Juicio a Etchecolatz: una testigo afirmó que fue sistemáticamente violada


Una ex detenida relató hoy ante un tribunal platense el secuestro y muerte de dos mujeres cuyos asesinatos durante la última dictadura militar se imputan al ex represor Miguel Etchecolatz, y aseguró que durante su cautiverio, al igual que otras mujeres, fue "sistemáticamente violada". Se trata de Teresa Calderoni, secuestrada el 22 de noviembre de 1977 junto a Elena Arce y Nora Formiga, cuyos cuerpos fueron enterrados como NN en el Cementerio de La Plata e identificados en 2002 por el Equipo Argentino de Antropólogos Forenses. La mujer declaró hoy ante el Tribunal Federal Oral 1 de La Plata, que desde el 20 de junio juzga a Etchecolatz, por seis crímenes, entre ellos el de Formiga y Arce y dos secuestros y torturas. Calderoni dijo que se encontraba en el departamento de Formiga, ubicado en las calles 21 entre 53 y 54 de La Plata, junto a Margarita Sanguinetti y una mujer embarazada cuya identidad desconoce, cuando irrumpió un grupo de tareas y las secuestró.

Esas personas también se llevaron a Elena Arce que llegó al lugar en el momento del operativo y se identificó como amiga de ellas. "Nos ataron las manos, nos colocaron capuchas y nos interrogaron si conocíamos a alguien, por qué estabamos allí y nos tiraron al piso", contó la mujer. Explicó que "buscaban a la señora embarazada, quien decía que su esposo estaba en el sur por trabajo pero que la vendría a buscar cuando diera a luz, pero ella no sabía que su marido estaba desaparecido", precisó. Contó que la embarazada, cuando estuvo detenida intentó suicidarse y "tomó cianuro pero le dieron lavandina para provocarle el vómito".

Sanguinetti fue liberada posteriormente, tras constatar los policías que había concurrido al departamento para comprarle a Formiga una máquina de coser, y fue quien avisó a la Cruz Roja, donde ellas estudiaban, que las mujeres habían sido secuestradas. Las mujeres fueron trasladadas al centro clandestino de detención conocido como La Cacha, donde Nora Formiga y Elena Arce fueron torturadas con picana, en tanto Calderoni fue maltratada, pateada y violada. "Estuve una semana vendada, en una celda a oscuras, sola, apartada del resto. De noche escuchaba los perros, pasaba con frecuencia un tren y se escuchaban fusilamientos y cómo torturaban gente, gente que gritaba mucho", detalló. La mujer explicó que "me hacían dar vueltas en una silla giratoria y me ponían reflectores en la cara, mientras me preguntaban qué hacía, si conocía a fulano, mengano, yo no sabía ninguna respuesta". "Me pusieron (los policías) el nombre de Tana y a veces me soltaban y me venían a buscar para barrer o acompañarlos a tomar mate", recordó. Tras esa semana de aislamiento e interrogatorio, pudo ver a Elena Arce y Nora Formiga, quienes le comentaron que "la chica embarazada había tenido familia, que no sabían qué había tenido pero que ya no estaba acá (por la Cacha)". "Ellas (Arce y Formiga) tenían la cara y el pecho irreconocibles producto de la picana. Se veían quemadas. A mi me pusieron electricidad en un brazo pero nada más. Me pateaban mucho, me pegaron, me violaron pero no tenía el cuerpo como tenían otras", sostuvo.

Calderoni explicó que un día la sacaron de su celda y le informaron que sería liberada, siendo trasladada en automóvil hasta la República de los Niños de La Plata, donde "me dieron dinero para que tomara un ómnibus y fui a mi casa, se pusieron muy felices al verme (sus familiares) pero yo les dije no puedo decir nada, porque me persiguen y me van a matar".

Tras ser liberada, continuó con sus estudios de enfermería en la Cruz Roja de La Plata y más tarde consiguió trabajo en el Hospital Naval de Ensenada, donde se encontró con un policía que la conocía del centro clandestino de La Cacha. "Me decía ¿hola cómo te va?, yo a vos te conozco’. Y yo en esa época no saludaba a nadie, no hablaba con nadie, no sé si por haber estado secuestrada, pero era muy asquerosa y le decía ’ Disculpe yo a usted no lo conozco’", relató.

Recordó que en varias oportunidades se encontró con ese hombre que se desempeñaba como suboficial en el hospital naval y en una oportunidad le dijo éste "Vos sos la tana", identificándola por el sobrenombre que sus captores le habían puesto durante su detención en La Cacha. "Cuando me dijo eso, yo casi me desmayo. Y después me dijo: qué suerte que tuviste. Yo te cuidaba mucho porque a vos te quería mucho. En cambio tus amigas están muertas, nosotros las matamos", recordó Calderoni. Tras este encuentro, ocurrido entre fines de 1979 y principios de 1980, la mujer, que desconocía el nombre de ese suboficial que se desempeñaba como planta permanente del hospital, renunció a su puesto.