Rousseff denunció que "se busca derrumbar" una democracia


La presidenta Dilma Rousseff se presentó ayer en el Senado de Brasil para hacer una defensa de su gestión, en el marco del juicio político al que se somete y que podría desencadenar en su destitución. "Seré juzgada por un crimen que no cometí. Tengo mi conciencia absolutamente tranquila por lo que hice", advirtió e insistió: "Estamos a pasos de cometer un verdadero golpe de Estado".

Ante el recinto, señaló que es víctima de "un gobierno surpador" que aplica un plan de gobierno que no fue votado en las urnas en 2014, al presentar su defensa del juicio político en su contra.





Las previsiones indican que el Senado lograría el mínimo de 54 votos para destituir hoy a la primera mujer presidenta de Brasil, elegida en 2010 y reelecta en 2014, acusada de delitos contables en la ejecución del presupuesto 2015.

Rousseff está acusada de haber firmado tres decretos para anticiparle dinero del presupuesto a la Policía Federal, la justicia laboral y el Ministerio de Educación, y de usar dinero de los bancos públicos para subsidiar el plan agrícola Zafra 2015.

"La ruptura democrática tiene apariencia de impeachment". En ese marco, pidió votar en contra del impeachment y llamó a votar "a favor de la democracia".

"Ahora la ruptura democrática se da a través de la violencia moral y con apariencia legal del impeachment", aseguró Rousseff. "Se invoca a la Constitución para ocultar" la destitución de una presidenta elegida por 54 millones y medio de votos", agregó.

"Acabarán pagando ante la sociedad aquellos que no tienen compromiso con la ética, todos saben que no me enriquecí al ejercer cargos públicos, no tengo cuentas en el exterior", sostuvo. La mandataria suspendida comparó su situación con el derrocamiento del ex presidente Joao Goulart en 1964.

"Estamos a un paso de un verdadero golpe de estado. Curiosamente seré juzgada por delitos que no cometí. Continúo de cabeza erguida viendo a los ojos a mis juzgadores", fustigó.

En ese contexto, recordó que su compromiso político se remonta a los años de lucha contra la dictadura militar, cuando fue torturada y encarcelada, un período en el que "tenía miedo de la muerte y de las secuelas de la tortura". "Pero no cedí, resistí", agregó. "Ahora, a los casi 70 años, después de ser madre y abuela, nunca renunciaría a los principios que siempre me guiaron: tengo un compromiso con mi país, con la democracia y el Estado de Derecho", clamó.