Los Stones se despiden con todo


Tras la primera presentación del martes, los Rolling Stones sacudirán esta noche a Argentina por tercera vez en la historia. En este segundo y último show en el país, el cual será televisado, la banda más importante del rock viva volverá a repasar clásicos de todas las épocas y las mejores canciones del recomendadísimo ultimo álbum "A Bigger Bang".

En una "República Stone" como Argentina, la banda británica hizo valer el martes su localía -construida a pura locura, lealtad y amor- con un concierto en el que sacó a relucir su rótulo de la banda de rock más importante de la historia, pero además demostró su vigencia.

Entre el público podían verse miles de remeras con la famosa lengua -símbolo de la banda- pero se destacaron en especial aquellas lenguas con flores, con lentejuelas, doradas o plateadas que lucieron las mujeres que llenaron el estadio. A las 21.50 -20 minutos después de lo previsto, aunque esta tardanza se debió a una decisión para permitir el ingreso de todos los asistentes al estadio Monumental- el barrio de Núñez estalló con los acordes del inoxidable clásico "Jumpin Jack Flash" (Saltarín Jack Flash).

Vestido con un saco y pantalón negro, y remera roja, Mick Jagger, hizo gala de su excelente estado físico corriendo los 60 metros de ancho que tenía el escenario, mientras la gente gritaba extasiada.

La banda sonó impactante, no sólo por los 100 mil watts de potencia de los equipos, sino porque la dupla Keith Richards-Ron Wood está en uno de sus mejores momentos, y el tándem Charlie Watts-Darryl Jones constituye una de las mejores bases del rock actual.

Y si unos pocos vecinos del barrio River se quejaron del volumen, seguramente habrán tenido razón, por que la banda entregó una performance poderosa y atronadora, pero se trata de arte y no de ruidos molestos. Allá ellos (léase vecinos molestos).

Jagger, Wood y Richards se repartieron el escenario, mientras la primera guitarra realizaba sus tradicionales aperturas de piernas para tocar la guitarra casi a la altura de las rodillas, - un gesto copiado por millones de instrumentistas- , Wood se golpeaba el pecho saludando a la gente. Y lo de Jagger es impresionante, ya que pocos cantantes tienen su escena, creada en base a un estilo único e incomparable.

La voz líder de la banda se convierte en un show implacable y seductor, ya que un movimiento de su afamada pelvis arranca el aullido de todas las mujeres. La segunda canción fue "It’s Only Rock And Roll" y seguramente a los Stones no les debe sorprender que el público argentino de todas las edades sepa sus temas desde la primera hasta la última línea.

Luego pasaron al rock furioso de Sheater, un clásico del albúm "Some Girls", coronado por un sólo de Wood de muy buena factura, apenas sonó el último acorde, Jagger saludó a la gente con la frase: "pasaron ocho años y los extrañamos mucho".

Tras una agitación de más de dos horas la gente inició una lenta retirada más que satisfecha, a la espera de la nueva presentación, prevista para esta noche, la de la despedida.