Un asaltante ofrendaba lo robado a San La Muerte en Lanús


La Policía allanó una precaria vivienda en el barrio Acuba de Lanús y descubrió que un delincuente le dejaba una ofrenda –de cada delito que cometía- a San La Muerte. Había levantado un altar en su casa.

El titular de la Jefatura Distrital de Lanús, Fabián Barrios, precisó que en el altar había “mini whiskys, habanos, colgantes de oro, colgantes de macumba de religión afroamericana (umbanda), un montón de anillos de distintas clases, varios relojes entre otras cosas”.

La persona que residía en la vivienda ya se encontraba detenida, aclaró Barrios. “De cada delito que cometía, hacía una ofrenda a San La Muerte”, amplió.

Además de las estatuillas e imágenes de San La Muerte, se secuestró “varias armas de fuego y dos tumberas”. “Se trata de armas de fabricación casera, muy peligrosas para terceros ya que pueden explotar en cualquier momento”, explicó el comisario mayor.







Desarticularon una banda dedicada a robos. Este allanamiento se enmarcó en una serie de procedimientos para desarticular una agrupación que se dedicaba a robar. “A raíz de cinco allanamientos realizados en el barrio Eva Perón, cercanos a la calle Hornos y Boquerón, se procedió a la detención de cinco personas (una de ellas femenina) y se secuestraron varias armas de fuego y 4 motocicletas desarmadas de procedencia ilícita”, señalaron desde la dependencia. “Más allá que esta última persona no la metimos presa nosotros, ya lo hemos informado y se le va a sumar a las otras causas en las que ya está implicada” aclaró Barrios.







San La Muerte. No es el primer procedimiento policial en el cual se encuentran imágenes de la calavera con su guadaña y la túnica negra o blanca, motivo por el que se lo vincula directamente con delincuentes y narcotraficantes. De todos modos, su origen nada tiene que ver con la delincuencia.

La historia, que nace en el litoral argentina, cuenta que un monje jesuita se desprendió de la colonia evangelizadora, en los tiempos de Carlos III, y comenzó una tarea de ayuda al prójimo y cercana a los enfermos de lepra. Multiplicó esta tarea junto con la oración y la predicación del Evangelio, y se volvió muy popular. En reiteradas oportunidades le advirtieron que no podía seguir de forma independiente, fue apresado y, en protesta, ayunó de pie. Luego de un tiempo lo encontraron muerto en esa posición, con su túnica y un bastón que lo ayudaba a caminar.