Un sueño lejano: las complicaciones para acceder a la vivienda propia


Somos una pareja de profesionales y la verdad es que, sólo a base de ahorro, es imposible comprar una vivienda en zonas urbanas. Uno depende de un crédito hipotecario, pero tampoco es fácil acceder”, sostiene Andrés Martínez, que es de Luis Guillón y, junto a su pareja, ahorra todos los meses desde hace más de diez años para tener su propio hogar.

Sin bajar los brazos, optaron por el alquiler, alternativa que en la región -aunque la situación es generalizada- también es cada vez más costosa y disminuye el capital que podría destinarse a la compra.

La situación de Andrés se replica a lo largo de todo el país, pero sobre todo en las áreas metropolitanas, donde los precios de las viviendas se cuentan en dólares, a un cambio que no favorece y que, aun con un sueldo que supere el promedio, resultan casi imposibles de pagar a menos de 40 ó 50 años.

Este panorama, según el presidente del Colegio de Escribanos bonaerense, Jorge Mateo, es “el peor” de la última década en cuanto a compraventa de viviendas. “No es una opinión o simplemente una sensación; las cifras demuestran que es así”, sostiene el notario. Y asegura que 2014 fue el año con menor cantidad de compraventas de inmuebles desde 2002.

Aunque los expertos cargan las culpas sobre las restricciones a la compra-venta de dólares establecidas en 2011 y la desventajosa relación entre los salarios y los valores de las propiedades, lo cierto es que los créditos hipotecarios -a excepción del Procrear, aunque para un publico bien delimitado (ver recuadro) y el programa del Banco Ciudad- son casi inaccesibles: requisitos que la mayoría no puede cumplir, intereses altos y montos de préstamos bajos son parte del drama cotidiano para acceder a la vivienda.



Créditos para pocos. Hace dos semanas, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner señaló que “de cada 10 créditos hipotecarios que se otorgan en Argentina, nueve los da el Estado”, en referencia al plan Pro.Cre.Ar. ¿Qué es lo que ocurre en la banca privada con respecto a los préstamos?

“La desaparición de créditos para la adquisición de vivienda es una ‘desaparición’ entre comillas”, señala Mateo y explica que “naturalmente, el crédito está vigente en los bancos oficiales, pero las tasas de interés son muy altas, los ingresos de la población son muy bajos y encima no son totalmente en blanco, con lo cual nadie califica para poder obtenerlos”.

En ese sentido, apunta que “en tanto y en cuanto no aparezca un ingreso genuino razonable que esté debidamente declarado y unas tasas de interés que le permitan al asalariado pagar la cuota, el crédito existe pero no existe”. También remarca el caso de las personas que “califican para un préstamo, pero para uno insignificante, que no alcanza para comprar un inmueble”.

Raúl Moreno es de la localidad de José Mármol, en Almirante Brown, y vive esa frustración en carne propia, ya que se ve imposibilitado de adquirir una vivienda junto a su pareja. “No hay préstamos para la clase media baja que labura, es muy difícil. No te dan las oportunidades y, si te las dan, son excesivas las condiciones de pago, no hay ayudas”, cuestiona el hombre.

Aunque reconoce que “las oportunidades de financiamiento existen”, remarca que “lo que no hay es paridad de valores y sueldos”. “Supongamos que con mi pareja ganamos una determinada cantidad de plata, pero no está toda en blanco, sino sólo la mitad. Eso es un problema porque si vas a buscar un préstamo te piden un salario de 15 mil pesos en blanco”, afirma y apunta categórico: “Son inaccesibles los créditos, porque no están disponibles para el trabajador promedio”.

Con 26 años, Thiago Cornejo tiene la firme intención de irse a vivir sólo, pero también señala que para obtener un crédito hipotecario “es difícil cumplir con los requisitos”. “Y si se puede, lo que te dan es muy poco y no alcanza ni en sueños para poder comprar una casa”, asegura.

