Aún buscan a tres argentinos en Nepal


Un terremoto devastó Nepal el viernes. La cifra de víctimas fatales fue en aumento y llegó a los 4000 personas. En ese marco, comenzó la búsqueda de argentinos que se encontraban en ese país.

Si bien en un comienzo se confirmó que no había argentinos entre las víctimas fatales, al aumentar ese número, la preocupación apareció. De las personas que estaban desaparecidas, cuatro se contactaron ayer con la Embajada Argentina en la India y con familiares. De todos modos, sigue la búsqueda de tres ciudadanos.

Los hermanos desaparecidos. Se trata de Hugo y Juan Cruz Ganza, hermanos, de 27 y 29 años, que realizaban actividades deportivas y turísticas en la zona del Everest y que se contactaron con sus familiares el martes pasado, cuatro días antes del movimiento sísmico.

Vanesa Ganza manifestó ayer que sus primos "se contactaron por última vez a través de mensajes de whatsapp el martes; todos los días mandamos correos y llamamos a la Embajada y no saben nada". "Ellos nos decían que se iban a trasladar a otros sector porque no tenían buena señal desde donde se iban a volver a comunicar. Mi primo Juan Cruz cumple años hoy (por ayer) y no sabemos nada de él", destacó Vanesa.

Argentinos contactados. Las dos personas que se contactaron directamente ayer a través de familiares fueron Camila Lavalle y Ezequiel Ratti, cuya hermana María Eugenia lo confirmó y aseguró que se encontraban bien.

Ratti y Lavalle habían subido el sábado una foto en Facebook en el que se los veía en un camino montañoso y sus familiares no habían podido establecer más contactos por lo que conjeturaban si habían podido llegar a un hotel o a una aldea.

Panorama. La Embajada argentina en la India ubicó a 25 argentinos que estaban en Nepal al momento del terremoto. De esta manera, son tres los argentinos que todavía no hicieron contacto, los hermanos Ganza, y una persona cuyo nombre no se ha difundido.

El panorama en esas tierras de es de horror y tristeza. El terremoto provocó la caída de histórico edificios y las ruinas en las ciudades permiten imaginar el tiempo que demandará la reconstrucción. Mientras tanto, son miles las familias que lamentan las pérdidas humanas.