La región, al ritmo del 2x4


El jueves se celebró el Día Nacional del Tango, arte que lleva casi un siglo y medio de vida definiendo la identidad y el sentir rioplatense a través de la música y el baile.

La conmemoración, que se dispuso en homenaje a los referentes de las dos vertientes del tango -ya que el 11 de diciembre fue la fecha de nacimiento de Carlos Gardel (“La Voz”, ídolo y figura representativa del tango) y Julio De Caro (“La música”, reconocido director de orquesta y renovador del género)- inspiró a Info Región en el afán de descubrir latidos del 2x4 en estos lares del Conurbano.

Aunque sus orígenes fueron marginales, décadas después logró alcanzar prestigio internacional y hoy saca a relucir su atractivo para turistas e incluso para el público local.

Y aunque su centro siempre se hallará en los bodegones porteños, el arraigo del sentir tanguero logró desparramarse también en el Conurbano.

Las frecuentes visitas de Gardel al partido de Almirante Brown (ver pag.4) parecen haber dejado una huella que heredaron quienes hoy hacen posible la inmensa cantidad de milongas que existen en zona Sur, con un público que se renueva constantemente. Un género que se reinventa y sigue alimentando pasiones…

Perfume de naranjo en flor… Promesas vanas de un amor…, qué importa del después…, eterna y vieja juventud que me ha dejado acobardado… Como éstos, son cientos, tal vez miles, los versos que nos han marcado y que, al compás de un bandoneón, han acurrucado nuestra alma en algún momento de la vida.

Sonido cargado de identidad, compases auténticos de esta parte del mundo, no es difícil dejarse llevar por sus melodías… A su vez, según dicen los que saben, bailarlo sólo depende de un sentir y, por supuesto, de las ganas de aprender.

“El tango es muy amable porque da muchas posibilidades, porque no se necesita tener ninguna destreza física ni aptitud para poder bailarlo”, afirma el cantor y organizador de milongas del “Centro Cultural Padre Mugica” y del espacio “No me Olvides”, Mauricio Díaz.

En el mismo sentido, sostiene que “se puede bailar desde los 5 ó 7 años hasta los 99”. “No se necesita un conocimiento particular, por eso también acerca gente, porque cada uno puede bailarlo a su tiempo y a su forma”, resalta.

Y cuenta la anécdota de un hombre de 72 años que se acercó al Mugica para contarle que nunca había bailado, pero que era su materia pendiente. “Me preguntó si podía aprender y le contesté que lo único que necesitaba eran ganas. Al año, ya estaba bailando y en la actualidad viene a todas las milongas. No hace falta una condición o una edad”, sostiene Díaz e insiste: “El tango es muy afable y la gente del tango también, y eso es valorable porque hay otras danzas en las que si vos no bailás bien, no bailás”.

“Una vez vino una piba”, recuerda Díaz sobre un baile que organizó en Llavallol en 2004, en el cual se sacaba a bailar a los recién iniciados “como para que entren en juego”. “La chica tendría unos 16 años y me dijo que no sabía si era lo suyo, porque tenía vergüenza. Cuando terminamos de bailar le dije: ‘Yo no sé qué es lo que querés para tu vida, pero el tango es lo tuyo de acá a Japón’”.

Se trataba de Melody Celatti, campeona del mundo en 2008, quien también asegura que “para bailar tango no es necesario tener conocimiento de otra danza”. “Es un baile popular y, como tal, es la gente misma la que lo puede bailar con un poco de práctica. Te da la posibilidad de bailarlo tal como lo sientas”, advierte.

En diálogo con Info Región, la joven destaca que el tango “no es estructurado, como el clásico, donde tenés un libreto y que seguir determinadas pautas”.

Héctor Esquivel toca la guitarra hace dos años en la banda “Mal Llevado” y también organiza la milonga “Mal Llevada” en el espacio Cultura del Sur. “Se ha creado un público habitué en las milongas. Mucha gente hizo amistades y la verdad es que se genera un clima muy lindo”, cuenta.

“Se da un ambiente muy cálido, de complicidad y descontracturación, porque la gente puede venir vestida como quiera. Vienen personas de todas las edades y nadie mira mal a nadie, y eso está bueno”, marca Esquivel.

