Avanza la inclusión, pero con limitaciones


Según el estudio, el 88,6% de personas de Capital y del Gran Buenos Aires estarían de acuerdo en que “alguno de sus hijos tuviera compañeros de escuela con síndrome de Down”. Desde ASDRA citaron un informe de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) en el que manifestaron que “lamentablemente, el Estado no cumple con el derecho a la educación inclusiva, y el sistema educativo común presenta muchas barreras y obstáculos para la asistencia y aprendizaje de niños y niñas con discapacidad en aulas comunes”.

El caso de Ezequiel. Javier Speroni, colaborador en ASDRA desde el “Grupo Artículo 24 por la Educación Inclusiva”, tiene un hijo con síndrome de Down, Ezequiel, que se encuentra en segundo año de la secundaria. Él relató las complicaciones que “bajaron” desde el colegio para que Ezequiel no consiguiera su vacante para cursar la secundaria.

“Cuando pasó a séptimo grado, fuimos a pedir su vacante en la secundaria. Pero el colegio lo negó argumentando las mismas excusas que usa el sistema educativo en general. El famoso ‘hay un lugar especial para él’, esa maldita palabra ‘especial’ que tanto daño causa a las personas con discapacidad”, señaló Speroni en diálogo con Info Región.

El papá de Ezequiel evaluó que el sistema educativo “cree que todos los pibes aprenden al mismo ritmo y de la misma forma”. “Por eso el sistema es considerado homogeneizante. Pero cualquier establecimiento educativo debería respetar el ritmo de cada uno. Y hay muchas excusas que usan los colegios para impedir que esa persona tengo su derecho a educarse. La discapacidad es un tema estrictamente social, y no tiene que ver con ningún tipo de diagnóstico”, subrayó.

El marco de lo social. Para Javier, las dificultades más evidentes para las personas con discapacidad los plantea la sociedad ya que “suele tener una mirada, una berrera discriminatoria y que impide el paso de las personas con discapacidad por la sociedad misma”.

“En general no se respetan los derechos que tienen como las personas que son. En definitiva, la discapacidad es el resultado de la mirada y de la barrera que pone la sociedad, impidiendo que participe en la misma”, sostuvo.

Ezequiel tiene sus amigos como cualquier chico y, además del colegio, participa en todos los acontecimientos sociales como cumpleaños de 15, los partidos de los sábados, las juntadas para hacer los trabajos prácticos y demás. “Sus amigos lo toman con mucha naturalidad y compromiso, teniendo en claro lo ofensivo que pueden ser algunas calificaciones como ‘mogólico’ y otros términos ofensivos”, valoró Javier.

Y concluyó: “A nosotros nos sorprendió el ‘no’ del colegio. Pero enseguida, a través de las redes sociales, familias del colegio se movilizaron contra el colegio para que Ezequiel siga en el secundario. Tras un petitorio firmado por más de 70 personas, Ezequiel consiguió su lugar en el colegio, como una muestra del grado de compromiso e inclusión que crece en la sociedad”.



PF de la redacción de Info Región.