¿Argentina rumbo al clima tropical?


2014 fue el año más lluvioso que tuvo Argentina en más de un siglo. Con un acumulado de 1.924 milímetros -siendo la provincia de Buenos Aires la región con más lluvias- se superó el récord de 1959, cuando cayeron 1.853,2.

Este dato del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) podría ser parte de una simple estadística, pero es uno de los tantos fenómenos que demuestran, desde hace años, que esta parte del mundo no está ajena al llamado cambio climático.

“Las últimas primaveras y veranos se observaron más cálidos y lluviosos que lo normal en promedio y, particularmente, en la primavera de 2014 se observaron récords diarios de lluvias”, advirtieron desde la entidad a Info Región. Sumado a esto, se prevé un 2015 aún con más lluvias, temperaturas más elevadas y tormentas cortas, pero muy intensas.

El concepto de calentamiento global ya está instalado en la sociedad, ¿pero se tomó verdadera conciencia al respecto? Según el documento “La llamada a la Acción de Lima”, aprobado por la ONU, todos los países tendrán que presentar antes del 1 de octubre compromisos “cuantificables”, “ambiciosos” y “justos” de reducción de gases de efecto invernadero.

Mientras tanto, en la atmósfera sigue aumentando la cantidad de dióxido de carbono en detrimento del oxígeno y las consecuencias ya se están viviendo en todo el planeta. Así es que especialistas y ambientalistas sostienen que Argentina, donde predominan los climas templados, está virando cada vez más hacia los cálidos o tropicales.



Lo que está cambiando. En julio no hizo el frío extremo de otros años e incluso en agosto se experimentó un “mini veranito” con temperaturas que rozaron los 32ºC. En tanto, entre diciembre y este mes, las lluvias sorprenden por su frecuencia, cada dos o tres días, y la mayoría de las veces de forma intempestiva.

Según el climatólogo del Servicio Meteorológico Nacional (SNM) José Luis Stella, es normal que se den estos fenómenos “a veces con más frecuencia y a veces con menos”. “Lo que se observa desde hace tiempo es una mayor temperatura, particularmente en verano y en primavera, por lo menos en las últimas cinco décadas”, señala a Info Región.

Con respecto a las precipitaciones, indica que “este último año que pasó y este mes, están dentro de un patrón con más lluvia que estaría asociado con la teoría del cambio climático”. “El aumento de la temperatura es algo consistente a nivel global, algo que se está dando, pero las precipitaciones es algo más variable, confluyen distintas cosas como para proyectar alguna tendencia. Pero hay que decir que en los últimos años hay un incremento en los eventos extremos de precipitación a nivel diario”, destaca.

Asimismo, menciona que, desde hace un tiempo, en Buenos Aires “las temperaturas bajo cero de invierno no son las mismas que antes”. “Está el efecto urbano, sumado a esa tendencia de aumento de la temperatura, pero particularmente en Argentina el incremento de la temperatura se ve reflejado en primavera y en verano. Durante el invierno, la tendencia en las últimas cinco décadas es a tener menores precipitaciones y también temperaturas mínimas más bajas, con mayor amplitud térmica”, detalla.

La profesora de Ciencias Naturales y ambientalista Natalia Mastroscello indica que “este es un fenómeno global, mundial”. “Los países desarrollados, como Estados Unidos, son los principales emisores de dióxido de carbono, pero las consecuencias son a nivel mundial, con la crecida de los mares, los tsunamis, las grandes tormentas. Y no siempre bajo esos fenómenos, ya que también suceden en otras partes del mundo las sequías totales, por el aumento de la temperatura, generando países desérticos”, precisa.

“Hoy en Argentina se está instalando un clima tropical. Eso se nota en los cultivos y en las aves que vivían más al Norte, las cuales ahora migran a la zona centro”, afirma Mastroscello.

El porqué del tiempo “loco”. Entre las causas a todos estos fenómenos, los especialistas mencionan al calentamiento global, causado por el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. ¿Cuál es la incidencia del accionar humano en esto?

“El aumento en la frecuencia de estos eventos climáticos tranquilamente puede relacionarse con el incremento del dióxido de carbono en la atmósfera, la industrialización y la mayor emisión del gas invernadero, que a nivel global evidenció un fuerte aumento a partir de la década del 70”, explica Stella.

Él atribuye gran parte de estas cuestiones al “factor humano y su irrupción en la naturaleza”. “La teoría del cambio climático postula que la emisión de los gases de efecto invernadero, que son emitidos por el hombre a partir de la industrialización, generan modificaciones en la atmosfera. Eso lo que hace es justamente aumentar la mayor concentración de esos gases y elevar, así, la temperatura de la atmosfera, porque retiene mayor radiación”, señala en referencia a los conocidos rayos UV.

