Con lluvia pero con alegría y Fe, Lomas celebró el Corpus Christi


La Plaza Libertad de Lomas de Zamora fue este sñabado la sede de una nueva ceremonia del Corpus Christi, a la cual asistieron cientos de creyentes que, pese a la lluvia y el mal clima, se acercaron desde distintos puntos de la Región.

Es así que desde las 15 y con un clima que no ayudaba, familias enteras, grupos de amigos, hombres y mujeres, jóvenes, chicos y adultos, se reunieron por la Fe y predispuestos a formar parte de una festividad multitudinaria.

La jornada, que estuvo organizada por la Diócesis de Lomas de Zamora, fue presidida por el Obispo Jorge Lugones y tuvo como misión principal la “veneración pública de la solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor”.



La misa. Desde el mediodía del sábado comenzaron a juntarse algunos grupos de personas y para las 15 la Plaza Libertad ya estaba repleta de fieles pertenecientes a las distintas pastorales que conforman la Diócesis.

Allí cientos y cientos de personas se congregaron con el repiqueteo de los redoblantes y los rezos cantados; los aplausos y la emoción, todos elementos que –combinados- generaron un clima inmejorable, pese a la lluvia y el frío que se hizo presente desde temprano.

El discurso que el obispo Jorge Lugones pronunció durante la tradicional misa en la plaza interpeló, principalmente, a los jóvenes, al igual que el mensaje del Papa Francisco.



“Confesamos nuestra fe en la Eucaristía sabiendo que Jesús da su Vida por todos y nos salva como pueblo, como dice Francisco: “Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del amor sin límites que ennoblece a todo ser humano. Su redención tiene un sentido social porque Dios en Cristo no redime solamente la persona individual sino también las relaciones sociales entre los hombres”, expresó Lugones durante su homilía.

Y agregó: “Jesús se quedó hecho pan para transformarnos en El. Para que lo hagamos presente en nuestra vida. Comulgar con Jesús implica salir al encuentro de los otros cristos como lo hizo el Señor un día con nosotros. Nos envía a poner la mano en el arado, pues Dios actúa con gran amor en nuestra historia a través de instrumentos humanos, pero si estos instrumentos se resisten a la apertura del encuentro, a la gratuidad del amor, entonces se cierran en la avaricia, en la comodidad, en el egoísmo, no se cumple la voluntad de Dios en nuestra tierra”.



“Les repito nuevamente lo dicho en una celebración como esta:…que el encontrarnos cada domingo formando comunidad, nos recuerda la categoría irrenunciable de sentirnos pueblo de Dios, ¡Por eso celebramos, por esto nos alegramos y lloramos juntos! Sabiendo que este Dios con nosotros, que conduce nuestra historia, ha querido que lo tocáramos con nuestras manos, lo contemplemos con nuestros ojos, nos demos el abrazo de la paz, y en la cercanía de cada hermano sintamos muy cerca de nuestro corazón, al Dios hecho hombre, que nos hace nuevamente hermanos en esta vida terrena y coherederos del cielo”, concluyó.



La procesión. Luego de la misa se debía realizar la procesión hacia la catedral Nuestra Señora de la Paz –ubicada en Sáenz 438-, pero por las malas condiciones climáticas, se decidió que se realice en la misma plaza, recorriendo los cuatro puntos de referencia ubicados en cada extremo.

En ese marco emotivo, Lugones encabezó la procesión pasando entre los fieles, con canciones de fondo, música, y color, transformando el día gris, en uno más que especial.