Una noble actriz


Gabriela Pagés nació en Banfield, y tuvo una infancia típica de barrio, rodeada de tres hermanos mayores. La vocación por el arte le llegó desde muy pequeña. Si bien en los inicios se acercó plenamente a las artes plásticas, pronto encontró en los escenarios su proyecto a largo plazo.

La formación actoral comenzó con Marcelo Tizo. Luego, en el Teatro de las Nobles Bestias, en Temperley, con Claudia Eichenberg y más tarde hizo comicidad con Alfredo Badalamenti, director del espacio cultural, con quien sigue trabajando. En ese teatro, símbolo de la movida independiente en la zona sur, Gabriela hizo su primer monólogo: “La Manca”, con la dirección de Pablo Szaquiel. “Fue la primera vez que me paraba ante el público y fue verdaderamente maravilloso”, comenta la actriz.

Luego continuó actuando en diferentes obras, hasta que llegó a formar parte de “Satoch”, un ciclo de humor en el bar y centro cultural “Ludovico”, también en Temperley.

Junto a Mario Marino, un colega que define como “gran compañero”, integró “La Compasiva Teatro”, una compañía que creó, hace cuatro años, la obra “Pan de cada día”, pieza que ganó elogios en la región y en todo el país, vigente hasta hoy.

-¿Cuáles son los recuerdos más presentes de la infancia en la región?

-Mi infancia fue muy tranquila, hermosa. Tuve la suerte de poder jugar mucho. Soy la menor de tres hermanos, me llevan bastantes años y han sido una gran influencia, aprendí mucho de ellos. Me encantaba disfrazarme, inventar personajes, crear mundos imaginarios. Jugaba mucho sola. Era muy tímida y por eso le dijeron a mi mamá que me mande a teatro, todos se sorprendían cómo cambiaba cuando estaba en el escenario, me divertía mucho porque era un juego genial. Jugar a ser... Me gustaba mucho dibujar, hacer escultura, yo me sentía pintora, me enojaba mucho ¡que vean un dibujito donde yo veía un cuadro! Me tomaba muy en serio lo que hacía, creía absolutamente en lo que estaba jugando.

-¿Cómo nació tu vocación por la actuación?

-Estudié bellas artes, me dediqué a la pintura, a la escultura, hasta que comencé a sentir una necesidad muy fuerte de poner el cuerpo, de usar otra herramienta para transmitir, primero empecé un taller de canto porque no me animaba a hacer teatro, seguía siendo vergonzosa. En ese momento, año 2001, con un grupo de músicos, pintores y escritores, formamos un centro cultural en Temperley, al cual se acercó un profesor de teatro, Marcelo Tizo, quien se ofreció a darnos un taller al grupo. Fue hermoso, desde ese momento no dejé de hacer teatro nunca más.

-¿Y la formación profesional?

-Comenzó con Marcelo Tizo, luego en las Nobles Bestias con Claudia Eichenberg y un tiempo después comicidad con Alfredo Badalamenti, con quien sigo trabajando y de quien aún sigo aprendiendo. Pero “hacer“ fue mi mejor escuela. Cuando empecé me mandé a hacer un monólogo, “La Manca”. Ahí tuve la suerte de que Pablo Szaquiel se ofreciera a dirigirme, fue muy importante para mí porque era la gran prueba. La primera vez que me paraba ante el público y fue verdaderamente maravilloso. Años después formé parte de “Satoch” que fue un ciclo de humor en “Ludovico”, un espacio cultural de Temperley. Éramos ocho actores que trabajábamos creando números de humor y una canción semana a semana con una temática distinta cada vez, y lo mejor de esto es que no había un director, era realmente un trabajo grupal donde todos éramos creadores, actores y directores. Ese trabajo en equipo fue súper enriquecedor y muy divertido. Ahí encontré a mi gran compañero de trabajo Mario Marino con quien formamos “La Compasiva Teatro”.

-Sos directora, autora, actriz. ¿Cuál es el rol con el que te sentís más a gusto?

-El rol que más me llena es el de actor-creador. Disfruto mucho del proceso de creación con todos sus dolores y alegrías, con todas sus luces y sombras, con sus espejos y preguntas. Y una vez que el trabajo ya está creado late en cada función y cambia, se recrea y eso es lo vivo, el juego que más me gusta del teatro.

-¿Qué significa el Teatro de las Nobles Bestias para vos?

-Un lugar enorme, es casa, es la puerta abierta siempre.

-¿En qué obra estás trabajando ahora?

-Seguimos haciendo funciones de “Pan de cada día”. En junio estaremos nuevamente en nuestro teatro de siempre con “Hechos Desechos”, obra de teatro para toda la familia estrenada el año pasado que también estará en las Nobles Bestias en vacaciones de invierno. En los primeros pasos de la creación de un nuevo trabajo con todo lo que esto implica y creando unos personajes de humor que ya veré cuál será su destino, por ahora hacerlos en formato de varieté.

-¿Cuáles son los proyectos?

-Estrenar el nuevo trabajo para adultos, seguir girando con “Pan de cada día” por el país. Por otro lado, abrimos una pequeña sala de teatro en nuestra casa en Alejandro Korn, así que también tenemos puestas muchas expectativas en este proyecto. Y seguir creciendo como persona y como madre, ya que hace casi dos años que estoy abocada a la creación más importante de mi vida que es nuestra hija Amparo, que me enseña día a día.



Beto Solas