Haciendo pie en el mundo laboral


Micaela estaba nerviosa, sus piernas le temblaban mientras veía como uno a uno los chicos de la fila que estaban antes que ella eran recibidos para completar la primera etapa de la entrevista. Cuando fue su momento sentía que no se podía mantener en pie, era la primera vez en su vida que estaba frente a un empleador y los nervios y dudas afloraban.

“Tenía terror, sentía que estaba desarmada en cuanto a preparación, y no tenía la mínima esperanza de conseguir el puesto”, indica.

El relato de Micaela refleja lo que viven miles de jóvenes que tras salir de la secundaria intentan insertarse en un mercado laboral que pide juventud, pero también –y paradójicamente- experiencia, sumada a cualidades como “la proactividad, la actitud y el conocimiento”.

Según los profesionales consultados por Info Región, en este marco hay tres cuestiones que son clave para comprender ese temor que invade en el primer acercamiento al mundo del trabajo: la escuela, hoy, no prepara correctamente, el rol de la familia como institución de contención “se ha desdibujado” y los jóvenes muestran un desaliento, que parte del descreimiento.

“Dudan de que la educación superior pueda brindarle las herramientas necesarias para competir en un mercado laboral que cada vez es más reducido y exige mayores competencias”, señalan sociólogos y asistentes sociales abocados al tema.

Así, en un contexto en el que en primera instancia surgen más dudas que aciertos, millones de jóvenes se lanzan a la tarea de encontrar ese “trabajo ideal” que cumpla con sus propias expectativas y que lleve a la práctica lo aprendido en la escuela o la facultad, aunque no siempre es fácil.

“Realmente es muy difícil hoy insertarse en el mercado laboral; muchas veces uno tiene expectativas cuando encara una carrera y pasa, como en mi caso, que tiene que trabajar de otra cosa distinta a lo que se estudió, hasta que aparece una oportunidad. Hay mucha demanda laboral, contra una oferta que en la actualidad es muy acotada”, opina ante este medio Lucas Mundo (22), recibido en periodismo deportivo pero, empleado de una farmacia.



¿Sin red? Lucas estaba nervioso. Con un título de periodista deportivo bajo el brazo se lanzaba a la aventura. Sabía que no sería fácil conseguir trabajo en el ámbito de los medios que, según él, “es reducido”. Tras varios meses de probar, sin suerte, un amigo le comentó que existía un puesto vacante en la farmacia del barrio. Sin nada que perder se animó y fue a esa primera entrevista que daría inicio a su vida laboral.

“Un lunes lluvioso de septiembre tuve mi primera entrevista. Al principio la tensión corría por mi cuerpo, pero a medida que avanzábamos en la charla y quien sería mi jefe me iba explicando cuál iba a ser mi labor supe que tendría la oportunidad de aprender”, cuenta Lucas a Info Región.

A la hora de la contención tanto la familia como las instituciones educativas ocupan un rol central ya que son las encargadas de preparar a los jóvenes para el momento de la búsqueda del primer empleo, pero muchas veces esta situación no coincide con la realidad debido a que en los últimos años se da una tendencia en los jóvenes a pensar que estudiar una carrera terciaria y/ o universitaria “ya no sirve” y no asegura la obtención de ese “trabajo ideal”.

En diálogo con este medio, la asistente social Santa Brullo describe que “la función de la familia como la de la escuela deberían ser de mayor importancia” pero “hoy lamentablemente no es así”. “En general el rol de la familia, que debería ser de orientación y contención, en algunos estratos sociales, sobre todo en los más bajos, no se da. Quizás la causa fundamental sea la crisis socio-económica-cultural de los últimos años, ya que en muchos aspectos, tanto los roles familiares como los educativos, se han desdibujado mucho”, apunta y reflexiona: “Ambos, familia y escuela, deberían ser modelos a seguir, algo difícil de lograr actualmente”.

A su vez, la socióloga del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y docente de la Universidad de Buenos Aires Liliana Mayer acuerda con Brullo en este aspecto e infiere que sólo algunos chicos cuando terminan el colegio cuentan con las herramientas necesarias para incorporarse al mercado laboral.

