“La lluvia de inversiones no existe en ningún lugar del mundo”


En charla exclusiva con Info Región, el ex canciller argentino Rafael Bielsa opinó sobre la política exterior del Gobierno de Mauricio Macri y se mostró de acuerdo en retomar las relaciones bilaterales con Gran Bretaña siempre y cuando “no se quite de la agenda el reclamo por Malvinas”.

Elogió el rol de Susana Malcorra al frente de la cancillería y no vio con malos ojos el ingreso de Argentina al Acuerdo Transpacífico, aunque sólo si es en bloque. En ese marco, consideró oportuno asociarse con Brasil y pronosticó que “el futuro es de los continentes”.

-¿Qué opina sobre la carta enviada por la primera ministra británica, Theresa May, a Macri para renegociar los vuelos a Malvinas?

-Alcanza con leer los diarios de hace diez años atrás. Nosotros hicimos exactamente lo mismo, intentar restablecer los vuelos. Salvo que sea con un condicionamiento de Gran Bretaña, cómo no estar de acuerdo con esto. Me parece más que correcto. El problema es si usted quita de la agenda el reclamo de soberanía. Esto sería una negación de la realidad porque el reclamo por soberanía existe. Es como ir a un psicólogo porque tiene problemas con su esposa y no hablar de los problemas de su esposa. Usted retoma una agenda con Gran Bretaña porque tiene problemas de soberanía. Entonces, luego eso lo puede exacerbar o no exacerbarlo, esas son cuestiones de estilo, porque cada uno maneja la política exterior como quiere. Pero a mí me parece que el hecho de restablecer un vuelo continente –islas argentinas, que no son continente, es altamente positivo. Tan positivo que nosotros ya lo hicimos.

-¿Qué le parece que, como contrapartida, se pida la remoción de las medidas de restricción que existen sobre la explotación de hidrocarburos en las Islas?

-Este es como un yo te doy, para que me des. No lo comparto de ninguna manera. Al contrario. Esa es siempre la política de los ingleses. Yo te doy el vuelo, pero vos me levantas las restricciones. Y no hay equivalencia en la prestación. Nosotros tenemos un reclamo de soberanía desde 1833. Hay infinidad de resoluciones de Naciones Unidas. Deberían leerlas. Hay un Comité de Descolonización; asistan. No dejen que solamente vayan los británicos que viven en las Islas. Porque no hay que olvidarse que los que viven en las Islas no pueden reivindicar el principio de autodeterminación porque son británicos. La ciudadanía se las dio Margaret Thatcher después de la Guerra de Malvinas, donde muchos argentinos murieron.

-Como ex canciller, ¿qué pasos seguiría en el marco de una negociación abierta con el Reino Unido?

-No hay que ponerse nervioso ni nada. Hay que decirle a Gran Bretaña ¿ustedes tienen paciencia? bueno, nosotros también. ¿Hay que esperar cuatro años, cuarenta, cuatrocientos años? Vamos a esperar el tiempo que haga falta. Lo inaceptable es que nosotros condicionemos una medida soberana, como es la medida de sancionar a quienes les den suministros y restringir todo tipo de ayuda económica, que es lo menos que podemos hacer para honrar a los que murieron por nosotros en las Islas. Yo soy voluntario de Malvinas, para mí Malvinas no es una prenda de negociación, salvo que la negociación sea sobre soberanía.

-¿Considera que la salida del Reino Unido de la Unión Europea impactó en este acercamiento a la Argentina?

- No. Creo que hay tres elementos clave: uno es el veto del Consejo de Seguridad, otro es la Alianza Atlántica, lo que diríamos el círculo rojo –por Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Nueva Zelandia y Australia- y otro es la extraordinaria apuesta que está haciendo EE.UU. al Pacífico que, en la medida que Gran Bretaña forme parte de la Alianza Atlántica, también va a abrir una puerta al Pacífico. Esta última es una mirada poco explorada, pero que no quepan dudas que está en la cabeza de los ingleses, que saben muchísimo de política exterior. Mientras esas condiciones permanezcan inmutables, Gran Bretaña va a conservar su poder relativo. No es la Gran Bretaña imperial y colonialista, pero es un jugador global muy importante y es un aliado incondicional de los Estados Unidos.

- ¿Cómo ve a hoy a Estados Unidos en el mapa mundial?

-Estados Unidos ha demostrado una aptitud para reinventarse muy rápidamente en función del extraordinario desarrollo tecnológico desde la crisis de 2008. No reconocerlo es no leer los diarios.

-¿Qué análisis le merece el rol desempeñado por la canciller Susana Malcorra?

-Tengo el mayor de los respetos por Susana Malcorra. Me parece una mujer sumamente competente, le deseo lo mejor. Ha abierto su propia agenda, de manera muy generosa para el Presidente. Siempre está en un segundo plano, no interviene en ninguna interna de poder al interior del Gabinete. La respeto enormemente.

