De anónimos a ídolos posmodernos


En Internet todo ocurre intempestivamente. La información es instantánea, el bombardeo de imágenes estimulantes es sistemático y las preferencias de los cibernautas pueden variar entre gallos y medianoche. Así, se vuelve constante la reinvención en las formas de comunicarse y en el consumo de determinados sectores de la comunidad.

Dentro de este escenario, un sitio web en particular fue el caldo de cultivo ideal para un fenómeno que aún mantiene asombrados a muchos, pero que cada vez reúne más adeptos: You Tube, donde cualquier persona anónima puede saltar al estrellato y la fama de un día para otro.

Así como la comunicación ha cambiado y ha invertido el sentido -ya no es más de arriba hacia abajo sino horizontal- también se ha modificado la forma en que las nuevas generaciones perciben el mundo. Nacieron con tecnologías que permiten comunicarse al otro lado del planeta en tiempo real y que, de un momento a otro, pueden erigir como estrella a cualquier Don Nadie.

De hecho, los ídolos posmodernos para los llamados “youtubers” ya no son las inalcanzables “rockstars” o los actores del cine hollywoodense, sino personas como ellos, pero que lograron hacerse populares a través de la pantalla de la PC, en casos sin moverse de su propia casa.

En la Web, YouTube es una de las redes sociales más vigente, si se toma en cuenta su antigüedad (2005) y la cantidad de usuarios que posee actualmente (supera los 1.000 millones). Además, representa una nueva puerta para alcanzar el reconocimiento o la idolatría desde el total anonimato.

Tan es así que, el mes pasado, el “Club Media Fest” irrumpió en la agenda noticiosa argentina de manera imprevista para quienes se mantienen ajenos al micromundo de los videos online. Miles de fanáticos se acercaron hasta La Rural para asistir al primer encuentro de “youtubers” de Latinoamérica, que contó con la visita de las estrellas más populares de la red (ver “La primera convención...”).

“Yo lleve a mi hijo a ver a los youtubers, pero debimos esperar y hacer fila para conocer a Rubius, que es el que a él le gusta”, cuenta Federico, papá de Matías, de 12 años. “Mi hija me pidió ir para conocer a Mangel, a quien sigue desde hace dos años”, cuenta Marisa, mamá de una nena de 14 años.

Pero ¿de dónde salieron estas nuevas celebridades? Por su propia naturaleza, redes sociales como Twitter o Instagram son el lugar propicio para la aparición de lo que se conoce como “influencers”, personas que ganaron cierto prestigio y gran cantidad de seguidores dentro del mundo digital por ser considerados auténticos, creíbles, ingeniosos o innovadores.

Uno de los sitios predilectos de las nuevas generaciones es YouTube. El esfuerzo aplicado a la producción de cada video, los códigos e intereses compartidos entre el público joven y, por sobre todas las cosas, mostrarse “como uno mismo” de manera desenvuelta frente a la cámara, son formas de atraer público inéditas. Es que hoy los ídolos no parecen estar sobre el escenario o en la TV, sino en las pantallas digitales.

Lo que ofrecen en el mundo virtual. Sus videos pueden ir desde un tutorial hasta una crítica, un relato o una opinión sobre la vida cotidiana, quizás una parodia, pero en su mayoría están encarados con humor.

De acuerdo a sus aptitudes también varía el contenido de sus canales, donde pueden demostrar ser expertos en videojuegos, cómics, series o películas, o bien compartir algún talento, como la música, el baile, la artesanía, el maquillaje… el abanico es infinito y cuanto más original sea el contenido, mejor.

Se animan a guionarse, grabarse y editarse, siempre apuntando a un público adolescente que pueda identificarse con ellos. ¿Cómo surge esa motivación?

Facundo Sierra vive en Luis Guillón y, con tan sólo 14 años, ha superado los 1.200 suscriptores en su canal de YouTube, “Farry’s”. Según él, “todo se resume en el humor”. “Soy de esas personas que siempre hacen chistes y que les gusta hacer reír en todos los ámbitos. Entonces, al tener el canal, no sólo puedo compartir mis gustos, sino expresar y mostrar mi forma de divertirme a personas de todo el mundo, literalmente, a gente que no conozco”, sostiene.

Por su parte, Rodrigo Mendoza, que cuenta con más de 2.700 suscripciones, comenta que todo comenzó con una hernia de disco que sufrió a fines de 2010. “Me tuvo en cama por dos años y medio y, en ese momento, empecé a grabar cosas que hacíamos o juegos con amigos para reírnos entre nosotros. Hasta que en 2012 empecé a hacerlo dedicado a cualquier persona que quisiese verme”, relata.

“Arranqué por diversión, y por ese motivo lo sigo haciendo hoy. Lo que me motiva a seguir es la reacción de la gente a cada video que subo, superarme a mí mismo, video a video, y dejar libre mi mente a cualquier idea que se me vaya ocurriendo”, describe sobre su canal, “RODOtv”. Asegura también que la tarea de editar es “un proceso largo y tedioso”, pero de todos modos le resulta “divertido”.

