Toque de queda y guardia nacional en Baltimore


El Estado norteamericano de Maryland pidió refuerzos policiales y el envío de la Guardia Nacional para hacer frente a una jornada de disturbios que se desencadenaron tras las protestas por la muerte de un nuevo joven afronorteamericano. Se trata de Freddie Gray, de 25 años, que fue herido al ser detenido por la policía.

Gray sufrió un golpe en la espalda cuando el 12 de abril la Policía de Baltimore lo detuvo y pese a que solicitó asistencia médica, nunca le fue otorgada. Una semana después, el 19 de abril, falleció en el hospital debido a la herida.

En las protestas también ocurrieron múltiples destrozos como la quema de vehículos, entre ellos un patrullero, una tienda y un edificio en construcción, así como saqueos en varios comercios.

Estado de emergencia. El gobernador del estado de Maryland, el republicano Larry Hogan, que declaró el estado de emergencia en Baltimore y pidió el despliegue de más de mil efectivos de la Guardia Nacional, explicó que estuvo "en contacto" con el presidente Barack Obama para tratar la situación en la ciudad, según consignó EFE.

Por su parte, Stephanie Rawlings-Blake, la alcalde de la localidad, declaró un toque de queda en la ciudad que se prolongará durante una semana.

La ciudad de 620.000 habitantes, que cuenta con casi dos tercios de la población de etnia negra, tiene una larga historia de tensiones entre la policía y la comunidad

Últimas protestas. Ayer tuvo lugar en Baltimore el funeral del joven, al que asistieron miles de personas y que transcurrió en forma pacífica, pero cuando concluyó se desencadenaron protestas violentas que se expandieron por gran parte de la ciudad.

Incendios, saqueos de tiendas y enfrentamientos con la Policía sumieron a Baltimore en el caos y un toque de queda, poco después del entierro.

El comisario de la Policía de Baltimore, Anthony Batts, aplicó todo se ingenio y originalidad y atribuyó el desenlace violento de las protestas contra la brutalidad policial y el gatillo fácil a "estudiantes de secundaria", que asaltaron negocios, provocaron incendios e hirieron a los 15 policías.

En realidad las protestas estallaron por un problema que un gran número de afronorteamericanos en Baltimore considera cotidiano: la mayor presión policial contra los negros.

La muerte de Gray, que agonizó durante una semana en un hospital con la columna rota tras una detención, se suma a otras muertes en todo Estados Unidos de afronorteamericanos desarmados a manos de la policía como la del adolescente Michael Brown, en agosto pasado en Ferguson, Missouri, que fue baleado por un policía blanco mientras estaba desarmado.

En una conferencia de prensa, el abogado de la familia Gray, William Murphy, dijo que el problema de la brutalidad policial es un asunto de derechos humanos.