Burzaco: Una multitud visitó la Parroquia de San Cayetano

Como cada 7 de agosto, cientos de fieles desfilaron por la iglesia para pedir por “pan y trabajo”.

Cientos de fieles concurrieron este miércoles a la Parroquia de San Cayetano en Burzaco para ofrecerle una oración a uno de los santos más venerados del país y pedir por una mejora en su situación laboral. Otros, en cambio, agradecieron la posibilidad de contar con un empleo.

La celebración por el día del “Patrono del pan y el trabajo”, que se realiza cada 7 de agosto, se inició en la medianoche del martes con una misa del Obispo Jorge Lugones para todos los fieles que se acercaron para realizar la vigilia dentro de la parroquia. Durante el día, en tanto, el desfile de personas es incesante en la iglesia ubicada en Sempere 1370.

En diálogo con Info Región, el cura José Alberto Fernández reconoció que se estén viviendo “momentos muy difíciles” y consideró “una alegría que la gente se acerque, se apoye en la fe y tenga esperanza”.

Una de las feligreses que se acercó hasta la parroquia fue María Pía, una docente jubilada que va todos los años y en esta ocasión fue con angustia a pedir por “trabajo, salud y prosperidad” ya que lamentó que “cerraron fábricas, comercios, pymes y cada vez hay más gente en la calle que trabajando”.

Por su parte, Lorena, otra de las personas que concurrió a la iglesia, indicó a este medio que está desempleada desde hace siete meses aunque recalcó que “gracias a Dios no falta el plato de comida en la mesa”.

Durante el día se oficiaron distintas misas cada dos horas en la Parroquia y la de las 18 estará a cargo de Lugones. La jornada continuará hasta la medianoche del miércoles para dar cierre a la celebración. 

SAN CAYETANO

San Cayetano fue un presbítero italiano que vivió entre 1480 y 1547. Fue fundador de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos y en 1671 fue proclamado santo por el papa Clemente X. Se lo conoce como Santo de la Providencia, Patrono del pan y del trabajo.

Uno de los milagros que se le atribuye fue que durante una sequía, un campesino le pidió que interceda por la falta de agua y, a modo de agradecimiento, le dejó una espiga de trigo a los pies de su imagen. Tres días después, llovió tanto que la ciudad se inundó.