La respuesta de Alejandro Sabella continúa sin descifrarse


El director técnico Alejandro Sabella postergó para la próxima semana la reunión que iba a mantener ayer con Julio Grondona, presidente de la AFA, para definir su continuidad al frente del seleccionado argentino de fútbol.

Sabella, de 59 años, todavía no decidió si continuará o no, pese a tener el consenso de la dirigencia y los jugadores, tras casi cuatro de años de trabajo, que tuvo su pico con el subcampeonato en el Mundial Brasil 2014.

El ex entrenador de Estudiantes de La Plata debe definir si tiene fuerzas para tomarse revancha de la final perdida el 15 de julio frente a Alemania por 1-0, con un gol de Mario Götze, en el estadio Maracaná, de Río de Janeiro.

Incertidumbre sobre su continuidad

A principios de semana trascendió desde el entorno del técnico que Sabella tenía pensado seguir al frente del seleccionado, pero en las últimas horas circuló la versión de que habría cambiado de idea.

La postergación de la reunión suma una cuota más de incertidumbre en relación a su continuidad.

Argentina, bajo la conducción de Sabella, volvió a jugar una final de un Mundial después de 24 años. La anterior sucedió en Italia 1990, coincidentemente con el mismo rival y resultado: Alemania 1-0.

Sabella, tras la derrota, tenía decidido no seguir, pero el arribo con honores en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, la posterior recepción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el apoyo del pueblo y los jugadores argentinos, y el homenaje en el Congreso de la Nación, parecieron revertir esa determinación.

En su primera conferencia de prensa como técnico de Argentina, en agosto de 2011, el ex entrenador de Estudiantes de La Plata subrayó la necesidad de generar un "sentido de pertenencia" al seleccionado, que llegaba de un duro fracaso en la Copa América organizada en el país. Y lo consiguió, tras casi cuatro años de trabajo.

Puntos a favor de Sabella

Las principales virtudes del entrenador del equipo nacional fueron la cercanía, diálogo, honestidad, transparencia y trabajo. Con eso se ganó la confianza del grupo, que comenzó a consolidarse luego de la victoria de visitante frente a Colombia (2-1) en noviembre de 2011, por la cuarta fecha de las Eliminatorias Sudamericanas.

A esa altura, con pocos meses de gestión, el ciclo de Pachorra ya había sentido el primer y acaso único cimbronazo fuerte tras perder con Venezuela (0-1) por primera vez en la historia y empatar con Bolivia (1-1), en el estadio de River. Es que desde ese partido emblemático en Barranquilla, Argentina se fortaleció como "un grupo de amigos", en palabras muchas veces pronunciadas por los propios jugadores, y Lionel Messi se destapó definitivamente con la camiseta celeste y blanca.

Supo variar de sistemas, ya que pasó por el 4-4-2, 4-3-3 y 5-3-2 (o 3-5-2), según la circunstancia, el plantel a disposición y el rival de turno, y más allá del gusto de los hinchas.