

En resumen, del espectro político mundial que reconoció la figura de Perón podemos recordar la frase de Kurt Waldheim -Secretario General de la ONU- “Fue reconocido como destacado líder de América, a tal punto que su muerte será sentida no sólo por el pueblo de su país, sino por el mundo entero”.

Perón había regresado al país con el anhelo de pacificarlo y lograr su grandeza, sus esfuerzos, puestos de manifiesto en la búsqueda de consensos para un pacto social, quedaron truncos. Las presiones por izquierda o por derecha demostraban la incomprensión del tiempo oscuro que se avecinaba.

Su imagen, cuanto más atacada, más se engrandece; sus aportes desde el movimiento nacional tienen el reconocimiento de la comunidad que pugna por más derechos, y se basan en aquellos que se desarrollaron en mitad del siglo XX.

Su legado, el peronismo -tal cual él lo definió: amplio, buscado para consensos políticos desde centro izquierda y centro derecha, del que muchos reniegan pero luego abrazan-, vive un tiempo de reconstrucción y revalorización.

El emergente de ese proceso no deberá olvidar el balance necesario entre el interior profundo de nuestro país y la pujante ciudad de Buenos Aires, como base para una prosperidad justa y duradera.

Hoy los restos del Perón descansan en suelo bonaerense. La casa de San Vicente, que fuera refugio de su amor con Evita, hoy es un museo, y en uno de los espacios verdes que ambos supieron construir con sus propias manos, se erigió, con el aporte de muchos compañeros, un mausoleo que honra la memoria de aquel hombre que dio todo por su pueblo.

Por Antonio Arcuri

Ex Ministro de Justicia de la Provincia de Buenos Aires y ex Secretario Legal y Técnico de la Presidencia de la Nación