La brujita Raspachunda va en busca de su escoba


La simpática brujita Raspachunda, un personaje literario creado por la psicóloga y escritora María de la Fe Álvarez, aún no encontró su escoba voladora, y el próximo sábado 6 llegará a la Biblioteca Mentruyt para ver si consigue una allí.

Álvarez presentará nuevamente su obra infantil “Raspachunda necesita una escoba” en la tradicional institución lomense. Esta será la segunda presentación del libro con ilustraciones de alumnos de la EGB Nº 59, que el año pasado se realizó en Escalada.

El libro traslada a los pequeños lectores hasta Simpliplúm, un país como pocos, donde la magia, los hechizos, los duendes y las brujas dan origen a divertidas aventuras.

La protagonista, Raspachunda, una bruja a la que le cuesta adaptarse a los avances tecnológicos, lucha por mantener un estilo de vida más "tradicional", se presenta como un personaje entrañable y divertido. Sus compañeros de aventura, el Duende Trinquilín, Gallo Tuerto y Michia Flopa, se ponen a la altura de las circunstancias y aportan el complemento para que esta aventura gane en humor y ternura.

Recomendado para chicos de hasta 10 años, “Raspachunda...” es la segunda parte de la saga de la brujita. En la primera edición, el personaje se prepara para la boda Aglaura.

Sin embargo, María de la Fe no siempre escribió para chicos. Si bien participó de varias antologías de cuentos infantiles, se inició en el arte de las letras escribiendo poesía.

En charla con Info Región, la autora contó cómo se volcó al público infantil. “Soy psicóloga y trabajo con chicos, y siempre me gustó escribir. La poesía está muy relacionada con todo lo que tenga que ver con lo existencial de la persona, entonces seguramente por eso habrá sido el acercamiento a los chicos”, explicó.

Por otra parte, Álvarez encontró el modo de unir la literatura con la psicología, las dos actividades que lleva a cabo.

“Acabo de hacer un seminario de cuento terapéutico, que muestra la ventaja del cuento en los adultos. De pronto para que la persona se pueda expresar sin llegar a la terapia, buscar en lo que uno escribe una salida a ese momento traumático”, especificó.

A la hora de decidir si prefiere escribir para chicos o para adultos, Álvarez demostró que no importa para quién lo haga, simplemente necesita expresarse.

“Me quedo con los dos. Una vez que uno más o menos tiene el papel cubierto y deja el blanco que asusta tanto, es cuando los duendes revolotean y te llevan a escribir algo que no era la intención, pero siempre hay que dejar que surja la parte inconsciente”, concluyó.