Este joven de 24 años oriundo de Burzaco señala que sus videos “siempre están hechos con humor”. “Mis gameplays no son de 40 minutos, son de 5 o máximo 15, donde edito y dejo las ‘mejores’ partes para que sea divertido. Mis opiniones en los videoblogs también las expreso con humor”, indica.

El fenómeno es relativamente nuevo y ya cosecha millones de fanáticos en todo el mundo. La psicóloga y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) Adriana Guraieb afirma que responde “a una nueva forma de comunicar”. “Entre sus características, se destaca la facilidad de detectar los intereses de la audiencia”, sostiene.

Y, respecto al perfil promedio del “youtuber”, asegura que se trata de “personalidades histriónicas, a las que les gusta ser el centro de atención”. “Suelen ser intensos, dramáticos, humoristas, con profundo rechazo a la rutina y con capacidad de creatividad para mostrar sus productos. A los más populares en esta red les gusta la teatralidad, y les preocupa especialmente el aspecto físico, la imagen que venden. Se producen minuciosamente para ser admirados y lograr fascinar a sus seguidores, quienes con entusiasmo los imitan. Son seductores, encantadores, a veces superficiales y vanidosos”, describe.

A su vez, resalta el hecho de que “no forman parte de corporaciones ni de empresas”. “Son individuos anónimos que logran sustentar su vida a base de videos caseros, con ingenio, originalidad, mucho humor, y que atrapan a sus pares. Además, encuentran en esta actividad una manera de realizarse, también con la posibilidad de lograr éxito y dinero”, señala.

La cuestión generacional. Hoy es fácil para cualquier adulto alabar, por ejemplo, a “The Beatles”, después de lo que significó esa banda para la historia de la música. Pero husmeando en los videos de principios de los ‘60 se puede oír el griterío de un público compuesto enteramente por jovencitas; mientras los padres se escandalizaban ante cada actuación de los cuatro de Liverpool.

Salvando las distancias y las épocas, esto demuestra que, de alguna manera, el choque de generaciones es el mismo una y otra vez ante cualquier fenómeno social que, en principio, siempre es apropiado por la juventud.

Esto sucede, según la secretaria del Departamento de Niños y Adolescentes de APA, Nora Vinacur, con el fenómeno youtuber. “Se da fundamentalmente en chicos menores de 20 años, con quienes generan una conexión muy elemental debido a la identificación”, apunta.

“En la adolescencia es natural esa búsqueda de un par que haga cosas que los identifique y genere una ligazón afectiva necesaria en ese momento evolutivo. Sentir que los youtubers hacen aquello que les gusta les da la impresión de una importante conexión y de mucha libertad de expresión, sin controles ni censuras”, destaca la psicoanalista.

Pero ¿qué fue lo que hizo disparar este fenómeno a una escala inimaginable para muchos? “Estas nuevas estrellas, que algunos también llaman nuevos artistas, parecen no responder a la configuración que daba y da forma a las ‘clásicas estrellas del cine’”, explica la socióloga e investigadora del CONICET Agostina Dolcemáscolo.

Apunta, en ese aspecto, que los youtubers “no se presentan como lo inalcanzable, casi ficticio, sino que se ven atravesados por un falso velo de cercanía”. “Están ahí, siempre disponibles a través de su canal de YouTube y las redes sociales, mostrándonos desde sus casas algunos eventos graciosos que incluyen el relato de sus vidas y ‘la puesta en escena’ de su cotidianeidad”, enfatiza.

“Ellos son como nosotros, y nosotros podemos ser ellos”, es el lema que, según Dolcemáscolo, “atraviesa la construcción del fanatismo que generan entre sus seguidores”. Lo cierto es que estos últimos también adquieren un rol activo: muchos debaten en los comentarios de los respectivos canales sobre el destino o bienestar de su ídolo o incluso manifiestan algún malestar frente al retraso en la publicación del nuevo video, cuya frecuencia suele ser semanal.

Sierra (Farry’s) considera que el arraigo de esta movida se basa en que “cualquier persona puede hacerlo”. Con respecto a sus mentores en YouTube, indica: “Al momento de hacer un video puedo llegar a enfocarme un poco en el estilo de otro youtuber, como El Rubius, que ya es alguien a quien muchas personas toman como ejemplo. También están PewDiePie, JugandoConNatalia, VanossGaming, canales que se enfocan en la comedia, que es lo que más se ve en YouTube”.

Mendoza (RODOtv), en tanto, valora que “hoy ya no hace falta ser flaco, rubio, de ojos azules o tener contactos en un medio para que la gente te conozca”. “YouTube, como el resto de Internet, da la oportunidad de conocer grandes talentos. Hoy no es una elite la que elige quién triunfa y quién no, sino que elige la gente, la verdadera consumidora de estos productos”, resalta.

Es difícil para los adultos adaptarse a las modas culturales de las nuevas generaciones cuando éstas se suceden tan de prisa. No obstante, en este caso la tendencia se ha vuelto arrasadoramente popular, al punto que los más chicos ya no piden entradas para el teatro o para ver a su cantante favorito, sino apenas unos minutos frente a la pantalla para poder celebrar a sus nuevos ídolos, esos que siempre fueron de carne y hueso, pero que ahora parecen mucho más cercanos.



Por Pablo Rojas

Producción: Hernán Ferraro