Operativo verano: los riesgos de sobre exigirse físicamente para llegar en forma


El verano está al caer y las primeras temperaturas que superan los 20ºC obligan a mostrar más nuestra contextura física, que después de meses de permanecer oculta detrás de pantalones largos y abrigos comienza a asomar con prendas cortas y livianas. Es por eso que por estos días la máxima preocupación de algunos es llegar al 21 de diciembre con una buena figura, ya sea para caminar por la calle o para lucir un traje de baño en algún lugar de veraneo. No obstante, comenzar rutinas deportivas o de entrenamiento y sobre exigirse al máximo en los meses que restan de primavera no es lo más recomendado.

Personal trainers, instructores de fitness y profesores de educación física aseguran que en esta época del año, conforme se va alejando el frío, “aumentan las ganas de empezar a moverse” y, por ende, también las inscripciones en los gimnasios. Aunque, según advierten, la mayoría lo hace en modalidad “golondrina”: arrancan en esta época y, apenas superada la etapa estival, abandonan.

El profesor de Educación Física Martín Yaeny está al frente del gimnasio “Integral Trainer” de Adrogué y remarca que, si bien en esta época del año hay “muchas más personas”, tras las vacaciones esa matrícula “desaparece”. “Todos los que arrancan en esta época, por lo general dejan”, asegura el también especialista en Alto Rendimiento.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física es el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad mundial. No obstante, son muchas las personas que viven inmersas en el sedentarismo y sólo se vuelcan a una rutina de ejercicios durante el verano, como si existieran contraindicaciones médicas con respecto a la época del año para hacer actividad física.

¿Es conveniente ejercitarse sólo durante dos o tres meses al año? Más allá de que es un lapso muy corto para que el cuerpo evidencie resultados, los especialistas consultados por Info Región advierten que “lo verdaderamente peligroso” es pasar de la inactividad a un fuerte sacrificio o exigencia física de manera apresurada y sin tomar los recaudos necesarios.

La importancia de los controles previos. Una visita al médico siempre es recomendable antes de encarar una rutina física, cualquiera sea el objetivo: bajar de peso, tonificar o ganar masa muscular.

El deportólogo, cardiólogo y médico clínico Agustín Remolina recomienda que “la gente no se largue a hacer actividad física sin estudios previos”. “Se requiere un electrocardiograma para la evaluación cardiológica, también controlar el colesterol y las glucemias”, detalla y asegura que “eso es lo básico y prácticamente lo piden en todos lados”, aunque sostiene que “es aconsejable también realizar una ergometría”.

“Esto permite chequear cómo está la actividad cardiovascular, respiratoria y la oxigenación, es decir cuidar a las personas que van a hacer ejercicio, controlar si fuman o han fumado. La actividad, de a poco, mejora la oxigenación y capacidad respiratoria, pero debe ser controlada”, sostiene.

Remolina también aconseja “llevar una muy buena hidratación” y “tomar varios litros de agua por día”. “Unos tres o tres y medio”, apunta.

En algo en lo que todos los profesionales coinciden es en la necesidad de “comenzar con actividades que no sean violentas, sino moderadas”.

Emiliano Hollmann, profesor de gimnasia y personal trainer, coincide en que las complicaciones de salud para quienes se inician en el gimnasio “pueden ser a nivel cardiovascular o respiratorio” y resalta que “hay que tener en cuenta si la persona que quiere hacer actividad física tiene un sobrepeso importante o se encuentra en su peso ideal”.

“Es determinante, sobre todo para el corazón y también para los pulmones. En el caso de que haya sobrepeso, también tiene influencia en lo muscular”, explica.

Además, pone el acento en una cuestión: al comenzar la actividad los gimnasios suelen pedir una ficha médica, aunque ésta muchas veces es completada por el propio cliente y no por un especialista en la materia. “Si este reaseguro médico lo completa la persona que va a empezar el gimnasio o la actividad, entonces no es tan fehaciente como si lo completara un médico”, cuestiona.

“Ante la pregunta ‘¿usted tiene complicaciones cardiovasculares?’, que se responde por sí o por no, muchas personas contestan mal por desconocimiento en el tema o incluso hasta mintiendo. Porque uno no sabe si no tiene problemas hasta que no se hace el chequeo”, describe Hollmann a Info Región.

