La otra revolución industrial


En Argentina, la Educación Técnico Profesional cuenta hoy con más de cuatro mil escuelas y ha superado el millón de estudiantes. Pero no siempre fue así.

La fuerte desindustrialización que vivió el país en la década del `90, basada en un modelo económico que ponderaba los productos importados, y materializada en el cierre masivo de fábricas, acarreó también una crisis en un área fundamental y sensible para el desarrollo de una Nación: la educación técnica.

Cuando, a partir de 2003, comenzó a adoptarse nuevamente un perfil industrial y manufacturero, en todo el territorio se sufrió la falta de trabajadores calificados. Esto llevó a replantear el sistema de formación técnica, lo que resultó en la Ley Nº 26.058 de Educación Técnico Profesional, que regula los niveles Secundario, Superior y Formación Profesional de las escuelas técnicas (EET), sancionada en 2005.

“Hubo un salto de calidad entre esta Ley y lo que teníamos antes. Este salto se da básicamente en los contenidos, en el aporte que estamos recibiendo para el desarrollo de las actividades de los chicos a través de distintos financiamientos. Pero hay algo que es vital y tiene que ver con las prácticas profesionalizantes para los alumnos de séptimo. Prácticamente los pibes salen o están cursando el último año y ya están trabajando”, destaca a Info Región el director de la Técnica Nº5 de Temperley “2 de abril”, Héctor De Luca.

El último 7 septiembre la normativa cumplió 10 años. ¿Qué cambios introdujo en la última década?



El balance. Según el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), la matrícula de la Educación Técnico Profesional se incrementó un 25 por ciento en el período 2003-2013, siendo más de 1.108.649 los estudiantes que concurren hoy a las 4.404 instituciones que existen en todo el país. En 2003, esa matrícula era de 881.688 y había unos dos mil establecimientos educativos menos.

“Ha habido una inversión inédita en la escuela técnica en la historia argentina que tiene que ver con la decisión de recuperar la escuela técnica que toma Néstor Kirchner en los primeros meses de su gobierno y que se plasma en la aprobación de la ley en septiembre de 2005. Tiene que ver con pensar en un modelo de país distinto al que teníamos, en un país de industrialización, que le agregue valor a sus productos primarios, que supone una mano de obra calificada, con técnicos e ingenieros”, sostiene el director ejecutivo del INET, Eduardo Aragundi.

Y destaca que la Técnica, por años relegada, “tiene la condición en su ADN de formar para el mundo del trabajo”. “Formamos en capacidades profesionales. Nuestros egresados salen capacitados para desempeñar diferentes roles profesionales, como técnicos, maestro mayor de obras, técnico mecánico, automotriz, es decir una amplia gama de puestos de trabajo y oficios”, detalla y asegura que un 70 por ciento de los egresados de la escuela técnica “siguen con sus estudios superiores, ya sea estudiando y trabajando o estudiando solamente”.

Asimismo, destaca el crecimiento de alumnas mujeres en estos establecimientos. “Hoy uno de cada tres estudiantes es una mujer, cuando en 2004 era uno de cada cinco”, apunta.

De Luca, en tanto, hace eje en los nuevos planes de estudio que planteó la Ley 26.058, particularmente en la recuperación de las “prácticas profesionalizantes” o talleres para los alumnos de 7º año. “Este último año es vital”, afirma y menciona que en el tramo final de la carrera “los chicos realizan más de 200 horas de prácticas profesionalizantes, se acercan al mundo del trabajo y se hacen lugar en empresas grandes, medianas y PyMES”. “La ventaja es que estos chicos terminan quedándose en esas empresas luego de terminar la escuela”, sostiene.

Cabe mencionar que 2013 fue testigo de los primeros egresados del país con siete años de formación, tras la implementación de la ley en 2006.

En la misma línea, el director de la Escuela Técnica Nº 7 “José Hernández” de Avellaneda, Hugo Oshiro, destaca que “históricamente la escuela técnica ha tenido un año más, salvo con la antigua ley”. “Por suerte la normativa de 2005 revaloriza el título de técnico gracias al séptimo año y genera un gran conocimiento en el alumnado debido a las prácticas externas”, remarca y asegura que “la valoración en general de esta década es muy positiva”.

“Siempre se trabajó para la continuidad en los distintos estudios, ya sea secundarios o superiores, porque se trata de crear puentes. Pero faltaba la experiencia del entorno del trabajo directamente, ahí el chico se forma mejor y se puede relacionar con distintos tipos de individuos porque, de lo contrario, siempre está contenido en la escuela”, añade.



El valor de la técnica. “Electrónica y Comunicación” y “Electromecánica” son, según un relevamiento de Info Región, las ramas más elegidas en las escuelas técnicas de la región, aunque la oferta académica también se completa con la especialización en “Electrónica y Automotores”, “Maestro Mayor de Obra” y “Administración de las Organizaciones”.

Según sostienen los docentes, uno de los factores que influye en la elección es la demanda de trabajo asociada a cada una de las carreras.

“La mayoría de los chicos recién ingresados al ciclo superior opta por elegir la rama de la Electrónica. Se elige más esta modalidad porque está considerada en general. Es muy avanzado todo lo que hay en cuanto a informática y electrónica, hay muchos avances, muchas innovaciones y a los estudiantes les interesa muchísimo”, resalta José Ciola, secretario de la EET 1 de Lomas de Zamora.

Lo cierto es que, según De Luca, más allá de la orientación, los estudiantes de la Técnica “saben que tendrán una profesión que les va a permitir desenvolverse en la vida de una manera distinta, con el plus de enfrentar la vida con expectativas de trabajo”.

“Lo que sucede es que el técnico medio, que no es ingeniero ni operario, es una persona muy importante dentro de la cadena de trabajo y eso estaba ausente anteriormente ya que en el Polimodal no existía”, distingue el titular del Industrial Nº5 y remarca que “hoy se entrega al mercado laboral un pibe que pasó siete años en la escuela, cuando antes se entregaba a uno que había estado a lo sumo tres”. “En eso se expresa todo”, advierte.

En cuanto al anclaje con la universidad, De Luca comenta que “mayoritariamente los chicos de la escuela técnica primero empiezan a trabajar”. “En nuestro caso, los chicos primero se estabilizan económicamente, ven cómo se desenvuelven y luego continúan profundizándose en sus estudios”, precisa.

Con miras al futuro, Aragundi apunta a “seguir manteniendo un diálogo fluido con los sectores del mundo socioproductivo, tal como se tiene hoy y desde hace años”. “Esto es estar atentos a los cambios que el mercado laboral exige”, indica el titular del INET. En eso se resume el desafío de las escuelas técnicas, luego de consumar su resurgimiento y formar parte nuevamente de un modelo industrial establecido.