Ganadores en el deporte y la vida


El objetivo no fue sólo que Mar del Plata 2015 sea el mejor mundial de la historia de los WTG (World Transplants Games), sino que en toda la región latinoamericana haya más donantes y, por ende, más vida. Que todo el mundo sepa que los trasplantados llevamos una vida plena y que el deporte es salud”, resalta Hernán Sachero, uno de los casi 200 deportistas trasplantados que entrenan y compiten en diferentes disciplinas en Argentina.

En la última edición del Mundial para Trasplantados, el nadador de Almirante Brown cosechó seis medallas. Pasó de la internación, la diálisis y la convalecencia a representar al país y demostrar que, con fortaleza y ambiciones, es posible sortear cualquier escollo.

Al igual que él, son muchos los que no se dejaron vencer por la adversidad y, tras recuperarse después de recibir el tan ansiado órgano, retomaron su pasión: Sebastián Petrino, de Ezeiza, quedó octavo en la carrera de 20 kilómetros de ciclismo, mientras que Jésica Castro, de Garín, se colgó la medalla plateada en la marcha de tres kilómetros.

Sus historidas hablan de empuje, pero también de gratitud. En el deporte encuentran una forma de agradecer ese regalo tan preciado que es la vida. Por eso no sólo entrenan, compiten y ganan medallas, sino también concientizan. “Esto es una responsabilidad, una forma de agradecer. Queremos ayudar a que se tome conciencia sobre la importancia de donar”, sostiene. Más palabras, sobran.

De la cama del hospital al agua. Cada brazada que Hernán Sachero hunde en la pileta del Burzaco Fútbol Club (FOBAL) es una bocanada de vida. Cada patada de crol es una demostración inestimable de su fortaleza. Esa que le permitió, no sólo recuperarse de una insuficiencia renal crónica, sino también no retirarse de aquello que más le apasiona: nadar.

Hoy, el vecino de Almirante Brown entrena, no sólo en Burzaco, sino también en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CENARD), enfocado en llegar en buenas condiciones a sus próximas competencias. Es que Hernán no sólo no se rindió ante la afección que lo tuvo un largo tiempo alejado del agua, sino que tampoco caducó en sus ambiciones deportivas.

“Mientras esperaba el trasplante, me hacía diálisis. Eso implicaba estar tres o cuatro veces por semana conectado a una máquina durante cuatro horas. Es un desgaste físico, mental y al espíritu. No tenía información sobre de qué se trataba lo que estaba viviendo. Empecé a hacerme cargo de que estaba enfermo y necesitaba cambiar mis hábitos de vida”, cuenta a este medio.

La bisagra en la vida de Hernán ocurrió a mediados de 2008. En ese entonces, el nadador contaba 30 abriles y pesaba 107 kilogramos. Fue un análisis clínico de sangre y orina el que cambió su vida: le diagnosticaron una insuficiencia renal crónica. Tenía uno de sus riñones atrofiado, mientras que el otro funcionaba sólo en un 30 por ciento. El trasplante debería ser inminente y la gravedad de su situación derivó en una internación y un tratamiento de diálisis.

“Siempre hice actividad, desde chico, y lo tenía introducido genéticamente. Pero viví una etapa en la que los excesos ganaron la pulseada. Por eso, al enterarme de la necesidad de un trasplante, cambiaron un cien por ciento mis hábitos. Dejé de tomar alcohol, de fumar tabaco, las grasas, el azúcar, los embutidos, la sal, etc. Todo esto sumado a la práctica de deporte me llevaron a bajar 20 kilos y a llegar en perfecto estado a la operación, algo que les recomiendo a todos los que están en lista de espera. El deporte es salud”, asegura hoy un Hernán de 37 años y perfectas condiciones físicas.

El trasplante renal se efectuó el 25 de abril de 2011 y llegó de la mano del amor de su hermana menor, que le donó un riñón. Y si antes no caducaba, ahora menos.

Actualmente, realiza exhibiciones y clínicas en diferentes puntos de la Provincia a fin de inculcar la importancia de la donación, ya que enfatiza que es una forma de “dar vida”. “Parece simple, pero es complicado, porque se precisan muchos donantes. Hay bastantes personas en la lista de espera para salvarse. Necesitamos que se tome conciencia”, insistió.

El fruto de su esfuerzo lo recibió en el Mundial para Trasplantados de Mar del Plata, que se desarrolló entre el 23 y 30 de agosto, donde se colgó seis medallas: tres oros en 50 metros pecho, 100 metros pecho y 200 metros medley, dos platas en postas de 4 por 50 medley y 4 por 50 libre y la restante de bronce en 50 metros espalda. En relación a su rendimiento, Sachero es más que optimista. “Estoy feliz ya que prepararme implicó mucho sacrifico. Se dejan cosas de lado para entrenar”, asegura.

