En riesgo, las cooperativas piden ingresar en la tarifa social


Luego de la quita de los subsidios a los servicios básicos como la luz y el gas, comercios, empresas, espacios culturales y hasta escuelas se encontraron en jaque con los fuertes aumentos que empezaron a llegar en las boletas. Las cooperativas, empresas que padecieron la quiebra y que supieron recuperarse gracias a la unión y el compromiso de sus empleados, no escapan al golpe al bolsillo y, según indicaron a Info Región, “muchas corren un grave riesgo”.

Las empresas recuperadas están conformadas por trabajadores que, con compromiso y amor propio, lograron salir adelante de una situación límite, como lo es la quiebra de su fuente de trabajo. Ante la desidia, la mayoría de ellos decidieron organizarse, pelear y demostrarle al mercado que no necesitan patrones, porque según aseguran son “todos pares”.

Sin embargo, ante los grandes aumentos que empezaron a llegar con las boletas de luz, y posteriormente con las de gas, muchas de ellas temen no poder seguir adelante, y sufrir otra vez la frustración de la quiebra. Por lo que el miedo de no poder llevar comida a la casa, vuelve a aparecer.

Cooperativa Crometal. El caso dela cooperativa de Berazategui es el más delicado, ya que sus propios trabajadores aseguran que la situación “es totalmente insostenible”. Es que, la empresa recuperada en 2002, ubicada en Ruta 2 kilómetro 41, pagaba un promedio de 13 mil pesos mensuales de energía eléctrica y ahora abona 60 mil pesos.

En diálogo con Info Región, Victor Mera - uno de los referentes de la cooperativa que fabrica superficies para almacenamiento masivo de archivos e información- señaló que el aumento fue de casi 600 por ciento. “Ante esta situación ya tenemos dos meses vencidos, que no hemos podido pagar. Se nos complicó mucho con la falta de trabajo. Hay un problema grave porque muchos están queriéndose ir y se piensa en la posibilidad de desintegrarse”, indicó.

“Estamos muy complicados y no sabemos para dónde agarrar. No pensamos renunciar a la cooperativa después de tanto esfuerzo, peléandola desde hace años”, enfatizó.

Cooperativa Azucena Villaflor. Los metales no son los únicos que están en riesgo, sino también la difusión cultural. Ese es el caso de la cooperativa Azucena Villaflor, de Avellaneda, una editorial independiente y autogestionada que edita y publica libros. Con ellos, el panorama también es preocupante ya que en diálogo con este medio, su secretario Miguel Simonetti, advirtió que sólo en la luz “llegaron facturas con 400 por ciento de aumento”.

"Nosotros somos una gráfica pequeña, con un taller con cinco máquinas, y ese aumento es muy importante. Estábamos pagando alrededor de 280 pesos bimestral y nos vino una boleta de 900 mensual”, enfatizó, al tiempo que lamentó: “Lo peor es que esperamos con temor las otras boletas de servicios”.

“No podemos aumentar el precio de los libros que fabricamos un 400 por ciento, de hecho en el mercado las grandes editoriales los subieron un 80 por ciento y nosotros tratamos de esquivar ese camino”, aseguró.

La esperanza. La cooperativa "La Esperanza" es de Monte Grande. Sus trabajadores vieron la quiebra en 2009 cuando la empresa CLER decidió no seguir adelante, pero con esa situación también percibieron la oportunidad de que no había que rendirse.

El presidente de la empresa recuperada que fabrica campanas de cocina, purificadores, ventiladores y extractores, Elías Robledo, manifestó que si bien en su caso no están sufriendo el impacto de los aumentos, otras cooperativas de la zona no corren con la misma suerte.

“Nosotros puntualmente pagábamos 3 mil pesos bimensuales y ahora 7 mil, es decir 3500 mensuales. Hasta el momento podemos solventar los gastos, al igual que con el gas, así que por ahora estamos bien y la verdad con mucho optimismo porque estamos incrementando ventas”, consideró, al tiempo que advirtió que “no es el caso de otras cooperativas que están en riesgo de cerrar”.

“Tengo contacto muy habitual con compañeros de otras cooperativas de la zona y la situación es grave, no la están pasando bien”, indicó. Explicó, además, que “sea con el gobierno que sea hay que pelearla” y comentó que están analizando cómo van a comprar la quiebra ya que en marzo de 2018 se termina la expropiación.

Tarifa Social. Si hay un punto en el que coincidieron las cooperativas es en la importancia de que las empresas y fábricas recuperadas puedan estar enmarcadas en la tarifa social ya que, según indicaron, en el caso de no hacerlo “muchas corren graves riesgos de cerrar sus puertas”.

Robledo, puntualmente, consideró muy importante que puedan acceder a ese beneficio, y puntualizó: “Estamos trabajando con la Federación de Cooperativas De Trabajo (Fecootra) para que las empresas recuperadas sean contempladas, ya que hay cooperativas que pagaban 2 mil pesos y ahora pagan 12 mil, es decir hay compañeros que no pueden solventarlo, es muy difícil el panorama y no sé cuánto van a poder aguantar”.

Mera, en tanto, aseguró que “esperan con mucha urgencia” la aplicación de una tarifa social, porque de lo contrario “el panorama es totalmente crítico”. “Sé que hay charlas sobre ese tema y la verdad es que necesitamos los subsidios, porque de lo contrario no sé cómo vamos a hacer. Necesitamos al menos un 50 por ciento de rebaja para poder seguir adelante”, expresó.

Desde Azucena Villaflor también se sumaron al pedido, pero también advirtieron sobre “una excesiva rigidez por parte del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), el organismo encargado de legislar, controlar y promover la economía social con respecto a Cooperativas y Mutuales.

Es que, según señalaron, sienten “acoso” por parte de sus autoridades en lo relacionado a la presentación de certificados y matrículas de funcionamiento. “En nuestro caso, tenemos todo al día pero las fábricas que estaban en proceso sienten que el Estado nacional les ha dejado de prestar atención, porque pusieron requisitos muy exigentes en cuanto a facturación y proyectos de negocios”, finalizó.