Construirán una estatua de bronce en recuerdo a Lola


Sólo quien sufrió la muerte de una mascota comprende el dolor que siente en estos momentos Cristian Kuperbank, que además de ser su amo, era su entrenador, pero también su compañero. Lola falleció el domingo tras padecer una insuficiencia renal. Pertenecía a la Unidad K9 de Búsqueda y Rescate de Ezeiza, bajo la cual rescató a decenas de sobrevivientes de la explosión ocurrida en Rosario en 2013, pero también a víctimas de los terremotos de Haití y Chile.

Además de recibir gran cantidad de condolencias, Kuperbank se ve reconfortado con una iniciativa que busca homenajear a la perra con la mayor cantidad de horas en misiones de rescate: se juntan llaves para erigir una estatua de bronce que la recuerde.

La idea nació en Rosario, donde en 2013 rescató a víctimas de la explosión por fuga de gas, pero se extendió a diferentes ciudades, como Mar del Plata y las de la región. “La estatua busca recordarla pero también simbolizar “el trabajo de los voluntarios y la imagen del perro como rescatista”, advierte Kuperbank a Info Región.

La Unidad K9 de Búsqueda y Rescate de Ezeiza está de duelo. Como parte de su equipo, Lola también ayudó en catástrofes y accidentes como las inundaciones en Tartagal y los terremotos de Haití, Chile, Guatemala, Nueva Zelanda y Turquía. “Cuando Lola escarba, significa que hay una persona viva, si ladra es porque la víctima está muerta”, contaba su entrenador.



La estatua. “La idea es de la artista plástica Érica Dekerki y todavía no estamos seguros en donde será emplazada. Quizás en Rosario, sobre la calle donde se derrumbó el edificio tras la explosión de gas. Pero lo que es seguro es que estará en un lugar donde la gente pueda verla, tocarla, sacarle fotos y que esté cuidada”, advirtió el entrenador.



El recuerdo de Lola. La labradora chocolate fue pieza fundamental del K9, donde trabajó a lo largo de ocho años. Fue la perra que asistió a más misiones internacionales y que ha tenido más experiencia en rescates reales de todo el país.

“Uno puede tener mil horas de entrenamiento o de simulacro, pero cuando el perro tiene muchas horas en terreno real, tenés un arma infalible. Lola llegaba al lugar y ya sabía con lo que se iba a encontrar. Ella ya no necesitaba las órdenes. Sabía sola lo que tenía que hacer” recuerda Kuperbank.

Y expresa: “Las aventuras y las cosas que viví con esa perra no las compartí con ninguna persona. Lola era casi como una persona. Yo la miraba y ya sabía que era lo que le pasaba. Y ella también tenía un nivel de percepción muy alta. Cuando uno tiene una relación así, el animal te enseña a ser humano. Ella era compañera de trabajo y una gran mascota”.

Para colaborar con el homenaje a Lola, los interesados pueden comunicarse al 155399988 o al facebook Lola, la perra rescatista.