Pasen y vean: el arte de llevar la alegría y el asombro para todos lados


El circo ha sido desde siempre sinónimo de entretenimiento. “Mientras exista un niño, el circo será eterno”, profesaba un Charles Chaplin en blanco y negro que tal vez ni se imaginaba que casi un siglo después este tipo de espectáculos seguiría atrayendo a grandes y pequeños por igual.

Mañana se celebra en el país el Día del Circo (ver El dato) y es por eso que Info Región le otorga un espacio al show que combina el espíritu refulgente de los artistas con la magia de la función por sí misma y el entusiasmo de los espectadores. Magos, payasos y acróbatas se unen para crear una atmósfera incomparable.



La oferta artística.

En la región funcionan grupos y compañías circenses que cuentan con su propio espacio o bien se presentan en diferentes lugares con un sólo propósito: entretener basándose en el absurdo, un humor sano e ingenuo que llena el alma de espíritus jóvenes y no tanto.

Uno de estos casos es el de la compañía “Por Aki Por Allá, que durante las vacaciones de invierno entretuvo a chicos y grandes en sus diferentes presentaciones, tanto en la municipalidad de Lanús como en el Teatro de las Memorias de Lomas y el Espacio Disparate de Lanús Este.

“Somos cuatro clowns que hacemos un espectáculo de circo, con sus virtudes y defectos, y de eso salen situaciones cotidianas entre los personajes”, explica a Info Región Paula Mattina, integrante del grupo.

Según ella, los personajes “no están destinados sólo a niños”. “Trabajamos la técnica del payaso, es como un personaje bastante inocente que rescata al niño interior de cada uno”, detalla y comenta que “cada payaso tiene un mundo de mucho juego”. “Creemos que es para todo público”, advierte sobre la puesta en escena que realizan y que también cuenta con malabares, acrobacias y música en vivo. “Creemos que todos tenemos un niño en el corazón”, expresa.

El proyecto que ahora está gestando el grupo es “Lados B”, que son números de circo que se suceden como una varieté. Además, Lucía Viera, que también forma parte del grupo, agrega que “también interviene el mimo y hay títeres”.

“Lo que hacemos es montar un espectáculo circense, que se puede desarrollar en cualquier lugar. Ya sea en una carpa de circo, en la calle, en la escuela, en un teatro, de alguna manera es un espectáculo que se adapta al lugar donde se encuentra”, describe.

La “Familia Musyrka” está integrada, entre otros, por Matías Suárez y Patricio Gallardo. Según mencionan, su espectáculo está basado en el circo, en el teatro y en la música. “Hay monociclos, malabares y percusión en vivo que hace participar al público, a chicos y grandes”, advierte Gallardo.

“Tratamos de dejar un mensaje, que es muy importante para nosotros, de unidad y de compartir en familia. Esos son los valores que nosotros tratamos de expresar de la mano de la Familia Musyrka, siempre con la risa, los juegos y el humor”, resalta.

Suárez, por su parte, remarca que “es una combinación, porque hay música, malabares y humor, es una síntesis”. Su circo es callejero y eso hace que sea adaptable a cualquier espacio, ya sea a la calle o hasta en un teatro.

Gallardo también participa de “Sonatina de payasos”, un espectáculo a dúo con Leila Kancepolsky. “Se trata de la historia de dos payasos a los que les van pasando cosas, con encuentros y desencuentros. Es para toda la familia, vale la pena ir a verla para sonreír un poco. Somos dos payasos en escena que son primos y también tiene música en vivo”, indica el artista.

Lo que ofrecen el mago LeBart y su “Circo Knibal” son variedades escénicas en general. “En el formato de Varieté de nuestro espectáculo hay cuatro artistas fijos y cuatro artistas invitados, que varían en todas las funciones. Entre los fijos hay un músico; un presentador excéntrico, anticuado y con poca memoria; y dos magos: uno soy yo y otro se especializa en magia cómica y mentalismo”, comenta Lebart.

La oferta cirquera es amplia en la región y cada vez tiene más lugar en el plano cultural de la zona sur.



Movida en la región.

Desde todos los grupos y compañías coinciden en que en el último tiempo existe “un gran empuje” a la actividad circense. “Se empezaron a abrir muchas escuelas de circo, de teatro y se está tomando un poco más en serio”, asegura Gallardo.

