Buscan a los responsables de la muerte de Nahuel Ayala


El jueves 15 de enero, alrededor de las 21, Nahuel salió de su casa con una amiga para ir a comprar una gaseosa a un mini mercado. En el camino se cruzó con la tragedia: un Ford Ka color bordó arremetió contra él a toda velocidad, arrebatándole la vida casi en el acto. Luego, la policía determinó que el vehículo había sido robado a unas siete cuadras del lugar.

“Hacía mucho calor, así que nosotros estábamos en la puerta. Le dijimos a Nahuel que vaya a la vuelta a comprar una gaseosa, y una amiga lo quiso acompañar. Cuando dobló para el lado de Camino Negro, sucedió esto. Nos metimos adentro para ver cómo estaba la comida que estábamos cocinando y escuchamos los gritos. Cuando salí lo encontré tirado en la calle. Paré una camioneta que pasó y yo mismo lo llevé al hospital”, expresó Osvaldo Ayala, su padre.

Nahuel fue atropellado en la esquina de Ejército de Los Andes y Filardi.



La investigación. Las pesquisas aún no han podido identificar a las personas que conducían el vehículo con el que atropellaron a Nahuel. Según las investigaciones, serían dos los individuos que iban a bordo del Ford Ka. El auto, por su parte, fue abandonado a un poco más de 100 metros del lugar del siniestro, mientras que los delincuentes se dieron a la fuga corriendo.

“La Policía nos dijo que todavía no tienen nada, nos piden que esperemos. Para nosotros todo esto es terrible, nos sacaron a nuestro hijo”, manifestó Osvaldo. La denuncia fue hecha en la comisaría quinta de Villa Fiorito.



El pedido de justicia. Mientras la espera por novedades se hace larga y tensa, la familia busca manifestar su dolor y su bronca, junto con un reclamo genuino de Justicia. Es por esto hoy se movilizarán hasta la UFI 17 de Lomas de Zamora, que lleva adelante la investigación.

“Vamos a manifestarnos desde la puerta de mi casa, en Antonio Filardi al 1400, y seguramente iremos por Ejército de Los Andes hasta Camino Negro. Probablemente cortemos la calle”, indicó Ayala.



La impotencia y el dolor. “Estamos viviendo unos momentos muy difíciles. Él había terminado el tercer año de la secundaria. Estaba estudiando y me ayudaba a mí en el trabajo. Yo soy portero, pero además hago otras cosas, y cuando tenía mucho trabajo, él siempre me daba una mano”, relata Osvaldo.

Además, recordó a su hijo como “un muy buen chico”. “Rebelde, como todos a esa edad, pero era una persona bárbara. No vamos a parar hasta lograr Justicia por su muerte”, aseguró.