El Gasolero y el Milrayitas en un cambio de timón a poco de zarpar


La vorágine del fútbol argentino, la histeria y la urgencia por conseguir resultados positivos llevan a que no sea una novedad que directores técnicos dejen sus cargos de manera prematura.

Aníbal Biggeri y Felipe De La Riva, exentrenadores de Temperley y Los Andes respectivamente, no obtuvieron los resultados deseados en las primeras fechas del año (además de tener ciertas diferencias con algunos dirigentes) y ambos dieron un paso al costado rápidamente.

Ricardo Rezza, en consecuencia, asumió como técnico del Celeste. Con Biggeri, el equipo había quedado eliminado de la Copa Argentina, empatado con Deportivo Merlo y perdido con Fénix.

En tanto, fue Fabián Nardozza quien se calzó el buzo de entrenador Milrayitas. Las caídas ante Defensores de Belgrano y Flandria después de la victoria frente a Morón fueron las que precipitaron la salida de De La Riva.

En la nueva etapa de Temperley, Rezza tendrá su presentación oficial al mando del equipo el martes frente a Tristán Suárez. El entrenador comentó sus sensaciones de regresar al Gasolero, después de haber sido mánager en 2011: “Estoy interiorizándome con muchas cosas del club, pero sé que se mejoraron las instalaciones. Es fundamental la unión existente. En todos los clubes que se quiere conseguir algo importante, la relación entre jugadores, técnicos, y simpatizantes es clave que sea buena para salir adelante, sino es muy difícil”.

“En esta categoría, hay entre ocho y diez equipos que buscan el ascenso, es lo que todos queremos. Por eso, todos los detalles que hacen a la organización y el orden, indudablemente ayudan al equipo”, agregó.

A falta de tres meses para que finalice el campeonato, con Temperley en la séptima posición, el entrenador confía en que “trabajando día a día” tendrán chances de pelear hasta el final. “Hay que mejorar el equipo a cada semana para lograr metas importantes. Eso se hace en base al entrenamiento y una actitud permanente. No hay mucho misterio en ese sentido. Luego, siempre hay que tener un poquito de suerte, pero nada es tan fundamental como el laburo diario”, indicó.

Rezza fue el DT del último campeón de la Primera B Metropolitana, Villa San Carlos (también dirigió a Gimnasia y Esgrima La Plata, San Lorenzo, Belgrano, Argentinos Juniors, Banfield y Platense, entre otros) y ahora sueña con repetirlo el logro con el Celeste: “En los últimos tiempos, la categoría se ha emparejado aún más. Son muchos los que esperan tener la chance de jugar un Reducido y hacen méritos. Los últimos clubes que han ascendido siempre fueron peligrosos, porque mantuvieron sus planteles. Hoy, la diferencia es escasa. Lo principal es encontrar el equipo inmediatamente y también los resultados”.

Por su parte, Nardozza hizo su presentación en el banco de Los Andes el miércoles, y fue con un triunfo. Después de estar en ventaja, Los Andes derrotó 2-1 a Atlanta para avanzar en la Copa Argentina. Ahora, el entrenador tendrá tiempo para conocer mejor al plantel, ya que tiene fecha libre y recién volverá a jugar en el próximo fin de semana, cuando sea local de Acassuso.

“Estoy muy contento de estar acá. Hace más de seis años que dirijo en la B (condujo a Atlanta, Sarmiento, El Porvenir, Platense, Estudiantes de Buenos Aires y Acassuso), conozco la categoría, sé contra quiénes jugamos, pero hoy lo que más me importa es darle una entidad a este equipo. Voy a hacer lo imposible para que Los Andes no juegue más en la Primera B”, mencionó el flamante entrenador.

En Los Andes el clima no es el mejor. Más allá de lo que ocurrió en las presentaciones frente al Dragón y Flandria, las internas que existen en la barra brava generaron que desde la 16º fecha de este torneo, el equipo no haga de local en el Eduardo Gallardón, lo que desemboca en problemas económicos para el club y la desventaja de no jugar en casa.

Una de las principales motivaciones que tuvo Nardozza para aceptar el puesto es la jerarquía con la que cuenta el plantel del Milrayitas: “Todos sabemos que Los Andes debe pelear arriba y no me voy a sacar esa mochila. Sé muy bien al club que vine y que la gente va a querer que el equipo gane y lo haga con buen fútbol. Ojalá podamos cumplirlo”.

“No quiero quedar bien con nadie. No vengo a hacer amigos. Vengo a trabajar y a lograr cosas importantes con el club”, concluyó el técnico.

Por Santiago Coni