“La idea del ahorro para llegar a comprar una casa ya no está vigente, al menos que se trate de una familia muy grande y que todos pongan el ahorro de todas sus vidas. Si no, los tiempos y los salarios no te dan como para que pueda ocurrir algo así”, apunta el joven.

De la misma forma, Mateo echa por tierra esa vieja tradición. “El ahorro, mientras no haya crédito, no va a ser suficiente, porque los ingresos no son suficientes para poder vivir, con lo cual no hay forma de que la gente ahorre”, asevera.

“El mundo ha cambiado y la metodología que se utiliza en otros países desde hace muchísimos años es el crédito hipotecario. Esto se trasladó a nuestro país y hoy está detenido por la economía. Sin crédito y con ahorro puro es prácticamente imposible, teniendo en cuenta que uno mientras tanto tiene que seguir viviendo, sumado a los enormes costos y requisitos que también se piden para alquilar”, explica el titular del Colegio de Escribanos.

Por su parte, el presidente del Colegio de Martilleros de Lomas de Zamora, Juan Carlos Donsanto, propone “incentivar la actividad con créditos a la vivienda subvencionados, como en todas partes del mundo”. “Han aparecido oportunidades que brinda el Gobierno, pero relacionadas a la economía en particular, y no destinadas a mejorar el mercado inmobiliario”, explica.

“Creo que Pro.Cre.Ar es una medida positiva, no la desestimo, pero no alcanza, es insuficiente y no se ve plasmado”, opina Donsanto y apunta que “lo ideal sería generar desde el Gobierno remesas de dinero para ser colocado en el mercado inmobiliario, a una tasa accesible al salario, porque los créditos que puedan haber hoy no son accesibles para la gente”.



Las dificultades de alquilar. Ante la imposibilidad de la compra, ser inquilino resulta la primera opción. Sin embargo, hoy también el alquiler implica una erogación importante y, además, los gastos que genera alejan aún más el sueño de la casa propia.

“Mes a mes me duele pagar lo que pago de alquiler. Sobre todo, me afecta cuando hago el contrato porque se hace una liquidación final de lo que vas a pagar en dos años, que es muchísimo dinero”, menciona a Info Región Gladys Ortiz, de 45 años, que alquila “desde toda la vida”.

En términos concretos, la mujer afirma que en cinco años de alquileres invirtió “más de 500 mil pesos”. “Con lo que pague de alquileres me hubiera comprado una casa o estaría terminando de pagarla”, lamenta, por lo que considera que el sueño de la casa propia “es muy lejano”.

“Pagando un alquiler nunca vamos a tener nuestro propio techo”, asegura Ortiz, quien califica como “triste” el panorama de “los laburantes y estudiantes que no tienen acceso al crédito”.

Frente a las complicaciones para la obtención de un crédito, Raúl Moreno también tuvo que optar por alquilar con su pareja, pero aclara que “tampoco es una situación fácil”

“Te piden un mes de anticipo, un mes de depósito y la comisión de la inmobiliaria, que es casi un 5 por ciento del total, casi un alquiler mas”, advierte y comenta que para pagar el total necesario tuvo que pedir un préstamo “ya que el monto superaba los 12 mil pesos”. “Todo antes de empezar a vivir, solo para entrar; además de los 3 mil pesos por mes de alquiler”, sostiene.

Otras condiciones consisten en presentar los recibos de sueldo y garantes con tres años de antigüedad de trabajo en blanco. “Por suerte los conseguimos sin problemas. Generalmente lo que piden también son garantes propietarios, pero tuvimos suerte porque este no fue nuestro caso”, indica.

Y da cuenta de una realidad que afecta a todos por igual: el enorme desfasaje entre los salarios y el valor, cada vez más alto, de las propiedades, en un combo que se vuelve altamente desforable si se tiene en cuenta la ausencia de créditos accesibles que permitan costearlas con tasas de interés acorde y a largo plazo.