Luna encabeza la lista de espera para un trasplante de corazón


Lorena sabe que los controles médicos a su pequeña Luna en el Juan P. Garrahan suelen extenderse. Cuando Info Región se comunicó a primera hora de la mañana, el sonido de los pasillos del Hospital de Pediatría era inconfundible. Las voces de los chiquitos, e inclusive la de Luna, del otro lado del teléfono anunciaban una espera pesada. Y así lo fue. Pasadas las 15, la novedad llegó casi al mismo tiempo que a oídos de Lorena: su hija es la primera en la lista de espera por un trasplante de corazón.

“La pediatra y la cardióloga me acaban de decir que quedó primera en la lista de espera, por eso le mandaron a hacer estudios de sangre y anticuerpos. Ella está con todas las pilas por suerte, pero su corazoncito está muy deteriorado”, señaló Lorena Carrera a Info Región.

Si bien el estado de la pequeña es estable y su ánimo es bueno, la familia de Temperley necesita con urgencia la aparición del órgano, que debe ser compatible con su grupo sanguíneo (A+), su edad y su peso. “Ahora aumentó un poco. Y por suerte está estable y no como otros chiquitos que están decaídos”, indicó.

Si bien cuenta que aparecen corazones compatibles, en muchos casos no pueden ser trasplantados por provenir de niños con antecedes de enfermedades o incluso por antropometría, es decir que no coinciden en tamaño.

Luna Milagros Torres nació el 24 de abril de 2013 con una cardiopatía congénita denominada atresia tricuspíde, una malformación por la cual carece de válvula tricuspíde, lo que impide el normal flujo de sangre de la aurícula al ventrículo derecho.

Producto de esa malformación, ya padeció dos intervenciones quirúrgicas. “La primera cirugía fue a los tres meses en la arteria pulmonar. Y al año y medio fue la segunda, la de Glenn, a corazón abierto. Ella ahora tiene un marcapaso”, había detallado Lorena.

Si bien aún le restaba la tercera operación, que era la de Fontán (procedimiento que establece una circulación en la cual la sangre fluye hacia los pulmones en forma pasiva sin pasar por el corazón), el año pasado su salud se deterioró.

“Esta operación que le falta se hace más de grandecita, a los 4 ó 6 años. Pero el 28 de agosto de 2015 a ella se le complicó el cuadro. Se levantó de dormir con la carita toda hinchada, morada, y de urgencia me la lleve al hospital El Cruce. Sucede que, al no oxigenar bien la sangre, la masa muscular no funciona bien y se agrandó su corazoncito”, detalla su mamá.

La nena recibió el alta recién el 20 de enero de 2016. “Si no tenía todos los aparatos en casa tampoco me la podía llevar”, sostiene Lorena. Logarlo no fue fácil, pese a que tramitó con anticipación los tubos de oxígeno ante el PROFE, la obra social de quienes cobran una pensión no contributiva o por discapacidad. Lo cierto es que todavía hoy “figura en trámite”, cuenta. “Los tengo gracias al municipio de Lomas y a un abogado”, señala.

Ese mismo enero los doctores de El Cruce, de Florencio Varela, y el Garrahan, donde ahora se realiza controles médicos continuos, decidieron que vaya a trasplante.. “Donar es dar vida. Si la gente entiende eso, tenemos esperanza”, sostiene Lorena.

Cintia Vespasiani