Frassia alertó que la inseguridad es producto de la desigualdad social

El Obispo pidió mirar y ayudar a quien esté en una posición más riesgosa, en el marco de la celebración de las Fiestas Patronales de Avellaneda.

En el marco de la celebración de las Fiestas Patronales de Avellaneda, monseñor Rubén Oscar Frassia convocó a mirar al otro, que parece  “invisible”, y advirtió que la violencia y la inseguridad son producto de la desigualdad social. Apostó a trabajar de forma colectiva.

El Obispo de la Diócesis Avellaneda-Lanús hizo un análisis de la realidad social en la cena de honor de Nuestra Señora de la Asunción que se realizó la semana pasada en el Rotary Club de Avellaneda.

“Resulta preocupante la desigualdad social y económica que nos rodea, con todo lo que ello significa. Esta fractura que atraviesa nuestra sociedad, a pesar de que nos vayamos habituando a ella, requiere de nosotros buscar alternativas para alcanzar un mayor equilibrio. Pero también es importante que nos ocupemos, mientras tanto, del que está en una posición más riesgosa, de nuestros hermanos más pobres, de los enfermos, de los ancianos, y también de los niños y jóvenes que están tan desprotegidos hoy día”, convocó.

Planteó que la “unidad” a la hora de “trabajar por alguna carencia en particular” generará que empiece a “hacer más digna” la vida de quienes sufren. “Me duele cuando veo que no se respeta a los ancianos, a las mujeres embarazadas, a los lisiados. Ni hablar de la violencia que se vive en muchas escuelas. No debemos dejarnos arrastrar por esta corriente”, pidió.

“Otros problemas preocupantes, directamente vinculados con los anteriores, es la inseguridad y la violencia, que nos afecta a diario. Sepamos que la inseguridad no se solucionará mientras no se corrija la desigualdad social y mientras no demostremos interés por los demás, particularmente por los que están en mayor riesgo. Con más policías en las calles, que los tiene que haber, no se solucionará necesariamente la violencia”, advirtió, y aclaró que “en el campo moral y social, el mal asume el rostro del egoísmo, del odio y de la indiferencia”. “Sólo el amor, que tiene la fuerza positiva de ser un don generoso y desinteresado, que puede llegar incluso hasta el propio sacrificio, es capaz de vencer el mal”, sostuvo.