- ¿Cuál es su opinión respecto del inminente ingreso de Argentina a la Alianza Transpacífico?

- No me parece mal, en la medida en que sea en bloque. No necesariamente por medio del Mercosur o el Unasur. Me refiero a que no sea sola porque, de a uno, y eso ya se sabe, siempre es más fácil para los países hegemónicos comer la pieza. Me parece que también es un aspecto muy poco explorado de nuestra política exterior. Creo que hoy Brasil está, entre comillas, más barato que nunca para ser un buen socio. Hoy es mucho más fácil armar un esquema de cinco o seis principios relativamente firmes para los próximos años con Brasil de lo que era el Brasil del auge del BRICS (NDLR: en referencia al bloque de economías emergentes conformado, además de Brasil, por Rusia, India, China y Sudáfrica), cuando estaba inaccesible, en pleno apogeo de su sueño imperial. En cambio, hoy me parece que es un buen momento, con sentido común, con racionalidad, con patriotismo y con grandeza, para acordar con Brasil una agenda sustantiva. En esa agenda debería estar incluida la negociación de la participación nuestra con Brasil en el TPP (NDLR: por las siglas en inglés de Trans-Pacific Partnership).

-¿Cuáles serían los riesgos de hacerlo de forma unilateral, como parece avanzar el Gobierno?

- En primer lugar, porque geopolíticamente Brasil no se puede pensar sin Argentina. Porque, si algo se puede decir del futuro, es que es de los continentes. Y Brasil es subcontinental hasta que tenga, con Argentina, un acuerdo serio. Ahí se puede pensar más continentalmente. En segundo lugar porque nosotros mismos vamos con otro PBI, con otras condiciones, con otra productividad, con otra canasta de productos, con otra condición geopolítica, con otro balance de fuerzas, diría Henry Kissinger.

- Cree, entonces, que sería perjudicial para el país acordar Tratados de Libre Comercio con otras naciones…

-Yo siempre pensé que no hay malos esquemas de negociación, sino que hay malos o buenos negociadores. Entonces, un tratado de libre comercio es tomar siete mil posiciones arancelarias y discutirlas una por una. A Chile le llevó doce años el TLC con Estados Unidos y, en el medio, faltando dos meses para la última milla, el embajador chileno Juan Gabriel Valdez votó en contra del acompañamiento de Naciones Unidas a Estados Unidos en la invasión a Irak, una medida absolutamente extrema frente a un aliado como Estados Unidos. Sin embargo, Estados Unidos firmó igual el TLC porque, en definitiva, le convenía, igual que a Chile.

Yo estoy en contra de un TLC que le permita a las empresas norteamericanas hacer de Ciudad Juárez lo que hicieron (NDLR: en referencia al TLC de América del Norte que entró en vigencia el 1 de enero de 1994 con las firmas de EE.UU., México y Canadá. Desde esa época, la economía mexicana ha registrado una de las tasas de crecimiento más bajas de América) o de la frontera con México lo que hicieron. Por eso, si el país va a negociar solo en la arena internacional, está cocinado. Salvo que se sea un país extremadamente serio, como fue Chile, que a lo largo de tres gobiernos negoció posición arancelaria por posición arancelaria. Cualquier economista serio y objetivo que quiera a su país va a decir que no es difícil.

-¿Cuál debería ser, entonces, a su criterio, el punto de partida de una negociación semejante?

- Si vamos a negociar un TLC, negociemos por ejemplo en cuestiones medicinales. Hay que negociar con inteligencia y firmeza. Me opongo a la tendencia cultural nuestra de creer que un problema viejo y complejo, se resuelve rápido y fácil. No es así. Se resuelven con tiempo y cerebro. Rápido y fácil sólo se pierde. La lluvia de inversiones, por ejemplo, no existe en ningún lugar del mundo. No es una cosa rigurosa, no es seria. No le podemos decir eso a nuestros compatriotas porque, además, es abonar a esta lógica de lo rápido y lo fácil. Yo no le tengo miedo a negociar un TLC, pero no hay que negociarlo solo, sino en bloque, como se está negociando Unión Europea- Mercosur. Solo no, rápido no y con las condiciones que ponga el más poderoso, no.

- En conclusión, no la ve tan mal parada a Argentina en materia de política exterior y relaciones bilaterales…

-La veo internacionalmente mejor parada de lo que estaría sólo porque tiene una canciller extraordinariamente competente. Yo no comparto para nada la ideología del Gobierno, la respeto porque ganó las elecciones. Pero una canciller que sobre califica la muestra mejor internacionalmente de lo que estaría sino tuviese semejante cuadro manejando el servicio exterior, que espero que lo haga por mucho tiempo.

Cintia Vespasiani