“Si me llaman de Temperley voy”


Aquella postal del 31 de julio de 1999 con vuelta olímpica incluida después de vencer en la final por un lugar en el Nacional B a Defensores de Belgrano (3-1 y 0-0) permanece inmóvil en la retina de todo hincha gasolero. Y entre los héroes de ese Temperley que consiguió el último ascenso para el club estaba un tal Daniel Bazán Vera, el de los 29 goles con la casaca celeste, el Terrible del área...

¿Y qué tiene que ver el Dani con el presente del Cele? Poco, pero en el futuro puede que mucho. Es que, después de un extenso período, el goleador rompió el silencio y aclaró viejas cuestiones que hoy lo perjudican ante el hincha, recordó viejas anécdotas del equipo que alcanzó la gloria y remarcó que Temperley es su “segunda casa”.

Luego de la entrevista radial que le concedió al programa El Gasolero (que se emite por Radio Ele) el Terrible charló a solas con Info Región y dejó bien claro que más allá de su buen presente en Almagro le gustaría retornar a tierras celestes en el corto plazo para “quemar los últimos cartuchos y recomponer la situación con la gente, que sólo se revierte con goles”.

- ¿Por qué crees que te insultan los hinchas del Cele?

- Todo comenzó una vez que me expulsaron, jugando en Temperley, contra Almirante. Algunos me dijeron irónicamente que lo había hecho a propósito. Y respondí con un gesto porque me cayó muy mal, ya que más allá de mis sentimientos siempre dejo todo por cualquier camiseta. Después le convertí jugando para Brown y festejé los goles porque soy hincha, pero por nada más. Y ahí la relación no se recompuso más, pero me duele porque le di mucho al club y siento esos colores de una manera especial ya que hay conseguí un ascenso, el único que tengo en mi carrera.

- ¿Qué recordás de aquél equipo de la temporada 1998/99?

- Era un grupo bárbaro porque había muchos problemas pero nos llevábamos muy bien. Héctor (Ostua, el DT) era un fenómeno, un tipo que constantemente nos levantaba el ánimo cuando estábamos mal porque no cobrábamos. (Cristian) Aldirico era el que gritaba, el que nos pedía que corramos en las prácticas porque nos decía que la única manera de crecer y de salir de la mala que vivía el club era ganando. Y después íbamos a entrenar con alegría, pasábamos por la sede a cobrar 30 pesos y nos íbamos contentos a casa porque las cosas estaban bien en lo futbolístico…

- ¿Y en lo económico?

- Uff, era todo un problema. Me acuerdo que saqué a pagar un Volkswagen Gol y lo devolví porque no llegaba con las cuotas. Nosotros sólo pensábamos en jugar y después en la semana nos la rebuscábamos como podíamos. El hambre de gloria de todos fue nuestro secreto.

- Pero más allá del ascenso, ¿por qué sentís a Temperley como tu segundo hogar?

- Es que ese año pasé cosas que nunca en mi vida he pasado. Fue el club donde despegué como futbolista. Me sentía feliz cada vez que un pibe me pedía que le firme la camiseta. ¡Hasta jugué con la rodilla rota! Y a mi hija le puse Celeste, porque nació en el medio de las dos finales con Defensores.



La confesión está hecha. Ahora, el Indio espera dar lo mejor de sí en Almagro hasta mediados de 2008, fecha en que termina la temporada del Nacional B, y se ilusiona con regresar después al Gasolero a saldar esa deuda que él siente que tiene pendiente.

“El mejor reconocimiento que puedo tener antes de retirarme es el de esa gente, el de esa hinchada tan importante como es la de Temperley. No me interesan las plaquetas ni los agasajos que puedan venir de parte de los dirigentes porque lo único que te llevás cuando te retirás es el amor puro del hincha. Y creo que, con goles, puedo volver a tener un romance con la gente del celeste”, sostuvo.

Hace poco, jugando su último partido para Tristán Suárez, le convirtió dos goles a Temperley y los festejó. “Fue por la bronca que me producen los insultos, pero nada más”, tiró Daniel.



- ¿Qué recordás de tu reciente paso por Tristán Suárez?

- Muchas cosas lindas porque no siempre podés pelear un campeonato. Hice 37 goles, aunque después no alcanzó por las cosas que tiene el fútbol. Me trataron con afecto y defendí con mucho honor esa camiseta. Fue una lástima haber perdido en las semis del Reducido ante All Boys.

- ¿Por qué decidiste irte a Almagro?

- Este año armaron un equipo de transición, no era lo mismo que en la temporada pasada. Yo siempre aspiro a algo más y se dio la posibilidad de volver al Nacional B, que no es poco para un jugador de mi edad. Además me llamó Roberto Trotta (el ex Vélez, actual DT) que es un amigo que tuve como compañero en Unión y no podía fallarle.

- Ahí te necesitan porque no están nada bien…

- Sí, lo se. Pero nunca me siento un salvador. A todos los clubes voy dispuesto a aportar mi sacrificio dentro del área para que al equipo le vaya bien. Después, si hago muchos goles o sólo algunos, depende también de mis compañeros.

- ¿Todavía soñás con llegar a Primera?

- Cada vez que me pongo los botines tengo ese sueño, después Dios dirá. El sueño está, porque es la ambición de todo jugador. Esperemos que se pueda dar, si no estaré tranquilo igual porque hice todo para hacer feliz a mi familia…

- ¿Y después? ¿Te queda mucho como futbolista o estás cerca del retiro?

- Esa es una decisión que se la dejo a mi hermano Oscar, el ve bien el fútbol y cuando no esté más para jugar será el primero en decírmelo. Yo me siento bien física y anímicamente pero cuando me cueste levantarme para ir a entrenar o concentrar diré hasta acá llegué. Pueden ser dos o tres años más, pero el tiempo dirá…

- ¿Seguís pensando que podés ser presidente de Almirante Brown?

- Sí, porque tengo capacidad. Igual es algo a futuro, hoy me siento más jugador que nunca y quiero seguir disfrutando de esto porque se que no me quedan muchos años. Almirante está bien, está haciendo una linda campaña. Ojalá que le vaya bien, pero mi etapa como jugador ahí está cerrada. Por eso digo que me gustaría quemar mis últimos cartuchos en Temperley, que es mi segunda casa…

- ¿Y qué esperas?

- Y… nunca más me llamaron. Si en algún momento me dan la posibilidad me encantaría y volvería a defender a muerte la camiseta como lo hice siempre, porque es un club al que quiero mucho. Lo de la gente se revierte sólo con goles. Para el hincha hoy sos Judas y mañana podés ser Dios, todo depende de las alegrías que le des.