Le dictaron la prisión preventiva a Daniel Lagostena


La medida fue adoptada por el juez de Garantías 8 de Lomas de Zamora, Gabriel Vitale, que no hizo lugar al pedido de la defensa del imputado para que se le dictara la falta de mérito y la excarcelación.

Vitale había dispuesto la detención de Lagostena (54) el 1 de mayo a pedido del fiscal de la causa, Gerardo Loureyro, quien tuvo en cuenta varios elementos de prueba nuevos y otros que ya estaban en la investigación.

La investigación. Según entendió el juez, el 20 de agosto de 2010 la pareja, tras visitar a un ginecólogo en Capital Federal, se dirigió a su domicilio en Lanús, donde ya se encontraba una persona no identificada hasta ahora que utilizó el teléfono de línea para llamar a una pizzería a las 22.01.

"Este dato objetivo incorpora un elemento valioso en el análisis integral de la prueba: otra persona en la escena de la desaparición", advirtió el magistrado.

En base al estudio de otros llamados telefónicos, se estableció que a las 22.13 Soriano (30) habló con una amiga, quien luego declaró que se dio cuenta que en el viaje iba manteniendo una pelea con Lagostena.

Cerca de la medianoche, el imputado comenzó a intercambiar mensajes con su sobrino Brian Poublán (25), hijo de su hermana, con quien hasta entonces no tenía un trato cotidiano ni habitual.

Alrededor de las 5 del día siguiente, un teléfono celular a nombre de la madre del joven registró llamadas salientes en el centro porteño y la Costanera Norte, y luego se activó en Lanús, cerca de la casa del joven y su madre.

La intensidad de llamadas (seis entre las 5.05 y 5.53) llamaron la atención de los investigadores porque no era habitual el uso horario ni el patrón de comunicación.

Una fuente judicial explicó que se cree que esas llamadas se dieron en el lapso durante el cual se hizo desaparecer el cuerpo de Soriano.

Si bien Lagostena dijo que solamente tenía un teléfono celular a nombre suyo, luego se comprobó que tení­a cuatro celulares activos.

Otro dato valorado por los pesquisas fue que cuando la familia de Soriano concurrió a su casa con la Policí­a para saber sobre ella, encontró allí­ la ropa con la que Lagostena dijo que habí­a salido hacia lo de su madre tras mantener una discusión con él, su cartera con todas sus pertenencias, excepto el celular, y el ácido fólico que tomaba por su embarazo.

Peritos que buscaron rastros en la casa hallaron, pese a que hacía 24 grados, la chimenea caliente y restos de poliéster que se correspondían con una bombacha, por lo que se presume que el imputado quemó allí la ropa de su pareja.

También se encontró una mancha de sangre debajo de una mesita ratona que fue detectada con el reactivo Luminol, pero como había sido lavada sólo se pudo determinar que era de mujer.

Esta prueba coincide con el testimonio de una testigo de identidad reservada que declaró que "el dí­a del hecho Daniel y Erica discutieron y por tal motivo le pegó un 'sopapo', ella se cayó y se golpeó la cabeza contra una mesada".

"Erica murió y por esto Daniel llamó a un amigo, quien durante la madrugada fue a la casa y se llevó el cuerpo de Erica al crematorio de Lanús", aseguró.

Los investigadores dan por acreditado que Lagostena tenía vínculos con propietarios y empleados del rubro funerario que lo podrían haber ayudado.

A esto se suman otros testimonios que indican que el hombre era "obsesivo y celoso" al punto que Erica llegó a decir que "la inseguridad de Daniel" llegó a ser su "peor pesadilla".

Además, se tuvieron en cuenta declaraciones de las ex parejas de Lagostena, que aseguraron que las golpeaba.

Por eso, para Vitale, el hecho debe enmarcarse en un caso de violencia de género y no puede ser visto como una desaparición común.

"Me endulzás con las cosas más ricas y después me das un vaso de ácido muriático para bajarlo", le escribió la víctima a su pareja en un mail poco antes de ser vista por última vez.