Y advierte: “Ya puse en marcha las prácticas para la siguiente edición con carreras de exhibiciones, en las que busco seguir concientizando a través del deporte. A la gente le interesa porque no es común que te den información de este tema en esos eventos”, precisó.

La vida continúa sobre ruedas. Sebastián Petrino tiene 35 años, pero estuvo relacionado al deporte desde su infancia. Pese a haber sido trasplantado hace apenas tres años, también de un riñón, se quedó con la octava colocación en Mar del Plata 2015, donde participó en la carrera de 20 kilómetros de ciclismo.

Hace doce años (en 2003) fue diagnosticado de nefropatía membranosa, un trastorno renal que inflama las estructuras de los riñones y complica su normal funcionamiento. Tras nueve años de cuidados y dieta, sufrió incrementos en la creatinina (un compuesto orgánico que da cuenta del correcto funcionamiento de los órganos) y, luego de someterse a diálisis durante un tiempo, el 27 de diciembre de 2012 recibió un riñón de su padre, que le permitió continuar con su vida.

“Siempre hice ejercicios. Sigo practicando aikido, pero con menos fuerza. En 2008 comencé a andar en bicicleta, aunque no competía. Un amigo mío, que también es trasplantado, subió un video que anunciaba que el Mundial de trasplantados se haría en Argentina. Eso me motivó. Sabía que podía hacerlo, y al meterme de lleno, conocí a la Asociación de Deportistas Trasplantados de la República Argentina (ADETRA)”, comenta el ciclista.

Y advierte que la asociación lo ayudó “un montón”, ya que le devolvió la confianza pérdida para dejar en el camino los “miedos” después de la operación. Además, indica que Sachero “fue muy importante” en su recuperación, porque lo incentivó saber que atravesó por lo mismo y hace “todo normalmente, incluso pesas”.

Asimismo, no olvida lo que le sucedió y también se encarga de trasmitir un mensaje sobre lo importante de la donación: “Es fundamental, estas salvando una vida o más. Le das la oportunidad a una persona enferma de vivir otra vez. Por medio del deporte se puede mostrar lo contento que está uno, algo que también pone feliz al donante”.

Al hacer una evaluación de su participación en la cita mundialista, Petrino reconoce que no tuvo los “mismos tiempos que en los entrenamientos”, pero lo atribuyó a los “nervios” de participar por primera vez en el torneo. No obstante, se mostró “encantado” por el entorno, a la vez que enfatizó en preparase “más fuerte para darle una medalla en ciclismo al país en el Mundial de Málaga 2017”.

Una lucha desde la infancia. Jésica Castro tiene 27 años y el momento más trascendental de su vida ocurrió el 26 de marzo de 1993, tres días antes de cumplir cinco abriles, cuando le realizaron un trasplante de hígado en el Hospital Italiano. Fue luego de que le detectaran el Síndrome de Budd Chiari, por el cual se generan coágulos de sangre que obstruyen, parcial o completamente, las venas que drenan el órgano hepático.

La relación entre la atleta y ADETRA comenzó en 2011, gracias a las redes sociales y a varios contactos en el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI). Desde ese momento, asiste a los programas de salud que se realizan en forma gratuita en el CENARD. “El deporte sirve para mejorar nuestra calidad de vida. Por los medicamentos que tomo tengo los triglicéridos y el colesterol altos, pero correr me ayuda bastante a disminuir esos valores”, señaló.

El Mundial desarrollado en Mar del Plata dejó un saldo positivo para la corredora, ya que se colgó la medalla plateada en marcha de tres kilómetros. “Es mi primer mundial y fue una experiencia increíble. Mi primera competencia habían sido los Juegos Nacionales de abril en Mendoza. Ahí gané cinco medallas. Estoy muy feliz”, asegura.

“Argentina es pionera en materia de trasplantes porque tenemos una taza de donantes alta. El fundamento de estas competencias es demostrar la buena calidad de vida ue puede tener un trasplantado y el hecho de difundir más la donación”, expresó, a la vez que afirmó que continuará entrenando para obtener “en los siguientes Juegos Nacionales la clasificación para Málaga 2017”.

Ellos lo dicen todo. Su esfuerzo y su sacrificio en cada competencia demuestran, no sólo su amor por la disciplina que practican, sino también su apego a la vida y su gratitud hacia aquellos que les permitieron seguir viviéndola.