ACUMAR clausuró una fábrica en Avellaneda


La Coordinación de Fiscalización de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) encabezó hace unos días un operativo hacia la clausura en forma total de la empresa "Belts & Buckles", dedicada a la fabricación de hebillas y accesorios metálicos para prendas de cuero, ubicada en la calle Fernández 571 en la localidad de Piñeiro, Avellaneda.

El motivo de la clausura es que se detectó una alta presencia de cianuro en las muestras de efluentes. Las muestras fueron tomadas por la empresa AySA, que informó rápidamente para que tomara las medidas correspondientes.

Durante el operativo participaron Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), el Municipio de Avellaneda, la Policía Ecológica de la provincia de Buenos Aires y el Juzgado Federal Nº 2 de Morón, a cargo del juez Jorge Rodríguez.

La clausura. En dialogo con Info Región, la coordinadora de la fiscalización, Iris Bejarano confirmó que la empresa “ya estaba clausurada por incumplimiento de la normativa ambiental”. “Nosotros hicimos una visita para constatar que se cumplan las clausuras. Fuimos directamente con Aysa, el laboratorio que nos hace el análisis de la toma de muestra y con un inspector nuestro. Cuando se hace el análisis se detectó que había presencia de cianuro. Tenemos un protocolo el cual se hace una alerta donde vamos a la empresa e inmediatamente clausuramos el vuelco”, explicó.

El problema fue que cuando llegó el personal de ACUMAR “estaba todo cerrado”, entonces tuvieron que pedir una orden de allanamiento para poder entrar con la Policía Ecológica y la Policía Local. “Nos abrieron la puerta, asique no hubo que entrar con violencia”, remarcó Bejarano.

Al ingresar a la fábrica, tuvieron las “precauciones pertinentes”: “Cuando entramos, medimos los gases en el ambiente porque hay casos en Avellaneda de muertes de bomberos por respirar cianhídrico, que es letal. Lo oles y morís en ese segundo. Entonces entramos, medimos y había presencia de cianuro estando la fábrica parada. Se procedió a la clausura total y la gente de AySA hizo rompimiento de veredas y se clausuró la cloaca afluente”, detalló Bejarano.

Repesco al trabajo de la clausura, apuntó que fue “muy efectivo” al trabajar en conjunto con todas las fuerzas del Estado: Municipio, Provincia y Nación, articulados para poder actuar “rápidamente”. “Es un riesgo inminente en el ambiente de altísima gravedad, donde literalmente hay riesgo de muerte”, subrayó.

Reapertura. La empresa responsable deberá afrontar un complejo proceso hacia su reapertura ya que las órdenes de clausura rigen tanto para el municipio, como para la provincia y ACUMAR. A su vez, deberá sumar un proceso penal por la violación de clausura a la que ya estaba sometida.

“Lo que tiene que hacer ahora la fábrica es lo que nosotros llamamos PRI (Plan de Reconversión Industrial), deberán presentar toda la documentación necesaria en la que demuestren que, a partir de obras que hagan, tendrán la empresa en condiciones de producir dentro de los parámetros que exige la ley”, informó Bejarano, al tiempo que añadió: “Si tomaban conciencia de lo que hacían, era mucho más fácil hacer las cosas bien”.

La coordinadora de la fiscalización, remarcó la importancia de la “concientización del barrio”, que ronda a las fábricas. “Todo esto se hace en función de proteger al ciudadano del industrial irresponsable”, aclaró, al tiempo que consideró que “lo que siempre ponen adelante los vecinos es no perder los puestos de trabajo, pero ponen en riesgo a toda su familia”. “Entendemos que hay que respetar eso, pero la salud es más importante, esa gente está oliendo veneno”, sentenció.