“Muchas veces las escuelas, ya sean públicas o privadas, se vuelven lugares donde los chicos además de no aprender contenidos educativos tampoco se hacen de contenidos actitudinales, tan relevantes a la hora de conseguir empleo, como por ejemplo no mascar chicle durante una entrevista de trabajo o permanecer sentado en una silla”, narra.

“La familia y la escuela son dos anclajes importantes”, explica la investigadora del CONICET, al mismo tiempo que Brullo agrega que “la escuela no prepara actualmente a los jóvenes para una posterior salida laboral”.

Desde el área de marketing de la agencia de búsqueda de empleo Manpower, de Monte Grande, en tanto, indicaron que “hoy los jóvenes que recién salen del colegio secundario se encuentran con dificultades para acceder a un trabajo de calidad debido a la gran brecha que existe entre la preparación con la que salen y las exigencias del mercado laboral”.



Entre las dudas y el miedo a fracasar. La psicóloga Beatriz Bermúdez, especialista en niños y adolescentes y directora de la entidad “Tu Vocación Primero” -que se dedica a brindar cursos y talleres de orientación vocacional-, reveló que cuando los jóvenes terminan la escuela secundaria se encuentran en “una situación de gran incertidumbre”.

“Entendemos que la escuela está atravesando un proceso de metamorfosis, en donde se ha empezado a filtrar el discurso del mercado opuesto a crear un proyecto de vida y pensar en el pasaje a la vida adulta, con el compromiso que implica llevarlo a cabo”, reflexiona.

Los jóvenes consultados aseguran que los conocimientos que obtuvieron durante su educación formal son importantes, pero no determinantes para negociar las condiciones de trabajo.

Leonela Mancuso (22) cuenta que su primer trabajo como vendedora de revistas por catálogo se terminó porque tuvo que cubrir un pedido con su dinero porque un grupo de personas no le pagaron, hecho que desalentó su entusiasmo inicial. La historia de Andrea Benitez (23) es similar, ella también había completado el secundario al momento de comenzar a trabajar, pero luego de hacerlo por más de un año y medio, como la experiencia “no fue buena” decidió abandonar el call center.

“Pienso que una persona joven tiene mayores posibilidades para conseguir trabajo que una persona mayor. Sin embargo, las condiciones pueden llegar a ser complicadas. Por ejemplo, tengo amigos que trabajaron en call centers y tuvieron muchísimos problemas, no por ineficiencia ni irresponsabilidad propia sino porque las empresas no generaban buenas condiciones de trabajo”, considera Rocío, que está por incursionar en el ámbito laboral.

La directora de “Tu vocación primero” describió que hasta fines de la década del ‘80 las carreras proporcionaban una posibilidad de ascenso y estabilidad social. “Con el deterioro de la carrera profesional como institución debido a la globalización, el consecuente debilitamiento del rol del Estado y las leyes de flexibilización laboral, las expectativas de los jóvenes se ven vulneradas y los jóvenes, por lo tanto, piensan que hacer carrera ya no sirve, con lo cual tienen una visión desmoralizante y sus expectativas son de corto plazo”, apunta.

Con respecto a la actitud de los jóvenes hacia el trabajo, Mayer indica que “los jóvenes son trabajadores” aunque “es verdad que preferirían tener más tiempo libre” y que es fundamental que estén motivados hacía el empleo para que perduren en el mismo.

“Llegó la hora de la verdad y tengo que afrontarlo lo más preparada posible. La actitud es necesaria, pero no lo hace todo”, medita Rocío Lera, de 23 años, al tiempo que explica que a veces tiene una sensación de “incertidumbre” ahora que se recibió de maestra y debe comenzar a buscar su primer trabajo

Lucas, pese a que está conforme con su actual trabajo, interpreta que “es muy difícil hoy por hoy insertarse en el mercado laboral” debido a “la gran cantidad de demanda laboral contra una oferta que, en la actualidad, es muy acotada”.