Por su parte, Mastroscello afirma que existen dos causas principales que contribuyen al cambio climático y al calentamiento global: “el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera y la tala de árboles”.

Sobre el segundo punto, sostiene que la ausencia de árboles que produzcan oxígeno “aumenta el dióxido de carbono atmosférico, atrapa más calor y contribuye al cambio climático”. “El calor provoca mayor evaporación y eso más precipitaciones; y lo que precipitaba quizás antes en un mes, ahora cae en un día. Son fenómenos bruscos, violentos, que se dan en un tiempo corto”, explica.

Agrega, en tanto, que “otro gas invernadero dañino es el metano, generado por la descomposición de basura, como es el caso de los rellenos sanitarios, que son tan comunes”. “Todo provocado por el hombre”, advierte.

“Estamos acostumbrados a escuchar que el cambio climático está vinculado sólo a cuestiones de la naturaleza, como si el hombre estuviera exento de algún tipo de responsabilidad, pero no es así”, coincide Néstor Saracho, ambientalista de Avellaneda y asambleísta de “Vecinos de Villa Corina por un Futuro Mejor”.

Describe, asimismo, que la reciente inundación en Luján se dio “justamente porque están autorizando construcciones en lugares costeros que son reservorios de agua”. “Si se ponen bloques de cemento ahí, esa agua va a ir a otro lugar”, critica.

“Si hablamos de un tsunami es diferente, ya que no se puede controlar porque tiene que ver con el movimiento de las placas tectónicas, pero hay cosas en las que sí está incidiendo el hombre, a tal punto que filosóficamente se dice que ‘la Pacha está tomando lo que es suyo’”, advierte.

En cuanto a la tala de árboles, Nieves Baldaccini -que milita junto a Saracho- destaca que “los árboles son reguladores de temperatura”. “Un buen ejercicio para eso sería poner un termómetro al rayo del sol durante cinco minutos, anotar la temperatura y después ponerlo debajo de un árbol y hacer lo mismo: el resultado es abismal, y en verano llega a existir una distancia de 10 grados”, afirma.

“En una ciudad en donde hay cemento y no hay árboles, el panorama se vuelve mucho más complicado. Muchos vecinos se quejan de las hojas que caen de los árboles, pero nosotros vivimos gracias al oxígeno que ellos generan”, completa.

La activista ambiental Patricia Rodríguez -que fue parte de la lucha para declarar reserva natural al predio de Santa Catalina- advierte, en tanto, sobre el daño que produce la minería. .

“En Argentina ya tenemos empresas que afectan directamente los glaciares al trabajar con minería a cielo abierto. Las explosiones lo que producen es piedra en el aire, que se deposita en los glaciares y eso genera que el sol, al reflejarse, no haga de espejo y absorba el calor la roca que queda en el polvo. Esa capa hace que se vayan derritiendo los glaciares”, explica la mujer a Info Región.



Tomar conciencia. Es común encontrar a las catástrofes naturales como eje en las novelas o películas que giran en torno a la idea del “fin del mundo”. Si bien el mensaje de fondo puede parecer extremista, ¿somos conscientes del daño que la falta de cuidado ambiental puede provocar a futuro?

“Está empezando a haber conciencia”, asegura la profesora Mastroscello, aunque admite que “no está encaminada la acción, sea por falta de organización o por lo que fuere”.

En ese sentido, resalta que “uno desde su quehacer cotidiano puede contribuir a mejorar la situación”. “La separación de los residuos es un tema clave. La gente que tiene un espacio de tierra puede separar sus residuos orgánicos de la cocina y transformarlos en abono para sus plantas”, ejemplifica.

Saracho, por su parte, remarca que “es importante que la gente sepa lo que sucede, ya que no hay mucha información al respecto y uno para poder defender algo, primero tiene que conocerlo”. “Entonces dar cuenta de la problemática es vital”, sostiene.

Y con él coincide Baldaccini, quien advierte que “el ser humano va a desaparecer, pero la naturaleza se va a recomponer”. “Las consecuencias van a ser los desastres naturales y los que estamos perdiendo con esto somos nosotros. La naturaleza es demasiado grande y está dando cuentas del poder que tiene”, afirma.

Y sostiene que “hay posibilidades de cambio”. Uno de ellos, según apunta, es la utilización de autos eléctricos. “Lo que pasa es que se priorizan los negocios y ahí pierden todos”, asegura.

Cada cierta cantidad de milenios ocurre un cambio climático en el planeta. El que está comenzando no será el primero ni el último, pero la alarma se enciende al pensar que esta vez es el hombre el que incide, acelerando considerablemente el proceso, que ya no es puramente natural.