Los estudios preventivos, según menciona, indican qué tipo de actividad puede realizar cada persona y con qué nivel de exigencia. “Uno tiene que indagar en la historia del paciente, qué es lo que hizo, cómo lo hizo, si realizó alguna actividad, si tuvo alguna molestia. Hacerle un testeo sobre su calidad de vida y cómo se alimenta. Porque mucha gente no come bien, no realiza actividad física y va al gimnasio de golpe a entrenarse, y eso es una bomba de tiempo”, resalta Hollmann.

El médico clínico e integrante del Círculo Médico de Lomas de Zamora (CMLZ) Mario Fichman hace hincapié en que el electrocardiograma y la ergometría deben realizarse “sobre todo, en personas que son sedentarias, fumadoras y que de toda una vida de no hacer ningún tipo de actividad, de golpe se largan a hacer algo a lo cual no están habituados”.

Además, recomienda visitar al clínico “para detectar o, bien descartar, enfermedades que puedan pasar desapercibidas, como una anemia, hipotiroidismo, etc.”. “Con los resultados, se hace un certificado de aptitud física para ser presentado en todos los gimnasios”, sostiene.

Y reitera como “fundamental” la ergometría, que es “un test reglado, en el cual se hace una sobrecarga progresiva, física, y se va midiendo tanto la respuesta de la presión arterial como algún trastorno, como puede ser una arritmia cardíaca o un problema de mala circulación coronaria”.

“Cada uno tiene que adecuarse a hacer lo que su condición física le permite, por eso siempre el ejercicio debe ser controlado por alguien que sepa en el tema”, subraya.

Constancia y paciencia. Quienes pretenden alcanzar el estado físico ideal o la figura deseada en sólo tres meses de ejercicios tienen que saber que es imposible. Según los profesionales, lo recomendable es empezar con una rutina liviana hasta que el cuerpo se adapte a la misma e ir intensificando los ejercicios de a poco.

En ese sentido, Remolina sostiene que lo mejor es “no realizar entrenamientos de tipo competitivo, sobre todo quienes nunca han hecho ejercicio o no han tenido actividad física continua”. “Si esa persona va a hacer una actividad física, debe ser de manera moderada, con un promedio de tres veces semanales, unos 25 minutos o media hora”, menciona.

“Hay que explicarle a la gente, más si es mayor, que es preferible caminar que correr. Ya que muchas veces por contagio uno se pone a correr con el tumulto en una plaza y es lo peor que se puede hacer”, advierte Remolina a Info Región.

A su vez, insiste en que “nada se hace en forma repentina, sino de forma paulatina”. “Hay algo que tiene que ver con la adaptación al ejercicio y ésta lleva un tiempo”, asegura.

En algunas personas, esta adaptación puede extenderse por “20 ó 30 días”, según cada caso y la edad. “Una vez que la persona está adaptada, sí puede exigirse un poco más, pero siempre controlándose. Lo lógico sería hacer ejercicio de forma continua y no sólo durante tres meses al año antes del verano”, indica.

Según el personal trainer Matías Arévalo, durante estos meses previos al verano es cuando se advierten “más lesiones, más fatiga muscular y otros problemas que responden a comenzar a hacer ejercicio de golpe, sumado a las altas temperaturas de la época”. Por eso coincide en que “lo recomendable es una actividad progresiva y constante, yendo de lo más simple a lo más complejo”.

Hollmann, por su parte, resalta que “por esas ansias que genera el verano, donde la gente se empieza a preocupar por el peso o por la figura”, los gimnasios o lugares de entrenamiento “se llenan y, en casos, no dan abasto para hacer atención personalizada”.

Y resalta que profesores y entrenadores “deben indagar a la persona que quiere empezar alguna actividad física sobre cómo es su vida, cómo se alimenta y qué objetivos tiene”.

“Muchas veces quieren hacer locuras, como ejercicios muy fuertes e intensos de repente y uno tiene que ir orientando al respecto y acompañar todo el proceso, para que no se sientan frustrados. Se deben plantear rutinas que estén dentro de sus posibilidades”, sostiene.

De ninguna manera el ejercicio es riesgoso. La actividad es sinónimo de salud. Pero debe tenerse en cuenta que, para que así lo sea, no debe iniciarse su práctica de forma brutal y repentina. El objetivo no debería ser a corto, sino a largo plazo: incorporar una rutina deportiva o actividad a lo largo de todo el año, la mejor receta para sentirnos saludables y vernos bien.