“Lo más sano es pensar que haber estudiado lo que uno eligió es un lujo y si después podes sostenerte económicamente con eso, estás hecho”, agregó Rocío en el mismo sentido.

Desde Manpower aportan que “la mayoría de ellos se encuentran en una situación de desventaja, dado que no están preparados para enfrentarse a esa primera entrevista de trabajo y muchas veces no saben bien qué es lo que están buscando”. “Las empresas hoy demandan secundario completo, capacitaciones especificas y experiencia laboral, entonces genera en los jóvenes cierta incertidumbre y desmotivación”, agregan.





El largo camino hacia el trabajo “ideal”. Según los especialistas de Manpower, la nueva generación de jóvenes en busca de empleo “es mucho más demandante y exigente, quiere saber los porqué de todo y sentirse parte de, ver que pueden opinar y dar ideas”. “También hoy eligen quién los beneficie y les dé el equilibrio entre vida familiar y laboral”, resaltan.

Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, encontrar un trabajo que se adapte a las circunstancias personales, cumpla con las expectativas y con aquello para lo que cada uno se preparó, cuesta, y requiere probar muchas opciones antes de definirse realmente por un puesto de trabajo para hacer “carrera”.

También se dan casos en los cuales la experiencia del primer trabajo es “para el olvido”. Esto es lo que le ocurrió a Andrea Benitez, que cuando terminó el colegio decidió comenzar a estudiar Dirección de Cine y Televisión, pero una vez que concluyó su carrera y, tras varios meses de búsqueda, se dio cuenta que no era tan fácil encontrar un trabajo adecuado a sus estudios y decidió “probar suerte” en uno de los trabajos más populares de los últimos años, los llamados “call center”.

Andrea cuenta que tuvo una semana de capacitación que no fue la ideal. “En el primer día de trabajo me hicieron firmar un contrato con la ayuda de un empleado del área de Recursos Humanos que tenía muy poca paciencia y que si preguntabas algo te respondía de muy mala manera. Nos trataba como chicos tontos, eso fue pésimo”, describe

Es sabido que el mercado laboral es reacio a incorporar personal que no tenga experiencia laboral o no cuente con determinados conocimientos, pero aún así los jóvenes le hacen frente a esta situación y se lanzan a probar suerte, algunos con mejores resultados que otros.

Especialistas indicaron que la formación académica es fundamental para los jóvenes a la hora de negociar las condiciones de trabajo y la educación obtenida en el seno familiar es indispensable y hace a la diferencia.

Liliana Mayer describió que “hay una devaluación general de las credenciales educativas que hace que para todo tipo de trabajos, incluso para los menos calificados, los chicos necesiten contar con el secundario completo”.

“El capital educativo de la persona, el capital cultural y económico de su familia va a condicionar las expectativas laborales del joven y sus posibilidades porque, por ejemplo, se dan casos en los cuales los chicos pueden optar por terminar una carrera sin trabajar y entrar en el mercado laboral más tarde, esta opción no es posible cuando se baja en la escala social”, menciona Mayer.

“Cuando empecé a trabajar sentí muchos nervios porque sabía que me embarcaba en una tarea diferente a los conocimientos que había adquirido en mis estudios terciarios (periodismo deportivo). Sin embargo, al poco tiempo esas presiones y dudas se fueron a medida que iba aprendiendo a manejarme en mi nuevo trabajo y realmente hoy por hoy puedo afirmar que mi trabajo ha superado mis expectativas”, destacó Lucas que, pese a que reconoció que estaba muy preocupado y nervioso en la primera entrevista y en los primeros meses de trabajo porque debía comenzar a desempeñarse en el rubro farmacéutico teniendo una formación en el periodismo deportivo, asegura que ahora está muy conforme por todo lo aprendido y que no cree que sea imposible encontrar un empleo que otorgue estabilidad laboral.

La actitud de este y de tantos otros jóvenes es la que se debe multiplicar. Con ganas, metas claras, responsabilidad y voluntad ninguna entrevista ni primer trabajo es imposible de sortear.



Valeria Bálsamo