Según una testigo, el maquinista dijo que los frenos no funcionaban


El Tribunal Oral Federal 2 (TOF 2) comenzó a recibir ayer la declaración de testigos en el juicio por la tragedia ferroviaria de Once, ocurrida el 22 de febrero de 2012 y que provocó 51 muertos.

La primera en declarar en la sede judicial fue Natalia Meza, quien sufrió en el choque del tren chapa 16 fractura expuesta en una de sus piernas, y luego Norma Barrientos, cuya hija, Karina, fue una de las víctimas fatales.

"Los frenos no me responden", aseguró Barrientos que le escuchó decir a quien conducía la formación que esa mañana chocó contra el paragolpes del andén dos de la terminal ferroviaria.

"Estaba en el primer vagón no podíamos ni movernos porque íbamos muy apretados", agregó Barrientos, cuyo relato se entrecortó varias veces por el llanto, en los momentos en que recordaba las últimas vivencias con su hija, de 14 años.

"Vi que (la formación) no paraba la velocidad" cuando ingresó a la estación Once, relató Barrientos, quien utilizaba ese servicio desde hacía 12 años, para trasladarse desde la localidad bonaerense de Moreno a la ciudad de Buenos Aires, donde trabajaba como doméstica.

"Yo ya estaba acostumbrada al mal funcionamiento de los trenes" porque "siempre pasaba algo" y "el que viaja todos los días sabe. Parecemos ganado", señaló la testigo.

"Saco boleto porque es mi seguro y me gusta hacer las cosas bien", pero "no había control" y tampoco personal de seguridad en la línea que Barrientos utilizaba.

Al término de la declaración de Barrientos el defensor de Juan Pablo Schiavi, Jorge Sandro, pidió que la mujer sea careada con el procesado motorman Marcos Córdoba, porque a criterio del letrado, hubo discrepancias sobre dichos relacionados con el funcionamiento de los frenos del convoy, pero el TOF 2 rechazó el planteo.

En tanto, Meza, que sufrió una fractura expuesta en su pierna izquierda, contó que esa mañana el tren "entró rápido a la estación" y que tras el impacto quedó "aplastada" debajo de un hombre, que sintió dolor en las piernas y que, según afirmó, "no las podía mover".

Meza, que tomaba el tren en la estación de Merlo, expuso que ese día, a las 7.00, viajaba "muy apretada", porque el tren "estaba lleno" y, como consecuencia de las lesiones, estuvo internada durante cinco meses y "sigue la rehabilitación".

Meza, también ofrecida como testigo por la fiscalía y una de las querellas, comentó que en varias ocasiones los trenes "se pasaban de largo" en las estaciones y debían retroceder.

"Siempre llegaba tarde al trabajo y no me creían que era por el tren", señaló la mujer y agregó que en los últimos años previos al choque "todos los días pasaba algo".

Ventanillas sin vidrios, problemas en el funcionamiento de las puertas, asientos deteriorados o faltantes formaron parte de la descripción que hizo la testigo sobre el estado de los trenes de esa línea al momento y en los años previos al choque.

El TOF 2, presidido por Jorge Tassara e integrado por Rodrigo Giménez Uriburu y Jorge Gorini, comenzó a recibir los testimonios tras completar el lunes con las indagatorias a los procesados, entre quienes están también los ex secretarios de Transporte de la Nación Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi.