Sin querer decir su edad y llamándose “un muchacho alocado”, Enrique Febbraro, el creador del DÃa del Amigo, habló con Inforegión y recordó momentos de su niñez en Lomas de Zamora que fundamentaron su iniciativa.
Acreedor de muchos tÃtulos y declaraciones de ciudadano ilustre, cuenta con sencillez que lo que más le agrada es ver cómo festejan los argentinos el dÃa que él mismo instauró.
“Para mà –dice Febbraro- el DÃa del Amigo es el fruto de la convicción moral que adquirà en mi infancia, en Lomas”.
Su padre, fiel amigo de Tito Lectoure y primer cronista de boxing del diario CrÃtica, le enseñó desde muy chico los valores de la amistad. “A mi casa iban de visita grandes figuras del periodismo, la literatura, el arte y el deporte, a tomar mate con mi papá”, señaló Febbraro, y aseguró que de esa forma comenzó a conocer “los placeres de las relaciones con los amigos”.
Paradójicamente recuerda: “Nunca fui amiguero con los pibes de la barra, pero sà buscaba tener amistades constructivas, querÃa hacer algo y no estar molestando en una esquina a los que pasaban”.
Por otra parte, dijo que no se puede decir que los padres o los hermanos son amigos de uno porque “la amistad es autónoma”, y agregó: “Mi amigo soy yo mismo con otro cuero, con otra ropa y otro nombre, la amistad es la necesidad de tener un igual en el que confÃo más que en mà mismo, los padres o los familiares no pueden ser amigos”. Y sentenció: “Mi viejo era un hombre de piñas, imaginate que un amigo no me va a dar una piña, ¿no?”.
En relación al momento en que se le ocurrió la idea, Febbraro contó que en la década del ´60 el gobierno habÃa impuesto un calendario en el que aparecÃan los dÃas de los santos y los militares, pero “no habÃa ningún dÃa dedicado ni al amor, ni al cariño ni a ninguna virtud”.
Fue asà como habló con personas con las que trabajaba en Radio Argentina, cuando sólo tenÃa 18 años, y les planteó que faltaba un dÃa para los amigos. “Y bueno, hágalo usted ahora mismo, me dijeron”, recuerda con simpatÃa.
Ahà comenzó su idea de darle un dÃa de ese calendario a la amistad, pero entendió que en ese momento de su vida no podÃa hacerlo y que lo dejarÃa para más adelante.
El 20 de julio de 1969, el dÃa en que el hombre llegó a la Luna, Febbraro envió cartas a más de 80 paÃses, desde Lomas de Zamora, donde vivÃa con su mujer y sus dos hijos, buscando que se interese por celebrar con él, “tan importante fecha”.
Haciendo referencia a los festejos de cada año, el creador de la celebración asegura que siempre "tengo la inmensa alegrÃa de ver cómo las cámaras me rodean, pero no para preguntarme si maté a alguien o si injurié a algún diputado, o si soy un estafador, sino para preguntarme qué pudo haberme inspirado en mà para realizar semejante movimiento”.
Antes de despedirse de Info región, no sin antes pronuciar el saludo que Febbraro sabe mejor que nadie que no puede faltar para la ocasión (Feliz DÃa), el célebre pionero de los encuentros concluyó: “Me provoca gratitud ver a la juventud festejando el DÃa del Amigo”.
Quienes sepamos esta historia y esta noche levantemos la copa para celebrar con los nuestros, sin duda, no escatimaremos agradecimiento para este viejo lomense.
Jimena Marrapodi