“Anteriormente ni siquiera se podía actuar en plazas y hoy eso cambió. Además de actuar en circos también nos presentamos en espacios abiertos y teatros”, apunta, mientras Suárez remarca que en el under “hace un montón que se hacen encuentros en Monte Grande”. “El circo ahí va apareciendo y creciendo”, destaca.

LeBart sostiene que “la movida circense está creciendo un montón”. “Se nota que se está hablando un poco más, que se está haciendo un poco más de ruido con lo que sería la mezcla del circo clásico y el circo moderno, sumado al ingenio de los argentinos, y está surgiendo algo copado. Está resurgiendo el circo con su movida, que es buenísima”, reflexiona.



Iniciativa cirquera.

Viajes, sueños en común y muchas ganas de expandir la artística del circo son cuestiones que se repiten en el origen de cada uno de los grupos y compañías.

“Por Aki Por Allá” nació tras la idea del grupo de hacer un viaje por Latinoamérica, en 2008. “Nos juntamos a ensayar y a hacer la obra con la que salimos a viajar”, cuenta Mattina.

Cada integrante proviene de una rama artística diferente, ya sea música, danza, malabares o clown. “Cada uno aportó lo que sabía de antemano”, destaca.

La idea del grupo, según comenta Viera, era “democratizar el arte, ya que en Buenos Aires pasan muchas cosas y esto fue salir un poco del conglomerado del arte y llevarlo por otros lados”.

La “Familia Musyrka” también tuvo sus inicios en un viaje. Sus integrantes se propusieron ir al norte argentino con un espectáculo y, pensando en esta gira, estuvieron un año ensayando. “Todos tenían sus cosas trabajadas previamente, lo único que hicimos es juntarnos y empezar a elaborar algo”, comenta Gallardo.

“Nos enriqueció en muchísimos factores porque, como nosotros trabajamos a la gorra, nos dejaban un peso, empanadas, un abrazo o hasta unas palabras de fuerza y aliento, y creo que lo que fuimos a buscar eran todas esas cosas. Es decir, que nos alimenten más que nada como personas”, afirma.

El mago LeBart cuenta que la idea de “Circo Knibal” también surgió en un periplo. Mientras acumulaban kilometraje se les ocurrió crear un espacio donde se pueda mostrar lo que sabían hacer. “Un espacio distendido entre amigos. Un lindo ambiente en el espectáculo para llevar a artistas de primer nivel en cada función”, define LeBart, que hace tres años es parte de este proyecto.



De gira.

Al ser la carretera el espacio propicio para despertar las ganas de estos grupos, las giras se vuelven parte principal del trabajo de estos artistas, además de ser la base del alma ambulante del circo.

”La experiencia de viajar fue encontrar un lenguaje ‘latinoamericano’, porque salimos muy argentinizados y pasando las fronteras de Bolivia, la gente no se ríe de las mismas cosas, lo mismo pasa en Perú, en Ecuador y fue una búsqueda para encontrar un lenguaje que creemos que existe y que nos identifica como latinoamericanos”, apunta Viera y advierte que “fue una experiencia muy enriquecedora como artistas y como personas”.

Suárez no se olvida de la región y menciona que hace poco estuvieron en la escuela Nº 10 de Banfield. “Los directivos y la gente de la cooperadora nos trataron bien y fue lindo haber ido. Es lo que nos gusta hacer, ir a espacios donde por ahí no significa mucho económicamente, pero podemos compartir con los demás. A nosotros lo que nos gusta, y lo que nos une en el circo nuestro es la familia, la unidad”, describe.



La persona detrás del maquillaje.

Antes de Por Aki Por Allá, Mattina estudiaba cine e hizo un documental de artistas callejeros. “Ahí conocí el mundillo del circo y empecé a practicar”, recuerda.

“Había mucho intercambio, lo cual es muy divertido, entonces empecé a aprender y después dejé cine para dedicarme enteramente al arte del payaso”, relata.

De sus 30 años, Gallardo lleva 15 metidos de lleno en el circo y el teatro. “Anteriormente no podía vivir de esto, pero siempre tuve el apoyo de mis padres y fue una bendición que ellos apostaran a este sueño”, señala.

“No es un trabajo, yo creo que es un estilo de vida ser cirquero porque hay que hacer muchos esfuerzos, hay que remarla mucho”, asevera. Él empezó haciendo malabares a los 13 años como un juego, hasta que el mismo se fue profesionalizando y ahora puede asegurar: “Mi vida gira en torno a todo esto”.