Más testigos complicaron la situación de Mangeri


La cajera de la administración del edificio donde trabajaba el encargado Jorge Mangeri y vivía la joven Ángeles Rawson, de cuyo asesinato está acusado, aseguró ayer que el portero fue a cobrar su sueldo tras la desaparición de la chica, cuando había dado parte de enfermo y supuestamente había sido "apretado" desde un auto.

Al declarar ante el Tribunal Oral Criminal 9 (TOC9) porteño en el juicio que se le sigue a Mangeri por el crimen de la adolescente en junio de 2013, Micaela Campo (38), cajera de "Schuller", la administradora del edificio de Ravignani 2337, relató su encuentro con el portero el 13 de junio, a dos días del hallazgo del cadáver de la chica.

El testimonio. La empleada recordó que le pagó el sueldo a Mangeri, quien fue ese día a la oficina de Amenábar 1944 1ro. "5", cerca de las 12.30.

"Se sentó, le pagué y hablamos un poco del tema de Ángeles", recordó la testigo, tras lo cual agregó: "Le pregunté qué sabía y dijo que nada, que la conocía de chiquita".

"Lo veía angustiado por el tema de Ángeles. Es una impresión mía, de lo que hablamos", explicó Campo sobre su encuentro con Mangeri, quien había dado parte de enfermo y supuestamente ese mismo día, más temprano, había sido amenazado desde un auto.

A preguntas de los fiscales Sandro Abraldes y Fernando Fiszer, la testigo dijo que Mangeri no le mencionó que hubiera sufrido algún tipo de intimidación por personas a bordo de un Volkswagen Polo y aclaró que tampoco lo vio atemorizado.

En tanto, cuando el defensor Adrián Tenca le preguntó si había visto al encargado con algún golpe o magullón, respondió que no.

Otra testigo. Durante la audiencia de ayer -al inicio de la cual las partes desistieron de cinco de los 17 testigos previstos- declaró además Camila Navarro (18), ex compañera de Ángeles en el Instituto Virgen Del Valle y última persona conocida que la vio viva.

La joven contó que la mañana del 10 de junio de 2013 se encontró con Ángeles en la clase de gimnasia en el predio del Ceamse de Colegiales y que al finalizar, alrededor de las 9.45, caminaron juntas hasta la esquina de Crámer y Concepción Arenal, donde se despidieron.

"Nos vemos a la tarde", le dijo Ángeles a Navarro, aunque luego no apareció en la escuela.

"Tenía el uniforme de gimnasia. Un morral negro con otros colores y tenía puestos los auriculares conectados a un MP3", recordó la joven.

Navarro contó que Ángeles "siempre avisaba" si iba a llegar tarde o a faltar, pero que eso no sucedió aquel lunes, por lo que una compañera llamada Carla le mandó desde el colegio un whatsapp para preguntarle qué le había pasado, pero el chat le dio como "recibido pero no leido".

También dijo que a la noche, cuando todas las amigas se enteraron de la desaparición de la joven mediante un grupo de Facebook, le mandaron varios mensajes, aunque el teléfono les dio apagado.

Finalmente, la testigo reconoció a Ángeles volviendo hacia su casa en dos videos que le exhibieron en la sala, tomados por cámaras colocadas en Ravignani 2085 y Ravignani 2330, éste último más conocido por haber sido difundido por distintos medios.

Además de las jóvenes, prestó declaración el subcomisario de la División Homicidios de la Policía Federal (PFA), Ricardo Juri, en la sala de audiencias situada en el sexto piso del Palacio de Tribunales porteño.

El juicio continuará la semana que viene. El miércoles se llevará adelante una nueva audiencia en la que nuevos testigos prestarán su declaración para intentar esclarecer la muerte de la joven.