Solidaridad gota a gota


Cuando en 1914 el médico argentino Luis Agote realizó la primera transfusión de sangre de forma exitosa en Buenos Aires, resolvió un problema que angustiaba a miles de profesionales de la salud en todo el mundo, en especial a quienes asistían a los ejércitos de la Primera Guerra Mundial.

Hoy la transfusión sanguínea ha sido identificada como una de las ocho intervenciones clave capaces de salvar vidas en los centros de salud que cuentan con atención obstétrica de emergencia durante el embarazo, el parto o el período que le sigue, denominado puerperio.

Además, las plaquetas de la sangre permiten tratar a personas con leucemias, en proceso de quimioterapia por cáncer, con déficit de producción de células sanguíneas o con hemorragias.

No obstante, más allá de los múltiples avances en la medicina, hay una realidad que no puede torcerse: la sangre no puede producirse artificialmente y la única fuente para obtenerla son los seres humanos, por lo cual la donación es la base de de la hemoterapia.

A cien años del histórico logro de Agote, ¿cómo es la realidad de la donación de sangre en el país y la región? ¿Hay suficientes bancos? ¿Alcanzan las campañas que se realizan?

“Bancos de sangre sobran, lo que deberíamos tener es más donantes. Estaríamos bien si tuviéramos un millón y medio de donantes al año en todo el territorio nacional, y actualmente estamos en 900.000 como mucho”, describe a Info Región el presidente de la Asociación Argentina de Hemoterapia (AAHI), Oscar Torres.

Por eso, el objetivo para asegurar el stock de sangre es apuntar a la conciencia social, ya que cualquier avance científico en esta área pierde significado sin el compromiso de los donantes.



Cualquiera puede donar sangre, cualquiera puede necesitarla. En los últimos seis años, el número de donantes de sangre creció un 46 por ciento en la provincia de Buenos Aires, al pasar de 219.213 en 2007 a 321.421 en 2013, según detalló hace dos semanas el ministro de Salud de la Provincia, Alejandro Collia (ver recuadro pag.4).

Estas cifras se enmarcan dentro de un “cambio de modelo” en materia de donación, según indicó a este medio la directora del Instituto de Hemoterapia de la provincia de Buenos Aires, Nora Etchenique.

“Estamos pasando del ‘donante de reposición’ moralmente obligado, a un donante comprometido con su sociedad y generoso”, menciona y destaca que el donante “no sólo viene a dar algo”. “También se toma su tiempo ya que previamente se le debe preguntar una serie de cosas, desde cómo se siente hasta cómo se cuida sexualmente, entonces es un acto sumamente generoso”, resalta.

Es por ese motivo también que las colectas que hace el Instituto buscan “trasladar la donación a los lugares de trabajo, de estudio, al barrio, a la sociedad de fomento, para que la gente no pierda tanto tiempo y sea mucho mejor la forma de donar”.

Es que, según Torres, en el país “hay una proporción muy alta de donantes” que se acercan “sólo por una situación particular, de un amigo o familiar enfermo en un hospital”. “Ese no es el donante voluntario que nosotros quisiéramos. Apuntamos a la persona que va a donar de manera solidaria, y no porque se sienta obligado por alguna situación en particular”, señala el titular de la AAHI, entidad rectora de la medicina transfusional en el país.

“Es necesario un cambio social para fomentar las donaciones y la clave en eso es la educación en la población. Porque hoy la gente tiene mitos: que donar sangre te crea un hábito perjudicial y la idea errónea de que cuando donas te podes infectar”, reflexiona.

Si bien hoy las unidades de sangre no desbordan, Etchenique aclara que “no hay muertes en la Provincia por falta de sangre ni complicaciones al respecto”. “Estamos en 2,5 por ciento de habitantes de cada 100 que donan sangre y no estamos teniendo dificultades con eso”, resalta, aunque admite que “lo ideal sería llegar a un 3 por ciento para estar más tranquilos y no en apuros”.

En ese marco, Torres cuestiona el accionar de los centros de salud (la mayoría de ellos) que por cada paciente exigen un mínimo de tres donantes, aunque justifica esa estrategia al asegurar que “muchísimos bancos de sangre lo hacen porque el donante voluntario no va”.



