La tristeza que golpea a los padres de Cromañón: ya se fueron 43


Desde la noche del 30 de diciembre de 2004 nada volvió a ser igual para 194 padres y madres. Desde esa trágica madrugada que los marcó para siempre, algunos pudieron salir adelante por medio de una lucha resiliente que aún los obliga a no bajar los brazos. Pero otros tantos, no lo lograron. Al dolor de perder un hijo en manos de una muerte evitable y negligente, los golpeó aquello que siguió después: la pelea por un fallo justo para los responsables y, más tarde, el vacío y el estrés pos traumático, que caló hondo.

“Son 43 padres los que fallecieron. Cuando uno mira la cantidad y la compara con otras masacres, que no tienen tanta mortandad pos tragedia, advertís que tiene que ver con esta lucha despiadada que dimos, donde siempre nos golpearon y perdimos”, reflexiona Nilda Gómez, madre de Mariano Benítez y titular de la ONG “Familias por la Vida”.

Y sostiene: “Perdimos desde un primer momento en el que nos atraparon a nuestros hijos y los mataron, pero después perdimos siempre. Perdimos porque no pudimos llevar preso a (el entonces jefe de Gobierno porteño, Aníbal) Ibarra, porque no se pudo aplicar el dolo eventual y se aplicó una culpa, siempre perdimos. Y la tristeza tiene mucho efecto en los padres”.

El martes de la semana pasada se fue Osvaldo Zapata. Era de Lanús, pero colaboraba activamente con la ONG porteña. “Era una persona muy querida por todos. Venía siempre. Era el que hacía chistes, imprimía las tarjetas, los almanaques. Tenemos muchas fotos de los chicos porque él las hacía y las repartía”, lo recuerda Nilda.

La lucha de Osvaldo era por dos. A la muerte de su hijo “Valdi” -llevaba el mismo nombre que su padre y lo diferenciaban con el diminutivo- le siguió la de su esposa María Cristina, una de las primeras en irse y cuyo nombre figura en una de las placas del Santuario de Once.

“Además de lo terrible que nos pasó y de buscar una manera de darle sentido a lo sin sentido, porque la muerte de ellos fue absurda, temprana, y evitable, a eso le siguió una lucha muy grande contra todo y todos”, advierte Nilda.

Es que 43 padres en trece años es un número alto. “Es una consecuencia del abandono. Hay una oficina de atención a la víctima que deja bastante que desear en la Ciudad de Buenos Aires porque no están atendiendo las necesidades de la comunidad Cromañón”, denuncia.

Un fallo que reconoce la responsabilidad del Estado. El miércoles, la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal consideró que el Gobierno nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires tuvieron mayor responsabilidad que los organizadores y los músicos de Callejeros en la tragedia.

Es que la Sala Cuarta del tribunal determinó que Nación y Ciudad deben cargar cada una con el 35 por ciento de la indemnización para dos víctimas de aquella noche, en tanto que el resto de los condenados en la causa penal (empresarios y músicos) deben absorber el 30 por ciento restante.

Se trata de una demanda que presentaron los hermanos Marcelo Pablo y Darío Sebastián Fragapane, quienes reclamaron una indemnización por asistencia psicológica y daño moral.

“De alguna manera nos están dando la razón porque nosotros, los padres, siempre dijimos que el Gobierno nacional, a través de la Policía federal que era la coimera, fue el que permitió que entraran más chicos de los que realmente debían estar ahí”, señala Nilda y advierte que “el Estado es el responsable de la muerte de tantos chicos”. “Hasta el último día que un damnificado por Cromañón respire, el Estado tiene que estar porque fue uno de los causantes y este fallo lo estipula claramente y es importantísimo”, asegura.

Y anhela que el fallo siente precedente para que “a todos los que hicieron el juicio civil les paguen”. “Todos tendrían que haber estado en la cárcel y pagar las indemnizaciones como corresponde”, señala y, no obstante, resalta: “Es un fallo importante porque se reconoce las cosas como son. Acá hubo un triángulo de responsabilidades idénticas: Estado, empresarios y músicos”.

Cintia Vespasiani