Temen desaparición de productores y pérdidas millonarias en el campo


El panorama en el sudoeste bonaerense, norte de Río Negro y sudeste de La Pampa es desolador con motivo de las llamas que lo devoran todo a su paso. Allí ruegan porque llueva y el agua ayude a ahogar el fuego que desde finales de 2016 hace estragos en la zona. En el Litoral, en cambio, el centro y sur de Entre Ríos, y el corazón de Santa Fe rezan por lo contrario, mientras el pronóstico meteorológico anuncia nuevas precipitaciones en la región para este fin de semana.

Así las cosas, en un contexto totalmente desolador, desde las diferentes provincias aguardan que las inclemencias climáticas no colaboren a empeorar la situación, mientras esperan que el Ministerio de Agro Industria de la Nación actúe en consecuencia.

En El Litoral la situación es desesperante y ya incluye la trágica muerte de un bebé en una casa de Nogoyá. “La situación es complicada, es crítica. Hemos tenido en menos de diez días 300 milímetros, con lo cual entramos en un nuevo período de crisis. No alcanzamos a recuperarnos de lo que hemos vivido en abril y mayo, que fueron las inundaciones que golpearon más fuertemente al Litoral”, apunta a Info Región Jorge Chemes, que es vicepresidente 1º de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y delegado de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER).

Según detalló, aunque aún “no hay un relevamiento exacto” de las hectáreas afectadas, el agua copa “buena parte del centro y sur de la provincia, que es la zona productiva más fuerte”. “Sobre todo en las zonas aledañas al arroyo Nogoyá, que es uno de los más importantes de los internos que desembocan en el Paraná, pero también en torno a otros afluentes que han estado muy cargados de agua y han generado situaciones complicadas”, apunta el también miembro de la Sociedad Rural de Nogoyá.

No obstante, admite que en Santa Fe la situación es aún peor. “Allí es mucho más grave porque hay una cantidad de hectáreas muchísimo mayor y con una afectación muchísimo más fuerte porque, al ser plana, el agua no descarga. Entre Ríos tiene la ventaja, en estos casos, de que al ser ondulado se inundan los bajos, pero las lomas quedan liberadas. Santa Fe no tiene esto y está en una situación mucho más crítica”, asegura.

En la provincia con forma de bota, se encuentra afectada una de las cuencas lecheras más importantes del país. “Toda la zona de La Ramona, Rafaela, Sunchales, donde una hay una zona de producción de leche muy fuerte, es la que más afectada esta”, detalla Chemes.



Desde la CRA avizoran muchas dificultades para recuperar la producción perdida que, aunque todavía no se sabe con exactitud, equivaldría a millones para el sector agropecuario y lechero. “Va a haber serios problemas para repuntar la producción, que aún no habíamos logrado recuperar de la anterior crisis. Esto sigue atado, sin duda, a la falta de rentabilidad en el caso de los tambos y las economías regionales”, señala.

Y precisa que “hay mucha soja sembrada de segunda, atrás de los trigos, que estaba muy chica y en ese estado en el que estaba el cultivo, se vio muy afectado por el agua”.

En ese marco, señaló la importancia de que se declare una emergencia que no sólo contemple la prórroga de impuestos, sino también “una asistencia concreta” porque “el productor va a salir muy golpeado de todo esto”.

“Ahora la tensión está concentrada en los lugares urbanos, en los que hay población afectada, que está siendo atendida por los municipios y el gobierno de la provincia. Pero, una vez que baje el agua, se va a ver el daño económico que esto produzca en el sector agropecuario, cuando se sepa cuántas hectáreas de pastura se han perdido y qué mortandad de animales hay. Ahí es donde va a tener que empezar a actuar el Gobierno nacional a través del Ministerio de Agro Industria”, señaló Chemes, quien consideró la necesidad de generar una especie de “seguro” para los productores. “Debería existir porque las crisis climáticas cada vez son más y recurrentes y estamos viendo que estas pérdidas que se producen le generan también una conmoción a las arcas del Estado. Hay que pensar en seguros que se hagan cargo de los daños”, señaló.

La Pampa no húmeda. Desde la otra vereda, Héctor Rodríguez, titular de la Asociación de Productores del Sudeste Pampeano, culmina una conversación telefónica con Info Región pidiéndole a esta cronista que “rece porque llegue el agua”.

Allí el fuego se sofoca por las noches pero vuelve a encenderse cada mañana, devorando a su paso campos y ganadería. “La quemada ya pasó el millón de hectáreas de los dos lados, de Río negro y de La Pampa, pero no se puede saber con precisión porque hay mucho humo, así como tampoco se sabe la cantidad de hacienda muerta”, señala.

Ayer la situación parecía controlada, pero los fuertes vientos de hoy complicaron las cosas. “Hoy se desbocó el viento norte, con una velocidad que debe estar en los 20 o 25 nudos y otra vez se escapan los fuegos. A la noche se apagan, pero vuelven a encenderse a la mañana”, explica y señala que Hucal y La Adela son los departamentos más afectados.

Desde esta mañana se llevaba a cabo una nueva reunión de la mesa de emergencia, convocada por el gobierno provincial. En diálogo con Info Región, Ariel Toselli, productor de La Pampa y vicepresidente de la Federación Agraria Argentina, asistía al encuentro y confirmó que "aún hay 12 focos activos" en la provincia.

“Pedimos que se declare la emergencia agropecuaria por incendio porque ahora vencen algunos impuestos que se podrían frenar. Pero, hasta que no se apague el fuego, no se puede hacer ninguna evaluación. Los kilómetros de alambre que se pueden haber quemado tampoco los podemos tener en cuenta porque aún no lo permite el humo”, advierte Rodríguez.

Y lamenta: “Hay productores que prácticamente desaparecen como productores porque si se le quemaron los alambrados, los pastos y gran parte de la hacienda, esa persona no puede arrancar más”. “Pido que llueva, aunque no hay pronostico, pido que llueva para apagar esto.”

Cintia Vespasiani