Díaz explica, en tanto, que “ha ido cambiando la forma de bailar”. “Ahora es de escuela. Se estandarizó a mediados de los años 40 su enseñanza y esta idea de los ocho pasos, que permitió que en general se baile de forma parecida y después cada uno le dé su impronta”, detalla.

Marca, asimismo, que “los primeros que lo empezaron a bailar son los llamados ‘compadritos’, que hoy suena como algo lindo pero que en esa época era gente que no le gustaba a nadie, gente que se paraba en la esquina e intimidaba”.

“Ellos, copiando el baile de los negros y sus danzas tradicionales con un estilo lambada con pierna entre medio, se largaban y los imitaban y, de repente, empezaron a bailar entre ellos para ver cómo podían inventar un nuevo género. Era un baile sencillo, como lo es ahora, que se aprendía en la calle o en la casa”, describe.

Pasión de arrabal. Porque además de generar un sentimiento, marcado por un ritmo único, da cuenta de una sensualidad extrema con movimientos pautados y otros guiados por la pasión y evidencia, también, la identidad barrial. Por eso, y por letras inigualables, es que cada vez más personas se rinden ante sus encantos.

“El tango es una música que me identifica, y nos identifica a todos. Es algo que sentimos que es propio y un medio en el que tenemos la libertad de expresarnos con claridad, en nuestro idioma, ya sea en la letra como en la música. Lo sentimos nuestro y transmite pasión, energía y profundidad”, manifiesta Esquivel.

Por su parte, Díaz menciona que el tango “tiene algo que no se encuentra en otros ritmos”. “En otros géneros, muchas veces el sentimiento y el goce pasan por lo individual, mientras que en el tango todo se comparte con el otro. Uno siente el corazón del otro cuando late y eso provoca una sensación colectiva. No hay nada más lindo que compartir, y por eso creo que se genera tanta pasión”, apunta.

Y destaca que en las milongas es real “el cuento de la media naranja”. “Es espontáneo y no es para toda la vida. Pero por tres minutos uno es el amante de la otra persona, y ahí no importa condición de nada, todos valemos igual, no hay diferencias sociales, no importa nada de uno, importa el momento. No tiene condiciones”, sostiene.

De la misma manera, el profesor de tango traza la parábola del 2x4: “Pasó de ser visto como algo marginal a adoptarse por completo y generar fascinación”.

“Cierta parte de la sociedad no quería aceptar algo popular. Se hablaba de forma diferente, se bailaba en la calle con un organito y, entonces, la gente de plata no quería vincularse a eso. Pero a la noche estaban todos en la milonga, de día era una cosa y de noche otra”, asevera Díaz y agrega que “eso fue cambiando con el tiempo”. “Entonces el tango fue entrando en el corazón de la gente a medida que todos se dieron cuenta de que era algo lindo, para compartir, y es por eso que toma rápidamente el mercado de Buenos Aires y después del mundo”, precisa.

A Celatti le gusta el tango desde chica, cuando a sus 12 años vio una película en la que una pareja bailaba. “Me pareció algo muy sensual, su vestimenta y todo, y desde ahí quise aprender”, destaca la campeona y señala: “El tango significa todo para mí, es mi motor. Empezó como un hobbie y fue metiéndose cada vez más en mis venas. Es una sensación como de enamoramiento, y hoy en día me dedico a esto, trabajo con el tango las 24 horas del día. Es una satisfacción enorme y es algo que disfruto mucho hacer. Siento que bailándolo me puedo expresar”.

El bandoneonista Diego Bracone y la bailarina Silene Marín son quienes llevan adelante la milonga “Patio Mío” en Banfield. Según indica ella, es su “sueño”.

“Viajamos por el mundo y lo que más quisimos siempre fue tener un espacio donde mostrarle a la gente todo lo que el tango tiene para dar”, expresa Marín y agrega: “Somos jóvenes y queremos que el Tango no muera”.

Asimismo, señala que Zona Sur “tiene milongas, pero no suele haber músicos en vivo casi nunca, y eso le da la magia de antaño”.

Sin tener difusión en las radios ni ser el estilo musical de moda, el tango ha sabido no sólo mantenerse vigente, sino también transgredir fronteras y llamar la atención del mundo. En la región también hacen su aporte, es que las generaciones tangueras se siguen renovando.