Cristina recibió a la cúpula de la Iglesia católica


De la reunión que se llevó a cabo en la Casa de Gobierno participó la comisión ejecutiva del Episcopado, cuyas nuevas autoridades fueron elegidas para los próximos tres años, en el marco de la asamblea plenaria que se realizó en el mes de noviembre en Pilar.

Ellos son el presidente del cuerpo, el arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo; el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, como vicepresidente primero; el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, como vicepresidente segundo; y el obispo de Chascomús, monseñor Carlos Malfa, como secretario general, como así también el cura de Gualeguay, Pedro Brassesco, subsecretario del Episcopado.

Si bien Arancedo y Cargnello fueron reelegidos en el cargo, es la primera vez que participan de estas reuniones el cardenal Poli y monseñor Malfa.

Por el Gobierno, estuvieron presentes el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; el canciller Héctor Timerman; y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri.

La audiencia. Había sido solicitada por los obispos al concluir la asamblea de noviembre, pero no se había podido concretar antes por la suspensión de actividades de la mandataria por cuestiones de salud.

En el encuentro, los obispos llevaron a la jefa de Estado su saludo de Navidad y le transmitieron el mensaje difundido la semana pasada por la comisión permanente, titulado "Y en la tierra paz a los hombres".

En ese texto, los obispos recordaron que en Navidad "Dios se hace cercano y asume nuestra condición humana haciéndonos sus hijos y renovando los ví­nculos familiares y sociales", a la vez que señalaron que "la paz siempre es un desafío y una tarea para todo hombre y mujer de buena voluntad".

"Sabemos que lo que compromete la paz tiene su raíz en el corazón del hombre herido por el pecado. Vemos sus consecuencias en los desequilibrios sociales y económicos que reclaman un orden mundial más justo; en el desprecio por la vida que es el derecho fundamental de la persona; en el delito del narcotráfico y la trata de personas", indica el mensaje de la iglesia.

El texto menciona también "la corrupción y la falta de ejemplaridad que empobrece el nivel moral de la sociedad" así como "una cultura individualista que debilita los vínculos personales y los lazos comunitarios; en un modo de pensar que privilegia el éxito del tener sobre la riqueza del ser y sus valores".