El milagro de la vida, de forma natural


La forma de llegar al mundo en una sociedad está condicionada por factores culturales. En el mundo occidental actual, el nacimiento se desarrolla en instituciones de salud como un “hecho médico”, sometiendo a la mujer a un proceso de medicalización y despersonalización. Es por eso que, en ocasión de un nuevo festejo por el Día de la Mujer, que se celebra mañana, Info Región advierte una nueva modalidad que cada vez reúne más adeptos: el parto respetado.

Al momento de atender el embarazo, en la actualidad entran en juego protocolos e intervenciones médicas como: conducción activa del parto, enemas, rasurados, goteos de oxitocina, uso de fármacos, posición horizontal y sometida de la mujer, práctica de episiotomía, intervenciones sobre el recién nacido y separación precoz del bebé y su madre.

Párrafo aparte merecen las cesáreas, que muchas veces resultan innecesarias. Aunque a nivel general el porcentaje de este tipo de partos en Argentina ronda el 30 por ciento desde hace años, en el sector privado el 50 por ciento de los bebés nacen por cesárea, según las últimas estadísticas del Ministerio de Salud.

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala a América como el continente donde más se practican estas intervenciones quirúrgicas, con el 36 por ciento de los partos, mientras recomienda que esa tasa no supere el 17 por ciento.

Es por eso que varias organizaciones de mujeres, madres y obstetras pugnan por rever estas costumbres. En ese marco, hace varias décadas existen profesionales y centros de salud especializados que ofrecen el “parto respetado”.



Cuando se desnaturaliza. El parto se convirtió desde hace décadas en un proceso intervenido médicamente, y las cesáreas programadas son el ejemplo máximo de ello. ¿Es realmente necesario acudir en todos los casos a la intervención quirúrgica?

“Cuando se comienza a aprender el oficio de partera te dicen constantemente ‘revisá, suturá, tactá, poné la vía, cortá’, pero después cuando estás en los hospitales hay mujeres que, con sólo tenerlas ahí en un lugar cómodo, tienen el parto de forma natural”, advierte la obstetra Edith Diez (MN 7648), quien sostiene que con el parto respetado ha vuelto a “naturalizarse el nacimiento”.

“El mundo estaba yendo para ese lado. Se las convencía a las mujeres de que eso es lo mejor. Desde el punto de vista de no correr riesgos y el cuidado, hasta lo más frívolo como elegir la fecha de nacimiento de tu hijo”, indica la partera, que además lleva adelante el blog “Viví tu parto”.

En ese sentido, Diez carga contra los “porcentajes perversos de la medicina”. “Es como si el mundo no estuviera poblado por gente que nace por parto natural”, sostiene.

“Como para el mundo el tiempo es dinero, todo se tiene que hacer rápido, pero países europeos como Suecia se dan cuenta que no, que hay que volver a respetar los procesos”, destaca.

Según marca Julieta Saulo, fundadora de la red de mujeres “Las Casildas”, son varias las vivencias y malas experiencias que se buscan erradicar en el marco de la lucha por el parto respetado. “A muchas madres les ocurre que no son informadas sobre las prácticas invasivas con respecto a ellas o las separan de sus bebés recién nacidos cuando no hay ninguna patología que indique un tratamiento urgente o de riesgo de vida”, apunta.

Y critica el aumento considerable en la tasa de cesáreas (ver pág.4). “Tiene que ver con patologizar un proceso y con que de repente el sistema es más controlable: se programa, se opera, te quedás tres días, te vas y se desocupa una cama”, explica, dando cuenta del rédito económico de intervenciones e internaciones.

Luis Artigas Lukojc (MN 25674) es jefe de la Unidad de Internación de la Maternidad del Hospital Pedro Fiorito, de Avellaneda, y asegura que trata de “crear una mentalidad diferente”.

“El parto da el concepto de que la mujer necesita estar internada y hospitalizada, institucionalizada. Generalmente se la rasura, se le pone una cánula, un suero; pero el acto del parto debe ser una situación espontánea, natural, sin el apoyo de ningún suero”, explica el obstetra.

Y, en ese sentido, justifica que “la mujer produce oxitocina, una hormona generada por la hipófisis, que en el trabajo de parto se pone en funcionamiento y produce las contracciones necesarias para parir”. “Pero hay que esperarla y acompañarla”, advierte.

Así, coincide con sus colegas y apunta que el embarazo está visto “como una enfermedad” y señala que se hace “pensando en proteger a la mujer de situaciones que, en realidad, no generan peligro”. “La mujer es dueña de su cuerpo y con una buena preparación puede parir sin la incorporación de ningún otro elemento”, asevera.



Beneficios del parto respetado. Aunque hace referencia al respeto de los derechos de los padres y niños en el momento del nacimiento y se fundamenta en la valoración del mundo afectivo-emocional de las personas, este tipo de partos también tiene su raíz en el mejoramiento de la salud para la mujer.

“Es necesario respetar la fisiología de la mujer, su estado de salud. Y, si no es bueno, trabajar para recuperarlo, porque el parto es un momento intenso que estresa el cuerpo y sus emociones. Entonces, en ese momento tiene que haber un estado de amor, de intimidad, de voz de madre que reciba al bebé a este nuevo mundo”, manifiesta la obstetra Ana Giménez, que también se encarga de realizar partos domiciliarios.

Saulo, en tanto, entiende a esta modalidad “como el derecho que tienen tanto la mujer, como su bebé, su compañero o compañera en ese momento tan importante, en cuanto a las elecciones”. “No llevar adelante el parto respetado implica una vulneración sistemática de los derechos de la mujer en ese estado, con todo lo que eso implica. Siento que tiene un impacto social muy grande que los niños y las niñas nazcan de manera respetuosa y amorosa en entornos no violentos”, expresa la psicóloga social.

En ese marco, los profesionales insisten en la necesidad de cambiar el paradigma “y no patologizar algo que es totalmente fisiológico y natural”. En el parto respetado, según Lukojc, prevalece “el deseo de la mujer, sus derechos y sus condiciones”.



Una tendencia que crece. A pesar de ser una minoría aún, cada vez más mujeres en el país eligen el parto respetado. “La experiencia más fuerte de esta tendencia es el parto en casa. Yo hace ocho años atendía uno cada tres meses, hoy hay meses en los que asisto hasta seis partos domiciliarios”, destaca Diez y menciona que “en la última década comenzó a tener un incremento en la población y en el deseo de las parejas”.

“En realidad en Argentina no descubrimos nada. En el mundo hay un montón de países donde las parteras trabajan de esta manera, y cuando la mujer es sana el proceso no pertenece a la medicina”, remarca la partera.

Y echa por tierra el tabú: “Las parejas que lo solicitan no son ‘hippies’. Internet ha hecho que las mujeres empiecen a investigar y a leer y elijan por ellas mismas”.

Giménez, por su parte, se desempeña en el Hospital Narciso López de Lanús, donde en 2014 se realizó la primera capacitación a nivel hospitalario en la provincia de Buenos Aires sobre parto respetado.

“Queremos, además, mejorar nuestra atención e ir a hacia las buenas prácticas recomendadas por la OMS y por el Ministerio de Salud, por lo que este año vamos por el segundo de capacitación”, resalta Giménez.

La corriente del parto respetado apunta a más partos normales, humanizados y naturalizados. A su vez, busca trabajar el aspecto físico, emocional y social para que las madres puedan tener a sus bebés en el marco de una experiencia feliz, en el momento de la vida más trascendental para cualquier mujer.