Casa MANU: un ejemplo de 12 años de lucha contra el SIDA


Convertir la pérdida personal en una ganancia para muchos. Esa es la historia de Silvia Casas, la fundadora y directora de Casa MANU (Mucho Amor Nos Une). Silvia fue la primera mujer en adoptar a un nene con VIH, Emmanuel, quien murió a sus 8 años. Ella convirtió ese dolor en esperanza y desde hace 12 años trabaja por los chicos con VIH/Sida.

En su edificio ubicado en Weiman 662, Monte Grande, alberga a 18 chicos de entre un mes y 17 años. Pero el hogar no tiene “una tarea de asistencialismo”, sino que va más allá: busca la concientización de la sociedad sobre esta enfermedad para terminar con la discriminación hacia las personas que lo padecen. Y sobre todo con los chicos que “sienten más el rechazo”.

En este sentido, Silvia insiste en que “la gran deuda son los niños y falta definir una conducta hacia la niñez y cómo tratar con niños con Sida”. “Un chico con SIDA es igual a cualquier otro y tiene que tener amigos, realizar prácticas deportivas, tiene que salir a bailar, ponerse de novio. Sólo que tiene una enfermedad, que la gente debe comprender y así, dejar a un lado las diferencias”, reclamó Silvia en diálogo con Info Región.

Si bien Silvia considera que durante estos 12 años, la sociedad fue adquiriendo mayor conocimiento y se ven cambios en la mentalidad de la gente sobre el SIDA, “aún falta mucho por hacer”.

De esta manera, Casa MANU impulsa actividades fuera del hogar como la capacitación de jóvenes en salud sexual y reproductiva en escuelas de la zona o el proyecto “Crear Cultura”, en la que una comunidad vulnerable participa de talleres inclusivos de magia. “Llevamos al afuera lo que hacemos adentro”, sintetizó Silvia.

El hogar se mantiene gracias a “la ayuda de la gente, las donaciones de algunas empresas y las múltiples actividades” que se realizan para juntar fondos. Feria americana, una calesita y la Correcaminata son algunas de las actividades que realizan para sobrevivir, debido al atraso de pago de subsidios por parte del gobierno bonaerense.

“El balance de estos 12 años es más que positivo. Es un aprendizaje y crecimiento constante”, aseguró Silvia, un ejemplo de mujer, de mamá y de ciudadana.