Hasta siempre Momo


Su origen fue muy humilde allá en su amada Necochea y luego de una extensa carrera sindical se hizo cargo del gremio de los trabajadores rurales a principios de la década de los ’90, para transformarlo en una organización sindical solidaria y al servicio de los trabajadores, con un objetivo claro: lograr que cada vez haya más peones rurales en blanco, en una actividad que siempre se caracterizó por la informalidad y la precarización laboral.

Nos tocó trabajar codo a codo en la comisión encargada de levantar el Mausoleo de Perón en el Museo Histórico Quinta 17 de Octubre de San Vicente y allí demostró no solo su capacidad, sino un tesón inquebrantable para lograr el retorno del General a tierras bonaerenses, como homenaje a quien fuera creador y líder del justicialismo y tres veces presidente constitucional de los argentinos.

El “Momo” era un hombre afable pero con el brazo firme para conducir una organización gremial de la magnitud de UATRE, amigo de sus amigos, y dispuesto a tender una mano allí donde alguien necesitase un gesto solidario. Para eso no hacía distingos de banderías políticas o sectoriales y a la hora que se lo llamara allí estaba. Sabía que primero estaba la gente.

En los últimos años tuvo sinsabores y fue injustamente perseguido por cuestiones políticas. Sufrió ataques de propios y extraños que pusieron en duda su tarea al frente del gremio, pero no lograron amedrentarlo.

Tengo el íntimo orgullo de haber presentado junto a Eduardo Duhalde el oficio judicial que permitió dejarlo en libertad en aquellos tristes días de febrero de 2011, en los que fue injustamente detenido.

Sin embargo, lejos de achicarlo, esos ataques hicieron que redoblara su trabajo, porque -como él solía decir- tenía el cuero duro para aguantar los lonjazos.

Gerónimo Venegas se fue físicamente pero queda su legado, su ejemplo y un camino trazado para quienes tomen su posta en el gremio. Se lo va a extrañar.