Dar vida por segunda vez: donar órganos a hijos


El Día del Padre es una fecha en la que confluyen recuerdos, añoranzas y también historias de lazos indestructibles. En esta última categoría podrían ubicarse los padres que dan vida a sus hijos por segunda vez. Según la estadística del CUCAIBA, sólo el 10 por ciento de los trasplantes de órganos en la provincia se dan entre familiares. En lo que va de este año, ya se han realizado 249 trasplantes a bonaerenses y se obtuvieron 106 donantes, un 20 por ciento más que en el mismo periodo del año pasado.

“La Provincia de Buenos Aires está creciendo en procuración y trasplante de órganos y tejidos. El gobernador Daniel Scioli nos pide intensificar las campañas y la capacitación al equipo de salud para que tomen conciencia de que cuando termina una vida no termina el trabajo, sino que empieza otro: el de procurar órganos y tejidos que pueden ayudar a otra persona a sobrevivir", dijo el ministro de Salud, Alejandro Collia.

Un vínculo inquebrantable. Para Juan Manuel Villafañe (41) el Día del Padre y el Día del Donante son dos fechas que "nunca" dejará de festejar. Cuando tenía 18 años supo que padecía una enfermedad conocida como síndrome de Alport y que la única posibilidad que tenía era la del trasplante de riñón. Como en muchos casos los análisis de compatibilidad fueron entre sus familiares y aunque su hermano presentaba un alto grado de afinidad, la decisión fue inmediata: "Mi viejo, Juan Carlos, dijo enseguida que el donante iba a ser él. Para mí fue una tranquilidad, mi hermano es más chico. Fue un gesto de amor incondicional que jamás voy a olvidar".

Después de siete meses de diálisis, la operación le devolvió "una vida normal", pero también le significó pasar a ser un activo referente en la concientización sobre la donación de órganos. Desde entonces, Juan Manuel participa de campañas, ofrece charlas y tiene una participación permanente en la "comunidad de trasplantados". Hace cinco meses fue papá por segunda vez y tener a sus propios hijos le hizo comprender "verdaderamente el amor que se siente por ellos y lo que uno sería capaz hacer para que estén sanos".

Él y su padre son productores de seguros en 25 de Mayo. Si bien siempre amó a su padre, después del trasplante el vínculo se llenó de gratitud y profundidad. "Haber tenido una segunda posibilidad para vivir fue un privilegio, pero que mi papá haya sido el donante es el mayor orgullo".

La historia de Pablo. A casi 15 años de un trasplante renal que le permitió sanarse, este domingo, Pablo Grunewald (40) repartirá los festejos por el Día del Padre entre su casa con su mujer y sus hijos, la de sus padres y la de sus suegros.

Pablo es de Olavarría y recuerda como si fuera ayer aquel 11 de marzo de 2001 en que atendió el teléfono y era la gente del CUCAIBA, que lo convocaba para hacerse el trasplante: "Mis dos padres resultaron compatibles para la donación del riñón, pero enseguida decidieron que mi papá, Héctor, entrara conmigo a la sala de operaciones del hospital San Martín de La Plata cinco días después".

Durante el tiempo que estuvo en lista de espera hasta la intervención, Grunewald estudió enfermería. Además, se dedica con intensidad al atletismo y maratonismo. En 2007 representó a Argentina en los Juegos mundiales de Tailandia y obtuvo una medalla de oro en la disciplina minimaratón de 5 kilómetros para deportistas trasplantados.

"En mi profesión de enfermería veo la desesperación que causa esperar un donante. En mi caso tuve mucha suerte porque la oportunidad estaba dentro de mi familia. De alguna manera mi papá me dio una segunda vida", dijo Pablo, quien también festejará junto a sus hijos Justina (3), Joaquín (1) de un año y su esposa María Eugenia.

El trabajo de concientizar. Adrián Tarditti, responsable del CUCAIBA contó que "las campañas y el trabajo que realizamos desde el ministerio de Salud de la Provincia apuntan a concientizar a toda la población sobre la necesidad de donar órganos y tejidos, porque lo ideal es que la donación venga de un donante cadavérico".

Explicó, finalmente, que cerca del 90 por ciento de los trasplantes resultan de la donación de personas fallecidas pero reconoció que aquellos que reciben un órgano de un familiar tienen una mejor y mayor sobrevida.