El ciclo de la sangre. La concepción de pedir dadores por paciente es respuesta a la falta de donantes voluntarios y, aunque existe la creencia de que esa sangre recolectada es destinada al allegado por el cual nos acercamos a donar, la realidad es que se deposita en los bancos, que ven en esta, la única posibilidad certera de poder llenarse.

En este sentido, Torres aclara que la sangre del donante “no va para el familiar o para una persona puntual, sino para la comunidad”. “Justamente la gente debería concientizarse de donar sangre para la comunidad, para el país, porque el país necesita sangre, no Juan, Pedro, mi hermana o abuela”, resalta.

Desde el área de Hemoterapia del hospital municipal Alende, de Lomas de Zamora, explicaron que “a veces hay urgencias o transfusiones de sangre de rutina que se manejan con el stock”. Pero indicaron también que “hay urgencias porque el hospital es un Materno Infantil y una guardia de adultos, donde puede venir un herido de bala y hay que suministrarle sangre”.

“Es por eso que resulta fundamental que la gente se anime a donar, ya que es un proceso que dura 5 ó 10 minutos y puede ser muy beneficioso para la comunidad en general, incluso para la propia persona que dona, que no sabe si en un futuro también va a requerirla”, advirtieron.

A esto se suma que la sangre tiene “fecha de vencimiento”. “No se puede guardar eternamente. El banco es dinámico y se renueva”, señalaron.

“Como siempre, hay algunos factores o grupos que son más escasos, porque justamente la población que tiene ese grupo y factor es menor y, por ende, el tipo de sangre más codiciado”, sostuvieron, lo que implica la necesidad de “trabajar en red”.

Según la titular del Instituto de Hemoterapia bonaerense, la idea es “tener reservas para una semana” en los bancos de sangre, en las unidades de transfusión o en las regiones sanitarias que tienen centro de colecta y distribución.

En cuanto al curso de la transfusión, hay varios pasos a seguir con el objetivo de que ésta sea segura. Torres explica que “la primera etapa consiste en que antes de la donación de sangre, el candidato pase por una entrevista médica, en la cual se buscan las situaciones de riesgo para aquellas infecciones que se transmiten por transfusión”.

“Si al donante se le hace la extracción de sangre y la misma se estudia para hepatitis B, C, para brucelosis, para sífilis, Chagas, HIV, y esa sangre es negativa, es decir que está bien, está lista para ser transfundida porque el donante es apto”, precisa.



La importancia de donar.Según la Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación, cada año mueren más de 500.000 mujeres en el mundo durante el embarazo, el parto o el puerperio, y se estima que el 25 por ciento de los fallecimientos se deben a hemorragias.

“Se trata, como siempre, de donar vida. La transfusión de sangre es un trasplante de órganos, así es como debe ser considerada, y es así como se toma en todos los hospitales bonaerenses”, subraya la directora del hospital Lucio Meléndez de Adrogué, Carolina Rocca.

Asimismo, considera que “los ciudadanos muchas veces no se dan cuenta de la importancia y relevancia de ese acto hasta que la necesitan”. “Principalmente porque es un acto muy sencillo y rápido, que puede ser muy beneficioso para un montón de personas que están pasando por alguna situación delicada. Es importante que se fomente, porque es importante para la sociedad en general”, analiza.

Según Torres, si una persona sana donara “al menos dos veces al año, la sangre no sería escasa para los trasplantes de medula ósea, operaciones del corazón o hemorragias del parto”.

“A veces lamentablemente en los países en desarrollo la principal causa de muerte de una gestante o un posparto se da por falta de sangre, porque a veces para esas hemorragias cataclísmicas no es suficiente dos bolsas de sangre, sino que se necesitan 10, 15 ó 20 y es serio tener que decir que en nuestro país se mueren las gestantes porque no tienen sangre en tiempo y forma”, advierte.

Como todo acto solidario y desinteresado, la donación de sangre no sólo implica un bien a la comunidad sino, también, garantiza un boomerang. Se dice que lo que uno da, siempre vuelve. En este caso, la frase deja de lado la metáfora y se vuelve más real que nunca: donemos por el bien y la vida de todos, pero sabiendo que nosotros potencialmente también podríamos necesitarla.