La Provincia negó la expropiación del Hospital Llavallol por falta de presupuesto


Los trabajadores del Hospital Vecinal de Llavallol emprendieron hace dos años una fuerte lucha para salvar la institución sanitaria luego de que ésta fuera abandonada por sus titulares. Los empleados estuvieron cerca de alcanzar la meta propuesta: conseguir la expropiación del hospital, pero el gobierno de la Provincia le bajó el pulgar a las esperanzas de los empleados del centro de salud.

El resultado positivo que el proyecto de expropiación había conseguido durante los últimos meses en Diputados y en el Senado de la provincia de Buenos Aires había alentado las esperanzas del grupo de trabajadores involucrados en la lucha, y también de los vecinos, que apoyaban la causa para que el establecimiento no cerrara sus puertas.

Finalmente, cuando estaban a un paso de lograr el objetivo, recuperar un centro de salud para la población, el Ejecutivo bonaerense argumentó no contar con el presupuesto necesario para afrontar la expropiación que la comunidad de Llavallol reclamaba.

“Nos prometieron que sólo quedaba un paso por dar, esperar a que el Ministerio de Salud enviara a realizar una supervisión por las instalaciones del hospital”, explicó la presidenta de la Cooperativa de Trabajo Hospital Llavallol, Cristina Miño, y agregó: “Nos aseguraron que si la revisión era positiva la expropiación sería un hecho”.

Si la Provincia hubiese accedido a la aprobación del proyecto, el Estado debería automáticamente asumir los compromisos económicos que hasta el momento el hospital mantenía con sus acreedores. En este contexto, y según informaron los empleados, se esgrimió el argumento de “falta de presupuesto”.

“Esto ha sido una sorpresa que no esperábamos porque todos los funcionarios que trataron nuestro tema nos apoyaron con sus votos y fueron siempre muy optimistas. Es increíble que no haya presupuesto para algo tan importante como un centro de salud”, afirmó Miño.

El Hospital que los empleados pretenden salvar cuenta con 36 camas para internación, otras 6 para terapia intensiva y 2 para intermedia. También posee una sala de partos; un sector de neonatología y otro para cirugía general. Trabajan cien empleados, entre enfermeros, médicos y personal administrativo, de los cuales 13 participan de la cooperativa.

“Estamos desganados. Después de dos años de desgaste físico y emocional esta determinación política nos saca las pocas fuerzas que nos quedaban. No sÉ si vamos a tener fuerzas para empezar todo de nuevo”, concluyó Miño.