"Fue un milagro", dijo María Belén


Llegó en gravísimo estado al hospital, pero fue estabilizada y su salud evolucionó a tal punto que si bien los médicos estimaban que pudiera caminar en un año, hace dos días pudo dar sus primeros pasos.

María Belén González recibió el alta ayer y se mostró son rencores para sus agresores, dichos que fueron ratificados por personal del Centro Médico Integral Fitz Roy, donde permaneció hasta ayer al mediodía.

“Fue un milagro de Dios, se puede. Gracias a la gente que oró por mí”, dijo la joven integrante del Comando de Patrullas Comunitarias (CPC) de Avellaneda que fue atropellada el 29 de julio en Humberto 1º y Las Calandrias, en la localidad de San Francisco de Solano, Almirante Brown, cuando caminaba junto a su tía. “Soy una chica fuerte y lo demostré”, expresó ante la prensa.

¿Lo más difícil? “Cuando entraba al quirófano. Salía y sentía muchos dolores”, respondió María Belén González en rueda de prensa. “Me miraba y me preguntaba por qué me pasó esto”, apuntó, con lágrimas en sus ojos, pero rápidamente se rearmó y aclaró: “Por algo Dios me quiso viva”.

La recuperación. El coordinador de Internación remarcó que trabajó un equipo multidisciplinario, pero destacó que “la fuerza de voluntad que tuvo ella”. “Nos sorprendió a nosotros mismos las ganas de vivir que tiene porque le pasó un auto tres veces por encima, tenía fractura de pelvis, humero, clavícula, tibia y peroné, de fémur y uno de sus brazos”, apuntó.

“Eso requirió de estabilizarla, con respecto a la pérdida de sangre, y tuvo que ingresar numerosas veces a quirófano. El trabajo logró que ella esté sentada, se pueda parar y con la rehabilitación, que vuelva a caminar y ser la persona que era antes”, señaló el profesional, al tiempo que calificó como “muy buena” la evolución de su estado de salud. “Le pone toda la garra”, sentenció.

La policía explicó que dio los primeros pasos el miércoles, pero admitió que el temor de no volver a caminar la invadió, pero se repuso a fuerza de trabajo y perseverancia. Valoró como fundamental el apoyo de su entorno: “Mi familia, mis hermanos, amigos, personas de oro, todos me acompañaron desde el primer momento”, señaló.

Sobre los agresores. Aseguró que la trataron “peor que a un animalito”. “Si alguien se asusta de atropellar a un perrito, imagínense a una persona. Los que me hicieron esto saben que la van a pagar, en esta vida. No tienen corazón, que Dios los perdone”, apuntó.

“Hace dos meses que se manifiesta sin rencores hacia los agresores”, apuntó el coordinador de internación del Centro Médico Integral Fitz Roy.

El hecho. Ocurrió el miércoles 29 de julio cuando la oficial de la Policía Bonaerense, quien presta servicios en el Comando de Prevención Comunitaria (CPC) de Avellaneda y estaba vestida con su uniforme, caminaba junto a su tía por el barrio y se dirigía a su casa.

En ese momento, un auto Volkswagen Gol Trend de color gris oscuro con dos hombres a bordo las atropelló y detuvo su marcha unos metros más adelante. Según precisiones de la Policía, ella quedó tendida en el piso y su tía cayó a unos metros, en una zanja; en ese momento, el conductor del Gol retrocedió a toda velocidad y la volvió a pisar.

Los ocupantes se bajaron, le quitaron el arma reglamentaria y volvieron a embestirla cuando se dieron a la fuga.

En primer lugar, fue llevada al Hospital Arturo Oñativia de Rafael Calzada y luego derivada al Hospital El Cruce, de Florencio Varela. Finalmente, fue trasladada al Centro Médico Integral Fitz Roy de Capital Federal, donde ayer recibió el alta.