Libros e Internet: ¿quién cede en la apuesta?


Desde tener que cargar miles de ejemplares en un catálogo online; hasta brindar conectividad a los usuarios en las salas de lectura y complementar la clásica ficha catalográfica con un nuevo sistema de búsqueda. Estas son algunas de las medidas que toman las instituciones para adaptarse a los tiempos que corren.

Ante tantas modificaciones que pueden llegar a mitigar el rol de la biblioteca como fuente de consulta, adquieren mayor popularidad las actividades recreativas y talleres que brindan algunas para seguir contribuyendo a la sociedad, pero desde otro lugar.

La biblioteca “Antonio Mentruyt”, la popular “Juan María Gutiérrez” y la parlante “Norbert Di Lorenzo” fueron consultadas por Info Región acerca de la relación que mantienen con las nuevas tecnologías.

Entre libros y talleres La encargada de la Biblioteca Popular “Juan Manuel Gutierrez”, Beatriz Laneri, indica que con la facilidad que hoy tiene gran parte de la sociedad para acceder a Internet y sacar de ahí la información que busca, “se pierde mucha concurrencia”.

Ubicada en Mitre 793 –Lomas de Zamora- la “Gutiérrez” fue fundada en 1938 y cuenta con 30 mil ejemplares y cien socios activos, aproximadamente.

Emplea el programa DIGIBEPÉ que provee la CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares), el cual es un sistema integral que incluye todas las funciones de gestión de una biblioteca: catalogación; gestión de socios; préstamos y devoluciones de libros; cobranzas; la posibilidad de que los usuarios puedan visualizar el catálogo de la biblioteca a través de la web y otras más. Si bien cuenta con este nivel de organización, Laneri señala que aún “no pensaron en cargar los libros en la web”.

En este contexto, las actividades recreativas y los talleres de arte, idioma y demás, compensan –según el número de inscripciones- el bajo nivel de concurrencia que tiene la institución en estos tiempos.



Las contras de no estar conectado a la red. La realidad de la Biblioteca Parlante “Norberto Di Lorenzo” de Burzaco es distinta. “No estamos inscriptos en la CONABIP, porque al ser una biblioteca para ciegos, no cumplimos con el requisito de ser ‘para todo el público’, y por ende, no nos reconocen como entidad de bien público”, explica la directora de la institución, Analía Balbín.

Planteada esta problemática, el lugar no cuenta con la subvención que sí reciben todas las entidades asociadas al organismo nacional, y eso les impide pagar ciertos servicios “imprescindibles”. “No tenemos Internet”, subraya Balbín. Esto le contrae varias desventajas a la institución, como la imposibilidad de mantener un contacto directo con los socios vía mail y la dificultad para buscar material bibliográfico.

Sin embargo, Balbín destaca que “la biblioteca cumple una función igual de importante que la bibliotecológica, que es la función social”. Ella, acompañada por algunos voluntarios, organiza salidas, almuerzos y eventos musicales con los usuarios para que desempeñen otro tipo de actividades.

La vigencia del libro. La Biblioteca Popular“Antonio Mentruyt” –ubicada en el centro de Lomas- es la que mayor convivencia tiene con las nuevas tecnologías.

Al igual que la “Gutiérrez”, cuenta con el sistema DIGIBEPÉ, pero no se limita a eso. “Los que vienen pueden conectarse al WiFI y utilizar el servicio de catálogo en línea”, contó el bibliotecario Pablo Piñero. Eso sí, “sin dejar de lado la vieja ficha catalográfica, ya que no todo el mundo tiene la facilidad de entrar a Internet o las ganas de hacerlo”, explica.

La “Mentruyt” tiene un catálogo de 60 mil ejemplares y paulatinamente van registrando los ejemplares en la versión online.

En referencia a si la masificación de Internet pone o no en peligro la predominancia del libro como formato de lectura, Piñero cree que “la gente lo sigue eligiendo a pesar de todo”. Y destaca que “las bibliotecas son fuentes primarias de información”, ya que si se quiere buscar un dato que se publicó muchos años, “se puede encontrar en un libro”.

“El libro ha defraudado muy poco al hombre, y por eso la gente sigue viniendo”, aseguró. Y es así, las instituciones siguen recibiendo a amantes de la lectura, a quienes reciben con un incomparable aroma a hojas añejadas por el paso del tiempo.