"La historia está repleta de luchas encarnadas por trabajadores"


Por Antonio Arcuri (ex Secretario Legal y Técnico de la Presidencia de la Nación)

Los 1°de Mayo de cada año celebramos el día mundial de las reivindicaciones obreras. Se conmemora desde 1889 en memoria de los “Mártires de Chicago”, quienes tres años antes habían protagonizaron una huelga en reclamo de la jornada laboral de ocho horas, que terminó con una feroz represión policial que provocó un número nunca precisado de muertos y heridos entre los obreros.

La Historia contemporánea está repleta de luchas encarnadas por trabajadores, en todas las latitudes y en gobiernos de las ideologías más variadas. La dignidad del trabajo, las conquistas sociales, los derechos humanos siempre estuvieron en juego.

En nuestro país, la fuerza laboral fue despreciada hasta principios de Siglo XX. El gobierno yirigoyenista insinuó el camino. Luego fue el “subsuelo de la patria sublevada”, aquel deslumbrante 17 de octubre de 1945, que fijó el hito fundante de un país de “laburantes”.

Juan Domingo Perón diría luego: “El trabajo es la suprema dignidad del hombre. En la comunidad argentina no existe más que una sola clase de hombres: la de los que trabajan”.

En estos tiempos, es el Papa Francisco –según mi parecer la máxima autoridad moral del planeta- quien ha puesto en la mesa de discusión mundial el valor del trabajo y la trascendencia de los trabajadores para alcanzar una vida más justa.

Su Santidad advierte en todas las tribunas y púlpitos que en la actualidad hay personas que quisieran trabajar pero “no lo logran” y afirma que esos “son los nuevos excluidos de nuestro tiempo y son privados de su dignidad”.

Está claro que sólo el hombre que se realiza puede ser feliz, pero no hay realización posible si al hombre no se le permite hacer lo que sabe o lo que puede.

La dirigencia sindical -expresada en las cinco centrales obreras con representación nacional- decidió alzar su voz recordando que el trabajador existe y no se resignara a ser simplemente una parte del engranaje productivo, en ese sentido realizaron un acto para manifestar su preocupación por la aceleración de la inflación y la devaluación y exigir el cese de los despidos.

Vivimos una época signada por turbulencia económica y caracterizada por una fenomenal revolución tecnológica, circunstancias que generan creciente incertidumbre a la hora de imaginar cómo será el trabajo en los próximos años. Sin embargo, trabajadores habrá siempre, porque la persona humana no se puede pensar ni proyectar si se le arrebata su derecho al trabajo.

Nunca, ni hace 130 años ni ahora, ha sido fácil la conquista de derechos laborales, pero los trabajadores han demostrado que no hay peor lucha que la que no se hace. Esa bandera jamás la han de arriar.